La búsqueda del primer bebé del año en la tierra colorada puso en evidencia una problemática que preocupa, y debe ser así, a todo el estrato social: el embarazo adolescente. La nota color del pasado viernes 1 anunciaba el nacimiento de tres bebés durante las primeras horas del año, dos de ellos, en Posadas y Eldorado, de mamis muy jóvenes, de 16 y 14 años respectivamente y que, incluso, abrió un breve debate en las redes sociales, poniendo en duda las políticas de salud sexual y reproductiva que se maneja para este grupo etario. Datos estadísticos del Ministerio de Salud Pública de 2011 ubicaba a Misiones, con el 21,8% de nacidos vivos de madres adolescentes, detrás de Chaco (25) y Formosa (24,6), mientras que datos de 2013 (mientras se aguarda por la información de 2015) mantienen a la provincia en el mismo escalón, con 22,98%, esta vez detrás de Formosa (24,39) y Chaco (24,35) y delante de Santiago del Estero (22,01), Corrientes (21,18) y Catamarca (20,85). Este incremento de 1,18 puntos significa, más allá de la cifra, una niña que deberá asumir el compromiso de velar por un niño, con todo lo que esto implica, desde cambiar sus hábitos por los de una persona que alcanzó la madurez psicofísica hasta abandonar la escolaridad, independientemente de la etapa en que se encuentre, o pasarla a un segundo plano en caso de contar con ayuda para el cuidado de esta nueva vida.Cada día nacen alrededor de trescientos bebés de madres menores de veinte años en Argentina. La mayoría de esos embarazos se produce sin planificarse. La investigación “Situación de salud de l@s adolescentes en la Argentina”, del Programa Nacional de Salud Integral en la Adolescencia, mostró que en 2012, el 68% de las adolescentes que se convirtieron en madres ese año no buscaron serlo. “En Argentina, el porcentaje de recién nacidos de madres adolescentes respecto al total de nacimientos no ha tenido mayores variaciones, y se mantiene en valores cercanos al 15% en las últimas dos décadas. Sin embargo, el análisis global del país no da cuenta de la desigualdad entre las provincias, ya que el porcentaje de embarazo en adolescentes supera al promedio nacional en provincias como Formosa, Chaco, Misiones y Catamarca”, advirtió Zulma Ortiz, especialista en Salud de Unicef.Siete de cada diez adolescentes que dan a luz en el país, no buscaron el embarazo, según datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación y que Mabel Bianco, directora de la Fundación de Estudios e Investigación de la Mujer (Feim) explicó, en medio de una campaña de prevención abordada por la Feim y Unicef, que se debe a la falta de educación sexual integral en todas las escuelas, porque los servicios públicos de salud siguen rechazando y negando atención a las adolescentes con distintas excusas y la falta de incentivos sobre su futuro, especialmente por la pobreza y la poca o nula oferta de trabajo, mayormente en las adolescentes “ni-ni”, de las cuales entre el 70 y 80% son mujeres y el embarazo es su destino. Las y los adolescentes tienen poca y muchas veces “mala” información sobre métodos anticonceptivos y obviamente menos sobre cómo actúan, por eso se mantienen mitos como “la pastilla del día después es abortiva”, “si te lavás después de la relación sexual no te embarazás”, “la primera vez, no podés quedar embarazada”, entre otros. Por esa razón no distinguen los seguros de los no seguros. Entonces eyacular afuera o ponerse el preservativo una vez iniciada la penetración son prácticas inseguras que utilizan. Sin embargo, en aquella oportunidad destacó que “tener información no alcanza para que se usen los métodos, es necesario que ‘quieran’ usarlos, que entiendan los riesgos, que a las chicas no las convenzan los varones de que no es necesario y les crean, especialmente si son más grandes. Por eso, además de informar sobre los métodos, su funcionamiento y su seguridad, lo más importante es hablar, explicar, permitir que pregunten y promover que consulten sin temor a ser criticados o considerados tontos, ni vergüenza sobre todas las dudas y reiterar estas conversaciones porque estos temas no son fáciles, no son como enseñar un teorema matemático o una clase de historia”. Debate entre los mitos y la verdadUn informe del Centro de Estudios de Estado y Sociedad reveló que en Misiones, el segundo método de protección más utilizado, luego del preservativo, es el coito interrumpido, nada seguro, puesto que antes de la eyaculación el hombre secreta un líquido transparente (o líquido preseminal) fluido que segrega el pene para limpiar la uretra y prepararla para la eyaculación y que contiene considerables cantidades de esperma, que pueden dar como resultado un embarazo.Aquí surgen otros mitos, como el pensamiento de que “la mujer no puede quedar embarazada en su primera relación sexual”, aunque “sí se puede. Y no sólo eso, también es frecuente que se piense que una sola vez de sexo no protegido no tiene mayor trascendencia pero es justo esa ‘única vez’ la que conlleva los embarazos no planificados de dos de cada diez mujeres”, asegura un informe de 2014.Y agrega que otro mito describe que “es imposible quedar embarazada si lo hacemos ‘de pie’ o que lavarse los genitales después de la relación sexual impide el embarazo, aunque esto no sirve más que como un elemento higiénico, la verdad es que es totalmente falso si se pretende utilizar como método anticonceptivo. Hay hombres e, incluso mujeres, que mencionan que “con el condón no se siente igual”, pero los profesionales de la salud destacan que “esta percepción es más psicológica y cultural que real. Después de la abstinencia, es el método anticonceptivo y de prevención de enfermedades sexuales más seguro. Tampoco es verdad que el preservativo se rompe con facilidad, ya que la industria farmacéutica actual elabora condones bajo controles estrictos de calidad, lo que hace que sea muy difícil su rotura. Es importante conservarlos en temperatura y humedad adecuadas, así como evitar su uso con lubricantes con base en aceite. Un condón que se rompe es porque fue mal puesto.Y, uno de los mitos más “metidos” en la sociedad expresa que “los anticonceptivos hormonales dañan la salud, engordan y no es bueno utilizarlos si la mujer es joven. Algo totalmente falso. Los anticonceptivos hormonales ofrecen beneficios como regulación del ciclo menstrual, reducción de cólicos y sangrados. La mayoría evita la retención de líquidos y su efecto antiadrogénico mejora problemas de acné. Pueden usarse sin problema desde la adolescencia, en el inicio de la vida sexual.Sin embargo, el empleo de estos método no se condice con la ignorancia, puesto que la misma encuesta, al llegar al ítems de los anticonceptivos conocidos, un 90% mencionó tener referencias sobre las pastillas, el preservativo y el Dispositivo Intrauterino (DIU) a partir de información obtenida de centros de salud/hospital (40,4%), la escuela (38,4%), las
amigas, vecinas y hermanas (35,2%), seguidas de la madre (24,7%), marido o compañero (7,5%) y los medios de comunicación (5,9%).Y al momento de responder sobre el motivo principal del no uso de un método al momento del último embarazo, un 44,8% de las jóvenes misioneras aseguro que “quería quedar embarazada”; un 17,2 dijo que “pensó que no iba a quedar embarazada” y un 17,2% que “no pensó que iba a tener relaciones en ese momento”.




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