A poco de haberse cumplido siete décadas de que la poetisa chilena Gabriela Mistral recibiera el Premio Nobel de literatura, se ha publicado en Buenos Aires la Antología poética “Homenaje a Gabriela Mistral – 70 años del premio Nobel de Literatura – 1945 – 2015” .Fue su compilador Eduardo Monte Jopia y fue prologada por el cónsul general de Chile en Buenos Aires, Raúl Sanhueza Carvajal, con proemio de Homero Flores Carreño titular del Centro Chileno Bernardo de O’Higgins e ilustraciones de tapa por Alejandra Orellana y de contratapa de Isabella Valenzano. Por medio de la radio“Esa mañana del 15 de noviembre de 1945, Gabriela Mistral estaba escuchando la radio en su casa de Petrópolis, Brasil, mientras hojeaba un libro”, explican en el comienzo de la antología. Así lo describió a una amiga por una carta acerca del momento en que se enteró que recibiría el Premio Nobel de Literatura… “después de una breve pausa en la emisora se hizo el anuncio que me aturdió y que no esperaba. Caí de rodillas frente al crucifijo que siempre me acompaña y bañada en lágrimas lloré: “Jesucristo haz merecedora de este tan alto lauro a ésta tu humilde hija”. Tres años antes José Miguel Godoy, a quien ella llamaba Yin yin, se había suicidado a los 18 años, dejándola en la angustia y la soledad. Por medio de un telegramaEn un escueto telegrama redactado en francés se le comunicó a Gabriela Mistral que había obtenido el Premio Nobel de Literatura. Ella ejercía labores consulares en Petrópolis. El 18 de noviembre de ese año Gabriela se dirigió a Suecia en un barco sueco, negándose aterrorizada a viajar en avión. Los días de la poetisa chilena Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (pero conocida mejor por su seudónimo), fue una escritora chilena. Su padre fue un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de Chile. A los quince años publicó sus primeros versos en la prensa local y empezó sus estudios para el magisterio. Un año después de una larga enfermedad, murió el 10 de enero, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York.En 1906 se enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles, llamado Romelio Ureta, quien por causas que se desconocen se suicidó al poco tiempo. De la enorme impresión que le causó aquella pérdida surgieron los primeros versos importantes de la poetisa chilena. En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago de Chile, y cuatro años después se produjo su consagración poética en los juegos florales de la capital chilena. Los versos ganadores -Los sonetos de la muerte-, pertenecen a su libro Desolación (1922), que publicaría el instituto de las Españas de Nueva York. En 1925 dejó la enseñanza y, tras actuar como representante de Chile en el Instituto de Cooperación Intelectual de la SDN, fue cónsul en Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró decisivamente en la campaña electoral del Frente Popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda. En 1945 recibió el premio Nobel de Literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el Premio Nacional.En 1953 se le nombra cónsul de Chile en Nueva York. Participa en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a Chile. En 1954 vuelve a Chile y se le tributa un homenaje oficial tras lo que regresa a los Estados Unidos.El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley que se promulga en noviembre y un año después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York.Sus restos reciben el homenaje del pueblo chileno, declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una apoteosis. Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los países del mundo.La obra poética de Gabriela Mistral surge del modernismo, más concretamente de Amado Nervo, aunque también se aprecia la influencia de Frédéric Mistral (de quien tomó el seudónimo) y el recuerdo del estilo de la Biblia. De algunos momentos de Rubén Darío tomó, sin duda, la principal de sus características: la ausencia de retórica y el gusto por el lenguaje coloquial.




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