Don Pedro Maidana (74) ya no envía mensajes de texto y no es porque esté "peleado" con la tecnología. Es que le recuerda a Lucía (23), la más chica de sus cuatro hijas y con quien solía mensajear todos los días como si se tratara de un ritual. Pese a todo el dolor que sufrió por la violenta muerte de su hija, don Pedro siguió adelante, pero no fue fácil. "Al menos ahora no me quiebro tanto al recordarla", dice a al recibir a este Diario en su casa ubicada casi en el corazón de Capioví. "La Justicia a nosotros nos dejó atrás, se olvidaron. No entiendo y creemos que hay algo pesado detrás. Si tuviéramos más plata estaríamos más cerca, creo que la Justicia no es igual para todos. No obstante yo sigo teniendo fe que un día me ayudarán. Porque el asesino camina ‘piola’ por ahí y eso se sabe bien. "Yo tengo fe porque hacemos muchas oraciones y tenemos fe en el de allá arriba. No digo que vamos a recuperar nada, por lo menos saber quién fue y cómo fue, y porqué. Mi hija no era una chica vaga, no es porque soy su padre que la defiendo. Ella siempre se dedicaba a sus estudios, con mi sueldo de municipal yo le hice estudiar a mis cuatro hijas. "Por eso ahora por ejemplo Felicitas, la hermana de Lucía, cuenta con dos títulos universitarios, de psicopedagoga y profesora de educación física, pero quiero aclarar que era un sacrificio mutuo. Yo me esforzaba acá trabajando y ellas allá, estudiando. Por eso es tan difícil comprender porqué después vino aquel mal. Porqué aquella mala persona le cortó completamente las alas", expresa al recordar nuevamente el brutal crimen de su hija. "Cuidate mi hija" Aquel 6 de abril de 2013 don Pedro se hallaba terminando los trámites de su jubilación y era Lucía quien lo estaba ayudando en Posadas, aprovechando que estudiaba en la capital, a casi 150 Kilómetros de Capioví. "La última vez que la vi fue el martes 2 de abril, cuatro días antes del lamentable suceso. Como siempre le decia ‘cuiídate mi hija’… yo nunca pensé que le iban a hacer esto. Nunca. "Ella vivía para sus estudios y para nosotros en el futuro estaba claro que yo me jubile y que descanse, que ella iba a trabajar. El último mensaje de texto de ella fue a las 18 del sábado en que ocurrió lo que ocurrió. ‘Acá estoy tomando mate con una amiga’… fue el último mensaje de texto de ella. Más tarde, a eso de las 23 nos enteramos del incendio en el departamento y luego de la mala noticia. Desde ese día no mando más mensajes de texto, casi nada, apenas a un amigo en Córdoba, otro en Paraguay y a mi hija que está en Buenos Aires. "Una carga de crédito de treinta pesos me dura dos meses", precisó don Pedro. "Quedé completamente inútil"Acerca de cómo cambió su vida tras el hecho, el afligido padre reveló que "quedé completamente inútil. No quería ver a un psicólogo. Hasta que finalmente conocí a un psicólogo que vino a mi casa, Luis Nelli, quien durante un año se preocupó por mí y mi señora. Estuvo detrás nuestro brindando su apoyo durante un año. Él nos sacó a flote junto a una trabajadora social y realmente no tenemos palabras para agradecerle todo lo que hizo por nuestra familia y en forma desinteresada. "Mi cambio fue notorio. Pude finalmente salir a caminar por el pueblo sin tener la cabeza gacha, sin ese temor a que las personas me preguntaran del caso. Sin temor a quebrarme y a esperar que me recupere para poder seguir hablando. Tardé todo ese año en poder dormir normalmente, en conciliar el sueño, porque la almohada era el peor castigo… te acostás y ahí ‘rebobinás’ todo. Mi señora ahora también puede salir, antes estaba encerrada, es que la tristeza y el dolor es indescriptible. Creo que la parte más dura de la terapia fue volver a los lugares que me recordaban a Lucía, como por ejemplo la facultad donde estaba estudiando. Con mi señora pudimos ir y entonces nos sentimos un poquito mejor"."Para mí fueron dos los autores del hecho""Para mí, fueron dos los autores del hecho. Yo mismo limpié los muebles del departamento de Lucía y encontré evidencia que permite de alguna manera reconstruir lo que pasó. Ocurre que cuando ella se mudó a ese lugar, quince días antes del hecho, yo fui a pintar. Entonces memoricé la posición de los muebles. En una silla, cercana a la puerta de acceso, había mucha sangre, por lo que creo que a ella la golpearon de atrás y fue a dar contra la cabecera de esa silla. También habían manchas en la heladera, es decir que fueron golpes muy fuertes y eso, teniendo en cuenta que no se defendió, habla a las claras que fue alguien que evidentemente la conocía, que la tomó por sorpresa", explicó don Pedro, quien aún tiene en su casa los muebles de su hija. "Además, creo que ella intentó escapar porque la agarraron cerca de la puerta. Pero fue entre dos, porque la atacaron desde atrás seguramente mientras estaba hablando con otra persona", conjeturó el progenitor. Otro dato que aportó el hombre es que "ella nunca se despegaba de la llave del departamento. Lo mantenía cerrado hasta cuando yo estuve esos días pintando. Es muy probable que el autor del hecho tenía una copia de esa llave". "No lo perdonaría"De tener enfrente al asesino, el padre de Lucía aseguró que "no lo perdonaría". "Tiene una madre, seguramente hermanas, abuela… yo creo que si un hijo mío hace algo así no lo voy a ocultar. No sabe el dolor que causó en las personas. Tiene que pagar. No sé qué corazón tiene para hacer esto… sin motivos, con tanta saña. Incluso hasta dejaron el teléfono celular de ella ahí, cargando la batería, solamente llevaron su notebook". Mensaje para posibles testigosAprovechando la charla con PRIMERA EDICIÓN, don Pedro se dirigió a quienes pueden ser posibles testigos y que puedan aportar datos a la investigación del crimen. "Que me ayuden, que yo le voy a agradecer de todo corazón. El suceso fue entre las 21 y las 21.30 de ese sábado 6 de abril. Se cree que ella estaba por salir a pasear a la Costanera con una amiga. Cuando esto ocurrió ya se había bañado, arreglado y peinado. Allí aprovecharon. Nosotros nos enteramos a las 23. Es posible que alguien haya visto algo, que alguien vio a una persona y ese dato nos servirá para llegar a la verdad. Es increíble que no se pudo resolver el caso aún, cuando en otros apenas en dos o tres horas ya tienen presos a los culpables", concluyó don Pedro. "Me fui a lugares peligrosos"Acompañando en todo momento a su padre, Felicitas Maidana también opinó al respecto. "Yo investigué por mi cuenta. Fui a lugares peligrosos, como por ejemplo me dirigí a un sector de Posadas donde era el punto de encuentro del ú
;nico sospechoso en la causa con sus amigos. Pero en su momento no tomé conciencia de que era tan peligroso. Es una persona que puede volver a hacer lo que hizo. Hay mujeres desprotegidas por estas horas caminando en las calles", expresó muy dolorida la hermana de Lucía.





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