El amor debe transformarse y resurgir una y otra vez como el Ave Fénix o un pequeño retoño, que escapa de la oscuridad del suelo hacia la luz. Siempre debemos superar los desamores, desilusiones, engaños y olvidos, para conseguir un amor cada vez más fuerte y duradero. La vida -muchas veces- nos pone nuevamente en un nuevo punto de partida, cuando a través de las constantes adversidades, sentimos que volvemos a construir sobre la arena las bases de una nueva ilusión, nos vemos encerrados en situaciones cíclicas y volvemos a ver desmoronarse las esperanzas como si fueran castillos de naipes en una ventisca.Pero tarde o temprano, todas las experiencias traumáticas se transformarán en pasado y sus escombros, nos tendrán que servir como plataforma de despegue a esa ilusión y esperanza que nos estará esperando a la vuelta de cualquier esquina, para volver a creer e intentar ser felices.Esta simple conclusión surge de que la vida en pareja y un amor duradero, no se crean como por arte de magia o algo utópico, sino, que toda relación se debe construir paso por paso en el transcurso de su existencia, sorteando los obstáculos que se vayan presentando. En eso radica lo fascinante y lo impredecible del amor, en que podemos resurgir una y otra vez de entre sus cenizas y volver a entablar una relación con el mismo entusiasmo que las relaciones pasadas. Pero cada vez lo iremos haciendo con diferente convicción, porque con cada derrota nos nutrimos de experiencias que al final nos harán ganar la partida.Así como el día necesita a la noche, también nosotros necesitamos de la soledad para apreciar la compañía y de la tristeza para comenzar a vivir con alegría. Uno nunca termina de transitar ese camino fluctuante de la vida que estará cargado de malos momentos, pero también de dulces amores y felices reencuentros. Porque el dolor como el amor, forman parte de la vida y que forjarán nuestro temperamento ante las adversidades y aprenderemos a disfrutar de las cosas simples y sencillas, así como a sobrellevar situaciones difíciles que dan sentido a nuestra existencia. Sin embargo, mientras transitamos hacia ese destino incierto, al que todos irremediablemente vamos a llegar, lo tenemos que hacer lo más sencillamente posible. Y una de esas es aprender a perdonar a todas las personas que nos lastimaron, es por eso que se me viene a la mente una escena de la película “Milagros Inesperados” protagonizada por Tom Hanks, en donde la mujer del director de un penal carcelario “Melinda” representada por la actriz Patricia Clarkson, quien le pregunta a un preso de nombre John Coffey, interpretado por el actor Michael Duncan, que le acababa de salvar la vida, – ¿por qué tienes tantas cicatrices en los brazos y las manos? … -No lo recuerdo, señora- contestó.Esta respuesta me muestra de alguna manera que siempre será el tiempo quien nos mostrará que todas las personas que formaron parte de nuestras vidas y las situaciones que vivimos, nos ayudará a entender que todas sucedieron por alguna razón, y que nuestra actitud frente a ellas nos mostrará que aunque algunas nos lastimaron y dejaron cicatrices grabadas a fuego en el alma, podemos aprender y perdonar a los autores materiales de esas acciones.Esto aliviará considerablemente nuestra carga y nos liberará para convertirnos en seres sin ataduras ni miedos para volver a amar sin límite alguno. Las ruinas de nuestros fracasos serán una base sólida para construir un amor fuerte y duradero, capaz de soportar las tempestades que se presenten de ahí en adelante. El amor siempre será como un pedazo de arcilla que por más que se quiebre en mil pedazos contra el suelo, incluso una y mil veces hasta convertirse en polvo, esos granos pueden volver a transformarse, con inspiración y gran destreza puede surgir de allí, una verdadera obra de arte.





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