Palabras más palabras menos, es una descripción bastante cercana de las emociones alcanzadas en mi reciente viaje a Córdoba luego de una recorrida por el municipio de San Alberto, en Traslasierra, donde conocimos un pintoresco pueblito llamado El Nono. Gracias al azar o al “destino” perdimos la señal GPS del auto y -pese a que queríamos llegar a El Nido del Águila, un bellísimo balneario en Mina Clavero- terminamos pasando la tarde en el Arroyo de los Patos. Las oleadas de felicidad que se nos vienen a la mente cada vez que lo recordamos puede tener que ver con varias cosas: un plus de dopamina por la alta exposición a la luz natural, o al anclaje emotivo de alegría que puede traer a cualquiera caminar descalzo sobre la arena, en uno de los pocos cauces de aguas templadas que riegan toda ese territorio de grandes cadenas de sierras, y donde un día de enero pleno de sol también puede convertirse en uno de los días más fríos del verano. Difícilmente podamos repetir exactamente esa misma experiencia, sabemos que hemos sido privilegiados de una manera especial, pero cualquiera que visite el corazón del país, y mucho más el corazón de las sierras podrá sentir la magia de volverse niño y disfrutar despreocupadamente del momento.Dos cerros hermanos El Nono es una localidad argentina, ubicada al oeste de la provincia de Córdoba, a 150 kilómetros de la ciudad de Córdoba (capital de la provincia) y a unos 920 msnm.Su nombre proviene del vocablo quechua ñuñu, que significa “Mama”, debido a dos cerros cercanas (Los Nonos) que se alzan sobre la ribera opuesta del río de Los Sauces.Pese al supuesto nombre quechua (el imperio quechua o Tawantinsuyu nunca llegó a la Provincia de Córdoba ni a la de San Luis; la razón para que existan aparentes nombres “quechuas” en el centro -y otras zonas- de Argentina se debe a que durante la Conquista española el quechua fue usado -especialmente por los misioneros católicos- como lengua vehicular). Lo cierto, sea cual sea la etimología del topónimo es que esta localidad fue uno de los últimos asientos de la autóctona etnia Henîa-Kamîare que poseía su propio idioma absolutamente diferente del quechua.(Fuente:Wikipedia)Pintoresco El Nono desde inicios de siglo XX ha sido productor de vodka de muy buena calidad; tal producción se debe al inmigrante de la nobleza rusoalemana báltica llamado Roman von Rennenkampf y su esposa rusa llamada Tania. Tras una rápida recorrida por el pueblito, uno se encuentra con que existen pintorescas casas de té, donde el turista puede disfrutar de comidas regionales y repostería casera. Si están por la zona, o se la agendan para recorrerla, hay que pasar también por las Sierras Grandes de los Comechingones y las Sierras de Achala, donde se puede realizar trekking, cabalgatas y ciclismo de montaña; imperdible la recorrida por el Dique La Viña, un espejo de agua transparente y cautivante que brinda la posibilidad de realizar deportes náuticos como así también la pesca deportiva del pejerrey y la trucha. Los amantes de la historia no se pueden perder el Museo Polifacético Rocsen; pero atentos porque de tarde abren después de las 17. Posee los balnearios Los Remansos; Paso de las Tropas; Río Chico de Nono; Río los Sauces y Paraje Los Algarrobos.COLABORA: Myrian Vera




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