Narendra Modi, Primer Ministro de India, asiduo practicante y difusor de nuestra disciplina, fue quien presentó el proyecto de resolución para crear el Día Internacional del Yoga en la 69 Asamblea General de la ONU, texto que recibiera el apoyo de 175 Estados Miembros. En su discurso expresó que “el Yoga es un don inestimable de nuestra tradición porque no se trata sólo de ejercicios, sino que representa la unidad de la mente y el cuerpo, como una manera de descubrir el sentido de identidad de uno mismo, el mundo y la naturaleza”. Todo esto motivó que la UNESCO, a su vez, proclamara nuestra práctica como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.La resolución de la ONU tuvo otras importantes consecuencias: por una parte impulsó a la Organización Mundial de la Salud a reconocer el Yoga “como método saludable por los beneficios que aporta al cuerpo y a la mente”. Al mismo tiempo, brindó el marco propicio para que en todo el mundo se promoviera una amplia difusión de esos beneficios que, según corroboran las investigaciones científicas, pueden ser tanto físicos como mentales, como puntualizamos a continuación:El Yoga favorece el control de la ira y la fatiga, ya que las posturas, la respiración pausada y la meditación brindan un estado de relajación y tranquilidad que propicia la paz interior, reduce el estrés y protege la salud mental, mejorando la calidad de vida al reducir efectos como insomnio, nerviosismo o sobrepeso. Asimismo, mientras sus posturas y movimientos estimulan determinadas áreas de nuestro cuerpo que activan el cerebro, también inducen la liberación de endorfinas, sustancias que producen sensación de bienestar y placer y que pueden aportar alivio a la depresión. Y por si esto fuera poco, mejora la concentración, la coordinación, la capacidad de memoria y el tiempo de reacción.Por otra parte, contribuye a mejorar la respiración, que en Yoga es fundamental, favoreciendo a todo el organismo. También se benefician tanto la fuerza como la flexibilidad porque, a pesar de ser una disciplina calma y tranquila, potencia el vigor y la tonicidad del cuerpo al hacer trabajar todos los músculos, al tiempo que sus posturas mejoran la flexibilidad muscular, de ligamentos y tendones, así como también fortalecen la densidad ósea, beneficiando el sistema locomotor, la coordinación y la postura. Además, puede reducir los síntomas de la artritis, aliviando el dolor y la posible discapacidad consecuente. También puede ayudar a disminuir el dolor lumbar crónico, siempre que la práctica sea regular y constante. Todo esto hace que nuestra disciplina sea recomendable para personas con enfermedades musculoesqueléticas y respiratorias.Por todo lo antedicho beneficia la salud cardiovascular, pues no sólo puede mejorar cualidades físicas y orgánicas como la respiración, la presión y circulación sanguínea y el ritmo del corazón, sino también reducir factores asociados a problemas cardíacos como el estrés y la ansiedad. Hasta puede prevenir y aliviar la aterosclerosis cuando la práctica se acompaña de un estilo de vida saludable.Y a pesar de lo que muchos creen, para practicar Yoga no es necesario ser súper flexible ni tener una condición física superlativa, porque nuestra disciplina puede adaptarse a las características de cada persona y contribuir a su salud y calidad de vida más de lo que imaginamos. Y eso es, precisamente, lo que experimentamos en la colchoneta, en la hora del ahora. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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