Las huellas que dejamos en la tierra por donde pasamos, en nuestra permanente búsqueda son en cambio inmateriales. “Invisibles a los ojos”. Diría El Principito.La profundidad de las huellas depende de las personas, de los momentos, de sus sentimientos, afinidades, situaciones, miradas, formas de ser, receptibilidad y comunicación. Cada una tiene que ver con la capacidad de emocionarse, con la necesidad de comprender y aprender en cada situación. Los mejores cables de conducción de las energías pro huellas profundas son las sonrisas y la predisposición, la capacidad para escuchar.Se llevan en el alma, en la piel, en la mirada y en lo más profundo del corazón. Por eso son imborrables y nos acompañan toda la vida. Y porque hablan de personas, del presente, del pasado y el futuro, ocupan el centro de nuestras vidas.“Si paso y no dejo huellas, ¿para qué paso?”, decimos a menudo. Una pregunta que nos ayuda a reflexionar sobre nuestros actos, desde los más simples a los más complejos. En consecuencia, a mí me gusta lo fresco, lo que se presenta en el momento y de ahí arrancar para adelante.HaikuLas hojas secasson como testamento de los castaños.Colabora: Aurora Bitó[email protected]





Discussion about this post