PUERTO ESPERANZA. Como una pesadilla. Así asegura la joven que es la vida de la familia. Se trata de una de las hermanas de la adolescente que en diciembre pasado denunció haber sido secuestrada y violada por un policía provincial. Tras la liberación del uniformado, sostiene que tienen miedo y que definitivamente no volverán a Puerto Esperanza, donde vivían hasta ese momento.Como PRIMERA EDICIÓN publicó el último miércoles de manera exclusiva, el suboficial de 27 años acusado por el hecho, quien había permanecido prófugo durante cuatro meses antes de ser detenido, fue liberado hace ocho días por la Justicia provincial, que entendió que las pruebas en su contra son insuficientes y decretó la falta de mérito. Esto quiere decir que sigue bajo la lupa pero fuera de prisión.La familia de la víctima no está de acuerdo con la resolución del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú. La noticia cayó mal y fue como un baldazo de agua fría, según explicó la hermana mayor de la menor que denunció el abuso, cuya identidad se preserva por razones obvias.“Nos enteramos esta semana que lo habían liberado la semana pasada. Ahora sentimos mucho miedo, no entendemos cómo puede estar de vuelta en la calle”, lanzó la muchacha en diálogo con este diario.La joven contó que luego del hecho, ocurrido a fines del año pasado, la familia debió abandonar Puerto Esperanza por temor. Se mudaron entonces a una localidad cercana. Una vez que el policía fue detenido, asegura que pensaron en volver, pero esa chance quedó ahora descartada.“Después del hecho tuvimos que irnos de Puerto Esperanza, tuvimos amenazas. Ahora ya no podemos volver a nuestro pueblo. El fin de semana teníamos pensado regresar para visitar a mi papá en el cementerio, pero ahora no vamos a ir. No queremos volver”, sintetizó.Sobre su hermana, la adolescente que señaló al uniformado como su abusador, dijo que anímicamente “está muy mal” y que aún arrastra secuelas físicas. “Ella debió internarse tres veces en todo este tiempo porque sufrió muchos golpes y le costaba caminar”, indicó.Pese a ello, relató el dolor que le significó a ellas la noticia de la liberación del policía. Al respecto, aseguró que al enterarse, su madre sufrió un pico de presión y debió ser trasladada a un hospital de la zona (ver “Al saber la noticia tuvimos que internar a mi mamá…”).Por último, la joven recordó que su otra hermana también denunció haber sido violada por dos jóvenes esa misma noche. No obstante, al no poder reconocer a los agresores, todo quedó en la nada. La historia comenzó el 20 de diciembre de 2014 en la terminal de ómnibus de Puerto Esperanza, cuando la adolescente de 16 años le pidió al suboficial de 27 años que la ayudara a buscar a su hermana, que había desaparecido del lugar.Siempre según la denuncia, el efectivo la invitó a subir a su moto y recorrer la zona, pero lejos de buscar a la otra adolescente, la habría llevado a una vivienda deshabitada en donde la violó.Una vez que se hizo la denuncia las autoridades fueron en busca del suboficial acusado, pero el joven desapareció del pueblo. Estuvo prófugo cuatro meses hasta que en mayo pasado finalmente fue arrestado cuando visitaba a sus padres.Estuvo preso hasta el pasado viernes 10 de julio, cuando finalmente recibió la falta de mérito y regresó a la calle en libertad. Desde entonces, la polémica se apoderó de Puerto Esperanza, que sigue de cerca los capítulos de una investigación que parece estar lejos de cerrarse. “Al enterarnos tuvimos que internar a mi mamá en el hospital”En diálogo con este diario, la joven reveló la dura situación que vivió la familia al enterarse de la liberación del uniformado.“Mi mamá se descompensó, le bajó la presión, le volvió a subir y tuvimos que llamar una ambulancia y llevarla al hospital”, contó la muchacha, quien aseguró que su madre no pudo emitir palabra durante varias horas.“Quedó internada toda la noche y recién por la mañana le dieron el alta. Ahora está en casa, pero está muy shockeada como todas nosotras”, dijo la joven, quien agregó que tanto ella, su madre y sus hermanas “estamos muy mal por todo lo que estamos pasando”.Sobre el estado de salud de la adolescente que denunció al policía, aseguró que debió ser internada tres veces en el Hospital Samic de Eldorado y que aún sufre trastornos físicos en razón de los golpes que habría sufrido.No obstante, la cuestión anímica es aún peor. “Ellas tuvieron que dejar sus estudios, todo. Tuvimos que cambiar de vida”, finalizó.





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