Hoy tenemos la oportunidad de expresarnos a través del voto. Deseo fervientemente que esta jornada nos inspire e impulse nuestro accionar cívico. Comencemos hoy con nuestro voto como el primer paso de muchas otras formas de participación para continuar trabajando por la Argentina que queremos. Una Argentina que nos enorgullezca, nos entusiasme, nos inspire. Una Argentina en la que vivamos como “comunidad”. En la que podamos valorar la riqueza material, intelectual y moral con las que Dios nos ha colmado.Este derecho que hoy ejercemos, está consagrado en nuestra Constitución Nacional, fuente de nuestra identidad cívica, fuente de los derechos que con gusto ejercemos y reclamamos y de las obligaciones que conllevan, a veces dejadas de lado.Esta Constitución Nacional invoca a Dios como fuente de toda razón y justicia pero requiere a los hombres y mujeres su construcción y cumplimiento. Trabajar por una conciencia cívica nos requerirá esfuerzo y compromiso, de participación ciudadana, de preocupación por el otro, de pensarnos como parte del todo que es nuestra Argentina. Pensemos nuestra Ley, no sólo por la relevancia que tiene en cuanto a lo prohibido o lo permitido, que nuestro espíritu cívico no se active sólo ante el voto o las crisis. Vayamos más allá y aprovechemos la oportunidad de realizar acciones cotidianas por el bien común.Elijamos vivir desde un rol ciudadano activo dentro de una nación que sintamos como propia, que construyamos día a día, sin duda no será fácil agregar esto a nuestra tarea cotidiana, pero claro que vale la pena. Salgamos de la queja y pasemos a la acción.El primer cambio, como siempre, debe apuntar a la “conciencia” ciudadana de cada uno de nosotros, asumir responsabilidades, asumir nuestro propio poder para luego proponer y cambiar.Para este gran esfuerzo apelo a generar un “espíritu cívico” que nos permita sostener estas responsabilidades para trabajar por una Argentina mejor y que el ejercicio ciudadano no culmine hoy a las 18.El papa Francisco, cuando aún era nuestro cardenal Jorge María Bergoglio, decía: “El espíritu cívico termina expresándose en el triple lenguaje mancomunado de la mente, del corazón y de las manos. Se trata de pensar lo que se siente y se hace; de sentir lo que se piensa y se hace; de hacer lo que se piensa y se siente.La palabra, el sentimiento y la acción resultan una misma cosa, real e indivisa y, a la vez, una actitud que no abandona el ejercicio de la libertad ni la responsabilidad del orden social”.Que sus sabias palabras guíen nuestro espíritu cívico en esta importante gesta para que ganemos todos.Colabora: Valeria [email protected]





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