Gladys Ortellado, de 43 años, llego a la Escuela 660 del barrio Yerbal de esta localidad lista para preparar el desayuno para los chicos de la institución. Lo hace desde que la escuela pasó a ser de jornada extendida en 2012 pero todavía no está contemplada en la planta de personal de la institución. Es más, el sueldo que percibe es lo que puede reunir la cooperadora con actividades organizadas para ese y otros fines.Todos los días, Gladys prepara el desayuno, almuerzo y merienda a 150 alumnos, por lo que llega a las 7 y se retira cerca de las 17, luego de dejar en impecable condiciones el comedor y la cocina, que considera su casa. “Para nosotros es una colega y lamentamos que tenga que estar en esta situación”, expresó a PRIMERA EDICIÓN Gladys Cornelius, la directora de la escuela. “Como institución hicimos todas las gestiones, tocamos todas las puertas, pero hasta el momento no conseguimos respuesta”.Gladys está casada y tiene dos hijos. Su familia le reclama y pide que no dedique tanto tiempo a la escuela ya que allí no percibe lo que realmente le corresponde, pero ella se rehúsa a dejar a sus niños y colegas, a quienes dedica la tarea de amor de cocinarles. Para desempeñarse en ese rol debió asistir durante un año a la capacitación que se llevó a cabo en la localidad de Puerto Rico. “Se iba todos los viernes, ella se pagaba el pasaje y se hacía cargo de sus gastos con la promesa de ser nombrada cocinera de la institución, lo que nunca ocurrió”, confesó una docente. “Se puede decir que es una empleada en negro del Estado provincial. Es incomprensible que no esté nombrada. Si ella no está, no sabemos quién cocinará a los niños”, agregó.Cuando se decidió implementar en varias instituciones de la provincia la modalidad de jornada extendida, curiosamente no tuvieron en cuenta el cargo. Así, en algunas comunas, encontraron en convenios con los municipios la salida para abonar una remuneración por la importante tarea. “Pero con la gestión anterior nunca logramos nada y ahora esperamos. De todas maneras creemos que le corresponde al Consejo General de Educación (CGE) el nombramiento, si no quieren crear la figura, que le den un cargo como personal no docente, como el de portero”, solicitó una madre de la cooperadora.“No puede ser que no comprendan, queremos hablar con la ministra Ivonne Aquino y explicarle, que venga a ver el trabajo tan importante que hace la señora Gladys”, remarcó.Cocinar con amorEl menú está preestablecido en base a índices nutricionales. Sin embargo, las partidas de dinero a las instituciones llega con retraso, en los últimos días se abonó lo correspondiente a noviembre del 2015. “Ella se ingenia para que todo alcance, para que los niños tengan una buena alimentación. Es una enamorada de su trabajo, lo hace con una dedicación admirable y es lo que mayor responsabilidad nos genera”, afirmó la directora.Su trabajo es ejemplo: Gladys procesa las verduras para que los niños no las vean, cocina platos especiales para quienes tienen algún problema de salud, hace los postres especialmente decorados. Consciente de que la salud de la comunidad educativa está en sus manos, extrema su dedicación a la limpieza, higiene y manipulación de los alimentos. Gladys recibió a PRIMERA EDICIÓN en su impecable cocina. “Esto es mi vida, amo lo que hago y no quiero dejar mi trabajo. Mis hijos y mi marido se enojan, me dicen cómo sigo si ni siquiera me pagan, pero cada día veo a los niños disfrutar de mi comida y confirmo que es lo que me hace feliz. Lo que más disfruto es cuando me dicen que la comida está rica”, confesó emocionada esta mujer que cocina todos los días (desayuno, almuerzo y merienda) para 150 chicos.





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