El docente y filósofo Dario Sztajnszrajber, conocido popularmente en su rol de conductor de "Mentira la Verdad" (el admirado programa de televisión que emite canal Encuentro) y también porque ha sido capaz de lograr que la filosofía convoque multitudes, estará por primera vez en Posadas el jueves 21 de abril. Viene por medio de la Fundación Osde para una clase especial a partir de las 20 en el Montoya con entrada gratuita. En la previa a esta visita tan esperada, Sztajnszrajber dialogó telefónicamente con PRIMERA EDICIÓN para anticipar el tema que lo trae a la ciudad: "¿Para qué sirve la filosofía?".Con la sencillez y la generosidad que lo caracteriza, Sztajnszrajber se mostró entusiasmado por visitar la tierra roja. “Es muchísima la gente de Posadas que me escribe y seria genial que asistan”, confió al tiempo de mostrarse sorprendido que “la filosofía convoque tanto”.Quizás tiene mucho que ver con cómo la contás. Es decir, la cotidianizas, eso provoca una conexión. ¿Será esa la “deuda” que tienen las instituciones escolares, que de algún modo siguen perpetuando sus modos tradicionales de enseñarla.? Es decir, ¿Cómo se debería enseñar filosofía para que, al fin y al cabo, no sea una sorpresa que convoque tanto?Toda la enseñanza de la filosofía vive una gran paradoja. Por un lado es un pensamiento crítico que está buscando todo el tiempo desestructurar aquellas normativas vigentes que constituyen el sentido de lo establecido. Pero lo hace al interior de la institucionalidad propia de la filosofía. Tanto a nivel escolar como a nivel académico es una disciplina que cuestiona la idea de disciplina. Se da ese rulo de la serpiente comiéndose su propia cola. El tipo de filosofía que a mi me gusta hacer -al revés de las filosofías más racionalistas o más argumentativas en el sentido lógico – busca todo el tiempo evidenciar el carácter paradójico de lo que nos toca vivir, de todo lo que hacemos. En ese sentido, me parece que las paradojas, más que mostrar las contradiciones propias del quehacer humano, son más bien impulsores, motores que nos obligan a seguir preguntando, investigando… En relación a cómo se debe enseñara filosofía, creo que es necesario ver que hay hoy nuevos formatos que posibilitan hacer de la filosofía algo más llevadero. Hay que llevarla a la vida diaria para encontrar todos esos disruptivo que nos faciliten salir del dogma de lo cotidiano y así hallar -desde lo cotidiano- aquellas situaciones que favorezcan los cuestionamientos existenciales.La filosofía nace en la calle, en lo cotidiano. Se origina hasta en el hecho mismo de estar viajando en el colectivo, mirando el cielo o la comida que se está comiendo. La diferencia va a ser que en vez de dejarse arrastrar por lo cotidiano, pone entre paréntesis los valores propios de la cotidianeidad y se pregunta por qué la cotidianeidad está estructurada de tal manera cuando podría estarlo de otras formas.Si uno pudiese recuperar esa vocación original de la filosofía, que tiene poco que ver con lo académico en el sentido técnico, entiendo que las aulas tendrían otro tipo de conexión. Creo que en estos últimos años los profesores de filosofía, ya atravesados por las experiencias del canal Encuentro, distintos programas de televisión, la creatividad y los nuevos diseños que permite la informática, están de algún modo vertiendo esos modos no tradicionales de hacer filosofía. Recientemente en España hubo algunos cuestionamientos a partir del intento estatal para eliminar la obligatoriedad del cursado de Filosofía en la enseñanza media. Aquí en Argentina ya ha dejado de ser obligatoria en muchos bachilleratos, en especial del interior del país. ¿Por qué debemos preservarla?Hace un tiempo hubo un conflicto en Capital (Federal) en relación a la enseñanza de Historia de la Filosofía. La querían sacar de su cursado obligatorio y pasarlo a opcional. Obviamente creo que estas paradojas de la enseñanza son difíciles de sostener si la gestión educativa a cargo pretende un colegio “dócil”, una “guardería de púberes”, donde los chicos vayan y no los atraviese nada. Justamente, materias como Filosofía provocan todo lo contrario. Obviamente, pueden no estimular nada, en la medida en que se la enseñe con esa intención. De todos modos, si hay una pretensión institucional de sacar filosofía de las aulas, entonces es que hay un proyecto -como decía Foucault- mediante el cual se busca “producir individuos políticamente dóciles y económicamente rentables mediante la vigilancia continua y un control exhaustivo de sus conductas”. Detrás de la decisión de no apostar al pensamiento crítico, con todas las paradojas que mencionábamos antes, también habla de cierta burocratización de la educación -que como toda burocracia- pretende más que nada seguir igual que ayer. El gran problema de la burocracia son las transformaciones. Una materia como filosofía te está transformando todo el tiempo. Al adolescente lo intranquiliza y lo desestructura, y es muy probable que si la materia se da bien, y los chicos conectan, se genere un movimiento que trascienda la mera materia e impacte en el colegio entero.Sos un auto-proclamado hincha del fútbol, que es donde está más visible el fanatismo; sin embargo es algo presente también, imperceptiblemente, en muchísimos otros aspectos de la vida cotidiana. ¿Cómo debemos pensarlo?Ese es el “Problema”, así con mayúsculas. Porque resumiría todos los ejemplos en la idea de un fanatismo del Yo. Un fanatismo de la mismidad, de lo propio. La idea de que hay una prioridad del Yo por sobre el Otro. Hay un punto donde la llamada Grieta se estructura en esa pregunta final: en el fondo ¿qué es primero: el Yo o el Otro? A partir de esa pregunta, que además que es difícil que encuentres una respuesta clara, porque ambas posibilidades tienen sus grises también, se van estructurando dos paradigmas, que a las vez tienen, cada una, sus consecuencias. Si uno se pone siempre del lado de lo propio, entonces piensa en mundo a partir de la expansión de una célula primaria que después va siempre, como una suerte de pacman fagocitándose todo para su propia expansión. Ese Yo puede ser tu familia, vos, la provincia de Misiones, la Argentina, el Cristianismo o Boca Juniors, pero siempre se trata de la prioridad de lo Propio por sobre lo Otro. Ahora, si priorizas al Otro se te destartala toda la historia de la Cultura occidental, porque el Otro siempre te está obligando a salirte de vos mismo y a entender que en el fondo todos somos Otros y los puentes comunicantes no son tales y el entramado todo el tiempo se va mutando, porque el Otro -cuanto más Otro es- más te conduce a una especie se sensación de que no podes aferrarte a nada seguro. Aparece una inseguridad existencial muy fuerte cuando el Otro no se transforma. Entonces las primera reacción es directamente dejarlo af
uera, o bien otro tipo de exclusión más civilizada que es lo que se llama El Paradigma de la Tolerancia, que es “tolerarlo” al Otro, que es permitirle ser parte de tu mundo en la medida en que se adecue a los parámetros previos de los que uno parte. Esta falsa “tolerancia” entre comillas se pone en crisis ante la verdadera que es ser tolerante incluso con el intolerante que es otra de las grandes paradojas. En latín tolerar significa soportar, entonces cuando nos mofamos de ser tolerantes con el que no piensa como yo, le estamos siempre exigiendo que deje de lado, lo máximo posible, su singularidad y su diferencia para que se adapte a lo que uno supone que es que la cierta “normalidad” de la que parte. El verdadero Otro nunca cierra, porque si lo hace, en algún sentido ya lo transformaste a tu necesidad y a tu ganancia. Por eso son tan difíciles las relaciones de pareja donde hay un contacto directo con un Otro con el que convivís y con quien en la medida que esas diferencias no se expresen en su singularidad se produce, casi siempre, que uno termina fagocitándose al Otro, mientras que si las diferencias persisten, la convivencia se vuelve muy compleja. Entonces ¿qué sucede? Si el Otro permanece como “Otro” el vinculo se vuelve utópico. Para que sea posible, el Otro tiene que cuajar en lo que uno pretende que sea. Por eso un filosofo como (Jacques) Derrida siempre dice que la relación con el Otro es imposible y plantea que esa imposibilidad no debe paralizarnos, sino exigirnos a transformarnos a nosotros mismos para que esa otredad se exprese. En relación a la "Grieta" famosa, yo no le temo al conflicto de ideas. Creo que el debate y las diferencias que se expresan generan debate y no violencia. La Violencia se genera cuando una de esas diferencias pretende subsumir al otro a los parámetros propios. Le temo más a la violencia de la “Paz social” en el sentido de que en nombre de esa paz social se “extermine” al que piensa diferente que a una situación de polémica en una sociedad democrática en la cual cada uno puede cultivar sus propias diferencias.En una sociedad democrática no puede existir “la verdad absoluta” porque si hay verdades absolutas no hay democracia. El que cree que posee un acceso privilegiado a la verdad absoluta niega la disidencia, porque la entiende como ignorancia, locura o enfermedad. Por eso es fundamental que en una sociedad democrática se exorcice la idea de que sólo puede haber una verdad. El filósofo en cinco respuestasLibro favorito (actual y clásico)Clasico, "El Banquete" de Platon o la Biblia. Actual: estoy en una etapa de enamoramiento con Derrida, así que elijo "Dar el Tiempo".Película Favorita"Magnolia" de Paul Thomas AndersonMúsica favorita"El tiempo está después", de Fernando CabreraRevista favoritaQué difícil. No soy de consumir muchas revistas, así que elegiría El Gráfico. Fútbol. Siempre alejado del fanatismo, pero al mismo tiempo hincha de fútbol.Filosofos favotitosFriedrich Nietzsche y Jacques DerridaPor Myrian Vera (periodista de PRIMERA EDICIÓN)





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