La Secretaría de Seguridad de la Municipalidad de Posadas apuesta a la educación, a la concientización y a rigurosos controles para lograr en los ciudadanos, a largo plazo, una conducta de Alcohol 0 al volante. Su titular, Víctor Rutschman, entiende que ni la ordenanza vigente ni los controles aislados serán la solución definitiva a este flagelo. “Acá hay que cambiar las pautas culturales de la conducta de la gente”, insistió en funcionario, al tiempo que admitió que “estamos dispuestos a perseverar en lo que venimos haciendo, a unirnos con todos aquellos que puedan sumar y a aportar para corregir, para cambiar modalidades, implementar nuevas temáticas, nuevas formas de trabajo, para que nuestra tarea sea cada vez efectiva”.Insistió que se trata de instalar en la población “la conciencia que si va a tomar, no debe conducir. Puede salir, divertirse, y tomar si así lo desea, pero no conducir. Hay que cambiar pautas culturales de la conducta de la gente, y no es una cuestión menor, pero que llevará un largo tiempo alcanzar”. Recordó que años atrás era usual que se apostara sobre la “resistencia” a la hora de consumir alcohol. “A mí una cerveza no me hace nada porque mi metabolismo está preparado, se escuchaba decir. Pero con esto (la normativa) no hay margen a nada: si va a conducir no se toma”, insistió. “Queremos que ese concepto se fije en la sociedad, educando, como lo venimos haciendo mediante las campañas educativas en los colegios y en los barrios, a través de la Escuela Vial”, dijo, y reiteró su apuesta a la educación y a la concientización mediante promotores de la Secretaría de Educación, inspectores de tránsito debidamente capacitados, instalación de cartelería móvil, entrega de folletos, haciendo saber a la gente que debe avenirse a cumplir con las normas viales en las principales avenidas, paseos, y espacios con hay mayor concentración de ciudadanos. También se marca presencia a la entrada y salida de los colegios. Se detiene a los vehículos a fin que los promotores puedan aconsejar que se lleve a los chicos en el asiento trasero, que se utilice el cinturón o no se estacione sobre la senda peatonal. Una “pata” fundamental“La idea es ir marcando la presencia del municipio, tratando que la gente se comprometa a cumplir con las normas vigentes, porque si todos comenzamos a respetarlas mínimamente, seguramente tendremos un tránsito más ordenado y más amigable para todos”, acotó Rutschman. Además de estos puntos, los controles son una pata fundamental. “Desde la aplicación de la ordenanza Alcohol Cero, los multiplicamos, tratamos de mantener la mayor cantidad de operativos en curso durante las 24 horas”. Los viernes, sábados y domingos el municipio tiene convenio con la Policía de Misiones para la aplicación de la normativa de tránsito, consensuando los puntos a intervenir de mutuo acuerdo. “Ellos vienen con sus prioridades, nosotros vamos con lo que creemos que son las urgencias. Los lugares que el municipio propone y se efectivizan los controles, surgen de una cuestión que sale de los pedidos de la gente de los Foros de Seguridad, de las comisiones vecinales, sobre problemáticas puntuales”, acotó Rutschman.Como para tratar de cubrir todos los flancos, “estamos trabajando con dueños de bares, restaurantes y boliches bailables, que son quienes aportan su sapiencia. También vamos a tener reuniones con taxistas y otras entidades que puedan sumar para tratar que esto cada día sea mejor y consigamos hacer efectivo el trabajo, que redunde en que tengamos menos accidentes, menos siniestralidad en el tránsito”.Conductores molestosSobre el comportamiento de los conductores, admitió que al momento de las intervenciones “se ve de todo. Hay algunos que se enojan, otros que protestan, pero más allá de eso empiezan a ser conscientes que los controles están. Significa que cuando salgan se van a encontrar con alguno. Van tomando recaudos: si va a salir a divertirse y va a beber, arbitre los mecanismos para poder regresar sin manejar. Esto hace que los padres se movilicen y que los locales bailables colaboren en la difusión de la campaña vial y la designación del conductor responsable. Hay jóvenes que cuando se organizan para ir al boliche designan quien los va a llevar o traer o quien va a conducir a la vuelta. Es el efecto que surte el hecho que es muy probable que en la salida se tope con algún control. Son pequeñas cosas que uno va palpando y que son motivo de conversación entre la gente”. El funcionario reiteró que “éste es un trabajo a largo plazo y que no será fácil cambiar pautas de conducta que están insertas en la sociedad. Pero nosotros estamos dispuestos a perseverar en lo que venimos haciendo”.Sobre los comerciantes opinó que “saben que deben apegarse a la normativa, y que tienen cierto grado de responsabilidad social. Pautamos algunos esquemas de trabajo que sean un poco menos agresivos hacia el sector. En ningún momento pidieron que no se controle, por el contrario, piden que sean mas amplios, que abarquen otros ámbitos”.Recordó que las multas por conducir ebrio arrancan a partir de los seis mil pesos, y se elevan de acuerdo a los agravantes, pero que también se contempla el trabajo comunitario que en muchos casos es una pena ejemplificadora. En ocasiones, el Tribunal de Faltas solicita al conductor que reitere el curso de manejo o que realice tareas comunitarias como una actividad extra que se cumple en la Escuela de Tránsito y Educación Vial. Las labores abarcan tareas como barrido, limpieza de desagües, acondicionamiento de la pista de manejo, pintura y otras cuestiones que ayudan al mantenimiento de la institución. “Es algo que a nadie le gusta. Muchos van de mala gana pero después empiezan a entender y terminan agradeciendo a los funcionarios que allí se desempeñan la paciencia que le tuvieron. En buena parte de los casos dan testimonio y se ofrecen para colaborar en las campañas que se realizan en las escuelas. Cuentan qué es lo que hacían, qué pensaban, qué es lo que les pasa, la experiencia del trabajo comunitario y las cosas que cambiaron a partir de ello. Es un tema que venimos trabajando y queremos ir profundizando”, comentó. Necesarios pero no imprescindiblesSon seis los alcoholímetros con los que trabaja la Secretaría de Seguridad a la hora de realizar los controles, aunque posee un séptimo que debe ser enviado para ser calibrado en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), con sede en Rosario, donde la demora administrativa alcanzan los 60 días.Según Rutschman, el alcoholímetro es un elemento difícil de conseguir, “no hay en el mercado en el volumen que uno quisiera para poder resolver las cuestiones particulares de cada área. Se debe a las restricciones a las importaciones que habían instaurado en su momento. Ahora comenzaron a entrar pero antes de salir al mercado pasan por el Inti para ser catalogados en cuanto a la calidad, y así comprobar cuáles son los susceptibles de ser, a posteriori, homologados para el uso en esta actividad”.Contó que cuando asumió sus fun
ciones, había cuatro, provistos por la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV). Uno caducó el tiempo de vida útil y funcionaban tres. A partir de la aplicación de la Ordenanza sobre Alcohol Cero la comuna posadeña adquirió cuatro nuevos. Aún así, Rutschman estimó que “el problema no es la cantidad. Con 20 alcoholímetros no se va a evitar que la gente deje de tomar. Lo que tenemos alcanzan para trabajar porque armamos el esquema de trabajo de manera que si hay algún control en el que no tengamos el alcoholímetro, se establezca la mecánica para que llegue de manera inmediata”. “Con una ordenanza no se va a resolver, con los controles tampoco”, aseveró.





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