Después de más de diez años de escuchar sobre las conveniencias y ventajas de que los niños coman en sus hogares, acompañados de papá y mamá, ahora resulta que al ministro de Desarrollo Social, Lisandro Benmaor, le causa “alegría al escuchar que se están acercando nuevamente a las cocinas, a los comedores, tanto para trabajar como para comer”.El funcionario confirmó ayer en declaraciones a Radio República que el objetivo es duplicar la cantidad de comedores en Posadas, pasando de los 60 actuales a 120 en pocos meses, debido a las necesidades de comida que se registra en los barrios y que viene en franco crecimiento este año.Como lo adelantó PRIMERA EDICIÓN, también se abrirá una nueva cocina centralizada en Villa Cabello para llegar a cuatro. Cada una abastecerá a treinta comedores.Según el ministro Benmaor, cada comedor cocina una olla que alcanza para entre 80 y 100 comensales. Quiere decir que, con 120 comedores, estarían comiendo entre 9.600 y 12.000 niños, todos los días, fuera de sus hogares.La situación representa un claro reflejo de las necesidades y la creciente pobreza que atraviesan los ciudadanos con inflación galopante y bajos sueldos en Misiones.También es el signo de un cambio de época en el abordaje de las políticas sociales destinadas a atender a los sectores más vulnerables, ya que “lo ideal sería que cada uno coma en su casa con su papá y su mamá, pero nosotros como Provincia y Nación estamos pasando por un momento difícil y la alimentación es una necesidad básica indispensable”, declaró el ministro.Con esta nueva metodología, consensuada con la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley -según confirmó Benmaor- se borra con el codo todo el trabajo realizado durante los últimos años referido a bancarizar la asistencia para que los beneficiarios dispongan del dinero y elijan sus alimentos para comer en sus hogares, en lugar de fomentar los comedores.Sugirió que no había controlAl justificar la marcha atrás en las tarjetas bancarizadas y el resurgimiento de los comedores, Benmaor sugirió que las tarjetas no se controlaban y que se desviaban hacia personas que no necesitaban o se quedaban guardadas en “algún cajón”. Sin mencionar a nadie, dijo que “lo que pasó es que con las tarjetas alimentarias tuvimos que hacer un reempadronamiento porque no llegaban a los beneficiarios, se quedaban en otros lugares, las cosas funcionan si hay controles”.Más detallado, luego agregó que las tarjetas “quedaban en algunos cajones, en personas que no necesitaban el beneficio, por eso tuvimos que hacer un reempadronamiento, parar momentáneamente para ver la gente que la necesite, incluso sacando personas que no necesiten podemos aumentar el cupo”. Por último, el nuevo ministro de Desarrollo Social destapó la interna política y sorprendió al salir al cruce de las críticas de algunas organizaciones sociales por falta de soluciones, hecho difundido por PRIMERA EDICIÓN. “Quien dio la letra para esa nota es Gabriel Leguía, exmarido de Magui Solari (actual presidenta del Centro de Convenciones). El comedor del que dicen que nosotros no asistimos, lo hicimos de nuevo, le aumentamos las bolsas de comida, no sólo eso, sino que a un comedor le dimos útiles para que pueda abastecer a niños del barrio”.Por último dijo que hay gente que “quiere un beneficio personal y miente para eso”. “Evidentemente uno está en un lugar con trascendencia pública importante y algunos se quieren aprovechar de esto, a raíz de esto mienten, tendremos que aprender a lidiar con gente mentirosa e inescrupulosa”, finalizó el funcionario.




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