POSADAS. Desde hace más de cuarenta años, la familia Franco es devota del señor de la Buena Muerte o San La Muerte. En honor a ello, en su vivienda de Caabí Poí, Corrientes, han levantado un templo para el santo pagano, donde cada año miles de fieles arriban a pedir favores y cumplir promesas.El sábado pasado, como lo hacen desde hace años, se esperó a los seguidores con asado a la estaca, empanadas y más de 300 litros de locro.Sumado a ello, los Franco organizaron una serenata, ya que muchos músicos arribaron al santuario en donde se llevó a cabo una bailanta al ritmo de la música regional. Una tradición familiarRaúl Franco contó que la tradición de celebrar el día del santo la heredó de su padre, un hombre que vivió 102 años. “Y desde hace quince años incorporamos el asado, acompañado de comidas regionales para esperar a los seguidores. Fue mi padre quien comenzó como devoto de San La Muerte y con la celebración para él. Hoy sigo con su voluntad”, recordó Raúl. Contó que tanto él como su familia, le piden al santo por la salud y el trabajo. Al igual que muchos de los que llegan su casa, donde se encuentra el santuario en ruta 120, kilómetro 22. Agregó que por cada pedido realizado, el creyente debe hacer una promesa. Si la misma no se cumple, recibe un castigo. “El señor de La Buena Muerte es misterioso. Él te cumple lo que se le pide. Cumple y yo le cumplo, sino cumplo me castiga. Y pasa lo mismo si no me cumple yo le doy su merecido también”, explicó.Según Raúl Franco, al señor de La Muerte le gusta el baile, el vino y el asado. Y es por eso que por cada celebración no faltan estos condimentos. “A San La Muerte le gusta todo esto, que la gente se divierta. Por eso hacemos un encuentro en donde llega gente de todos lados, lo que destacamos es que nunca necesitamos de seguridad, entra quien quiere y nunca hay problemas. La gente se divierte, y viene a cumplir con él, viene muchísima gente, es incontable el número”. El sábado además, grupos chamameseros de distintos puntos de la región hicieron su paso por el templo y al mediodía se les sirvió el almuerzo. Pero, fundamentalmente, para Raúl el santo es “el más poderoso de todos los santos del nordeste argentino. La gente llega con pedidos y agradecimientos porque cumple. Más allá de que la Iglesia Católica no lo reconozca como Santo”.A San La Muerte, también se lo conmemora el Viernes Santo y el Día de Todos los Muertos ya que, según se cree, centraliza en sí el poder de estos últimos. También se le dedica como día especial el 15 de agosto en algunas regiones y el 20 en otras. Encerrado en una celdaEn los Esteros de Iberá se cuenta la siguiente leyenda sobre San La Muerte. Esto fue hace unos 150 años, había una prisión donde estaban albergados solamente los leprosos. En ese pueblo existía un “médico brujo”, muy conocido por su poder de curación, a través de yuyos, pócimas y oraciones. “A él lo llevaron entre los leprosos, y él empezó a curar, en esa época era prohibido curar”, contó Franco.Los sacerdotes al enterarse confabularon con las autoridades y apresaron a este monje, encerrándolo en una celda con los leprosos. En protesta, el “brujo” hizo ayuno y de pie; apoyado en un bastón largo que utilizan los pastores, hasta que la muerte le llegó. Cuando abrieron la puerta de su celda, tiempo después, lo encontraron muerto, de pie con su túnica negra. Era sólo su esqueleto cubierto por la piel.





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