Cuando comenzó la primera guerra mundial reinaba la idea de que los problemas se resolvían únicamente usando la fuerza, los habitantes se sentían orgullosos si su país declaraba la guerra. Salían a matar en busca de la paz, contando con la aprobación popular.Es innegable que hacia fines de siglo, este paradigma evolucionó comenzando diversos grupos a movilizarse en pos de otras formas de lograr la paz, transitando hacia una perspectiva que en lugar de ver enemigos permitía ver vecinos.A medida que evolucionamos estamos mejor, hoy les propongo dejar de pensar en lo que está mal y preocuparnos por lo que podemos mejorar, ya sea en el seno familiar, una reunión de amigos, nuestro trabajo, nuestros vecinos, en el entorno que nos toque.Si bien las noticias destacan guerras, asesinatos y crisis, cada vez que me siento en la mesa de mediación y las partes me permiten acompañarlas en este proceso de transformar el miedo a lo diverso para dar lugar a los significados del otro, compruebo la fuerza que todos tenemos para el bien. Cuando las partes, a través de la escucha y comprensión, aceptan esta propuesta colaborativa para trabajar su conflicto y se permiten bucear en búsqueda de soluciones inclusivas, caen en la cuenta que, así como ambos contribuyeron a crear el conflicto, también ambos tienen el poder de resolverlo.A medida que van logrando la satisfacción de sus intereses prioritarios, van dando cabida a los intereses prioritarios del otro, entendiendo que todos podemos ganar. Este proceso reflexivo nos permite hilar pensamientos, acciones y reacciones, descubriendo y reconociendo otros modos y formas de realizar las cosas tan legítimos como aquellos con los que llegaron a la mesa de mediación.En esta danza que enlaza a las partes en este mutuo reconocimiento subyace un paradigma colaborativo que nos permite una perspectiva optimista del futuro, lo que los acerca cada vez más al acuerdo, creando solidas bases para su cumplimiento posterior. En ese instante mágico veo en acción las palabras del Dalai Lama: "cada uno de nosotros puede ser una fuerza para el bien".No existe una respuesta mágica a todas las preguntas sino una infinidad de pequeñas y grandes maneras de lograr que las cosas mejoren.El problema entonces no es el conflicto sino la respuesta que damos y la forma en que tratamos a ese "otro". Construyamos nuestra convivencia viviendo la otredad desde la comprensión.Colabora: Valeria [email protected]




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