POSADAS. A dos semanas de su viaje para hablar con la presidenta Cristina Kirchner, Ramón Isidro Cardozo no obtuvo ninguna solución a los planteos que llevó a la Capital Federal, por lo que este lunes su hija no podrá retomar los estudios en la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) a la que asistía, mientras que sus vecinos, por los que también pidió, siguen sin agua potable. Cansado de las puertas cerradas y los funcionarios sordos en de Misiones, el vecino de Colonia La Flor (El Soberbio) decidió pedir respuestas directamente en la Casa Rosada para que conozcan los problemas que padece su comunidad. Puntualmente reclamó por el drama común que comparte con las cincuenta y cinco familias de la picada que no tienen agua potable desde hace tres meses, imposibilitadas de comprar una bomba extractora. “Ya juntamos para comprar una bomba y se quemó al poco tiempo. No podemos más” había relatado Isidro. Por esta carencia, los médicos de la salita acarrean bidones con agua para atender a los pacientes en condiciones mínimas de salubridad, y los alumnos de la escuela llevan sus propios recipientes. Una niña que no puede estudiarPero el mayor de los dramas de Isidro es el mísero sueldo de 1.100 pesos que cobra por su trabajo de portero en la Escuela 664 de la Colonia. Su esposa, que es cocinera en el mismo establecimiento, también cobra esa suma. Como no se crearon los cargos pese a que trabajan hace nueve años, los padres de los alumnos aportan el monto que cada uno de ellos lleva mensualmente a su casa, pero que no alcanza para afrontar los costos de la cuota mensual y el traslado para que su hija siga el secundario. Por eso este lunes, cuando la mayoría de los chicos y adolescentes misioneros arranquen con las clases, la hija de Isidro se quedará en casa viendo cómo se frustran sus sueños y posibilidades, y esto realmente desespera a la familia. Ni la inminencia de este imperdonable drama social logró acelerar las respuestas. Cuando volvió de Capital Federal fue hasta distintas oficinas públicas misioneras según el consejo de las secretarias de Presidencia, pero nadie volvió a comunicarse con él desde estos despachos oficiales. Hace unos días recibió el llamado de una señora “de parte de Alicia Kirchner” pero tampoco le dijo cómo y cuándo tendrá una respuesta. En la encrucijadaIsidro viajó el pasado 9 de julio a Buenos Aires con ayuda de personas solidarias para “hablar con la presidenta Cristina”. Consiguió ser atendido por un par de secretarias que lo recibieron muy amablemente, lo escucharon y les dijeron que se iban a ocupar. Pudo dejarles toda la documentación sobre la realidad de colonia La Flor y sobre su situación familiar, especialmente la relacionada a la crítica situación laboral que atraviesan con salarios casi honoríficos aportados por los sacrificados papás de los alumnos de la Escuela 664.En el año 2009 solicitó y tramitó la creación del cargo de portero y cocinera, todo según las formalidades que exige el Consejo General de Educación, pero nunca tuvo respuestas.Ya hace nueve años que Isidro y su esposa trabajan en el establecimiento y si bien no quieren incomodar a nadie, ni siquiera a los funcionarios, se encuentran hoy en una disyuntiva que los obliga a manifestar estos reclamos. Ojalá los escuchen.





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