Señora Directora: Estaban parados en el centro del campo de juego los jugadores de las selecciones de Argentina y Brasil. Se jugaba una de las eliminatorias del Mundial de Fútbol Rusia 2018. Cuando comenzaron los sones del himno brasileño, de las tribunas bajó una estruendosa silbatina.¡Qué falta de respeto! Y no se puede decir típicamente porteño porque no todos lo son. Son los barrabravas que no van a mirar un partido de fútbol, sino van a hacer lío. Tirar encendedores a los jueces de línea, a prender fuego a las bengalas, a tirar rollos de cintas de máquina de calcular, cascotes o lo que sea…Lamentablemente ningún comentarista o relator del partido dijo algo al respecto. Son los después de cada partido, descuartizan a los jugadores, al técnico… Aun así se ganó bien, porque se creen inobjetables en sus consideraciones que, en la mayoría de los casos, solo buscan la parte negativa, no sólo de cada jugador sino del técnico de turno. Porque no observan la moderada conducta de los señores Enrique Macaya, Alejandro Fabbri y Roberto Perfumo.Y?cada vez, en conversaciones con amigos o conocidos, tenemos que conformarnos con el: “…y qué le vas a hacer…”





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