La lucha, a veces solitaria, que plantean las reservas privadas de Misiones se complejiza. Acosados por la caza furtiva y el desmonte, los ambientalistas libran también una batalla contra la burocracia. Con este panorama, y ante la tardanza en los trámites de reconocimiento oficial más el retraso en el pago de los fondos de la Ley Nacional de Bosque Nativo (que antes salían de las retenciones a la soja, la minería y de otros sectores que ya no) los ambientalistas están en la incertidumbre, lo cual hace más difícil -de lo que ya es– el trabajo de protección y conservación.La semana que viene, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, algunos propietarios de reservas empezarían a movilizarse, por los canales naturales, para presentar un escrito y documentación al Ministerio de Ecología, más un petitorio firmado por miembros de la comunidad para fundamentar el reclamo que se quiere hacer público. La Red de Reservas Privadas del nodo NEA, en tanto, está planteando de su parte una agenda de trabajo, a corto plazo, con los organismos de competencia del Estado, para obtener la consideración particular hacia las reservas privadas con los planes de conservación de la ley de bosques, mayor control y vigilancia en esas áreas para que los guardaparques puedan incluirlas en sus recorridas, “principalmente para el control de la caza furtiva y la desburocratización para nombrar a las reservas privadas como tales, porque la gestión en la cual se consolidan demora bastante y por ende también demoran las respuestas”, sostuvo la integrante de la red, María Paula Bertolini de Osununú, predio situado en San Ignacio, e incluida dentro del grupo de reservas de la fundación Temaiken. “En Misiones hay un listado de 30 reservas privadas reconocidas oficialmente, pero muchas otras están a la espera y los trámites tardan, hasta dos o tres años”, explicó Bertolini en diálogo telefónico. “En cuanto a la Ley 26.331, los pagos no son emitidos de manera regular y equitativa. El monto asignado a Misiones ha sido un tema de reclamo permanente; recientemente (el presidente Mauricio) Macri ha anunciado la intención de aumentar ese porcentaje, pero desconozco cuánto, cuándo y si será posible”, detalló Bertolini.De acuerdo a sus palabras, la red de reservas esta trabajando para que se promuevan leyes nacionales que incorporen a las reservas particulares como categoría de manejo de la áreas protegidas.“Recientemente hubo una reunión con miembros de la red y Sergio Bergman, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. Se habló de la promoción de una ley que incluya a las reservas privadas como una categoría de conservación porque hasta el momento están sólo las áreas públicas”, describió la mujer. “En el nodo NEA se estuvo trabajando con el gobierno provincial, algunas cosas se mejoraron y en otras hay que seguir, además de que falta una consideración especial hacia los esfuerzos que realizan voluntariamente los privados en la tarea de conservar. Si bien la ley provincial contempla la reducción de impuestos inmobiliarios, el apoyo técnico, control y vigilancia, es burocrático, engorroso, se demora, no hay personal, entonces la frecuencia con la cual se dan es mínima”, consideró.“Buena parte del corredor verde está quedando arrasado”En sintonía con ella, el conservacionista Martín González, propietario de la reserva Yaguaroundi, situada en pleno corredor verde, denunció el acoso del furtivismo: “todos los fines de semana entran grupos de cazadores que acampan y hacen una masacre y no hay quien los frene; por ahí salen noticias de que algunos son apresados pero representan el 1% de los casos que en realidad existen. Misiones es una provincia en donde hay una fuerte cultura de la caza furtiva”, lamentó González. “Entre el desmonte, el furtivismo y las jaurías de perros sueltos en el monte están acabando con la fauna y ya no se puede hablar de que hay dos o tres especies en peligro de extinción, son todas y asimismo el mediombiente está siendo devastado terriblemente. El trabajo para la conservación del monte, y la vida que contiene, es hoy más difícil que nunca”, denunció. “En 2014 nos llegó una partida del fondo de la ley de bosques, también con dos años de demora. ¿Qué quiere decir esto?: que cuando llegan los fondos ya no alcanzan para lo que fue planificado. Casi diariamente se ven pasar camiones cargados con madera de lugares lindantes a la reserva porque se está autorizando desmonte del corredor verde. Le dicen extracción sustentable, que de sustentable no tiene nada- y esto hace crecer el fenómeno de insularización, es decir que las reservas privadas quedamos como en una isla. En los alrededores quedan palitos del monte arrasado y caminos muy anchos por donde pasan los camiones. Es lastimoso”, relató a este Diario apenado.Osvaldo Vázquez, dueño de la reserva de La coral, exclusiva para conservación, como otras lindantes del corredor verde, forma parte del proyecto “Juntos por Misiones”, y contó las dificultades y la tardanza en los trámites para obtener el reconocimiento oficial.“Lo bueno de estar reconocidas es que si ingresa un cazador a la propiedad es lo mismo que si lo hiciera a un parque nacional, hay una cierta protección. En nuestro caso, el problema más grande es la caza. Ojalá salgan pronto los reconocimientos”, deseó. <p style="margin-bottom: 0cm">Martín González, propietario de la reserva Yaguaroundi </p>u000Au000AMaría Paula Bertolini, integrante de la Red de Reservas Privadas del Nodo Nea u000Au000Au000AOsvaldo Vazquez, propietario de La Coral e impulsor del proyecto conservacionista “Juntos por Misiones”u000Au000A




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