La Justicia correntina condenó a prisión perpetua a un misionero que fue hallado culpable de matar a puñaladas a una mujer asaltada en su casa de la localidad de Ituzaingó, cuyo cadáver fue quemado con la finalidad de ocultar pruebas.Ramón Esteban Ayala, de 31 años y oriundo de Garupá, recibió la dura sentencia como autor material e intelectual del crimen de Irma Noemí Cuesta, de 68 años, ocurrido en septiembre de 2013.El Tribunal Oral Penal (TOP) de la ciudad de Santo Tomé dio a conocer el fallo en las últimas horas, según informó el diario Época de Corrientes, luego de dos días de audiencias que tuvieron en el banquillo de los acusados solamente a Ayala.Tal como PRIMERA EDICIÓN informó en su momento, en el episodio también habrían participado dos niños que tenían 11 y 14 años al momento del crimen. Sin embargo, ambos no fueron imputados por tratarse de menores con edades muy por debajo del límite que establece la ley (16 años) para hacerlos responsables de delitos.Luego de los alegatos de parte del Ministerio Público, que solicitó la pena implementada, y de parte de la defensa del acusado, que pidió la absolución, el Tribunal de Santo Tomé finalmente expuso el veredicto que hizo conmover a familiares y amigos de la víctima.“¡Por fin se hizo Justicia! Estás sentenciado a pasar el resto de tu vida en la cárcel, asesino. Gracias Dios por hacer que se haga justicia; sos tan grande y tan justo con las personas que merecen, él no se merece estar a tu lado, tiene la vida ganada en el infierno”, fue una de las frases reflejadas en las redes sociales de parte de seres queridos de Cuesta en alusión al condenado.Eugenio Adolfo Erceg, abogado de Ayala, dijo al diario Época estar en desacuerdo con el fallo porque “las pruebas no fueron certeras” y, a su entender, la “sentencia es parcial y subjetiva”. En ese sentido, Erceg había planteado la “insuficiencia probatoria”, además de denunciar en etapa de instrucción que su representado sufrió “apremios ilegales”.Uno de los elementos planteados en el debate fueron los testimonios, en etapa de investigación, que brindaron los menores que habrían participado del ilícito. Los niños, actualmente de 13 y 16 años, incriminaron a Ayala como la persona que cometió el asesinato y los utilizó para ayudarlos a concretar el acto de robo.La muerte de Cuesta tuvo lugar en la madrugada del lunes 16 de septiembre de 2013 en un domicilio de calle San Martín casi Bernardino Valle de Ituzaingó, a unos 270 kilómetros de la capital correntina y a 100 de Posadas.Ayala era conocido de Cuesta dado que en más de una oportunidad realizó trabajos de jardinería, a modo de changas, en la casa de la mujer. El hombre que sabía detalles de la vida de la enfermera, muy querida en Ituzaingó y quien vivía sola, planeó el delito para el cual “reclutó” a los menores, según las pruebas presentadas ante la Justicia.Después de sorprender a Cuesta en su habitación, donde la ultimaron de múltiples heridas causadas con arma blanca, los ladrones buscaron objetos de valor y la suma de 1.200 pesos en efectivo antes de huir.Antes de salir de la vivienda, y con la finalidad de “borrar huellas”, el cuerpo de la víctima fue rociado con combustible e incendiado sobre una cama. La conmoción causada en Ituzaingó llevó a que días posteriores al asesinato decenas de personas realizaran marchas en reclamo de “Justicia para Irma”.





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