BUENOS AIRES. “Me levanto todos los días pensando en la felicidad de mis hijos porque yo sé que feliz como fui antes no voy a ser”, confesó el futbolista Diego Buonanotte (27), quien en 2009 protagonizó un brutal choque en la ruta 65 en Santa Fe en que murieron las tres personas que viajaban con él. Uno de ellos, Alexis, era su “hermano de toda la vida”, con el que compartió la infancia en su pueblo natal: Teodelina.En entrevistas televisivas para TyC Sports y DirecTV Sports, contó cómo la noche en que conoció a quien hoy es su esposa y con la cual tuvo dos hijos, también se convirtió en la noche en que perdió a sus dos amigos y en que también murió un conocido del pueblo que viajaba con ellos.La noche más tristeEra el 26 de diciembre de 2009. Con sus amigos y con otro conocido del pueblo habían viajado a Arribeños, un pueblo de Buenos Aires “al que yo nunca había ido”. “Fui siguiendo a un amigo que iba en un coche adelante. Cuando regresamos me acuerdo que llovía muchísimo. Me acuerdo las gotas que caían, el ruido que hacían. Yo venía muy nervioso manejando, y después de la rotonda, a diez minutos de mi pueblo, dije ‘lo peor ya pasó’. Llego a la rotonda, y ahí no recuerdo nada más. Y luego pasó lo que pasó”, relató a TyC.“Venía el coche de mi amigo atrás. Ellos no me quieren contar mucho lo que sucedió. Sí recuerdo que ellos me dijeron que cuando llegaron luego del accidente, el único que estaba fuera del auto tirado en el pasto era yo”, recordó. El auto había despistado y se estrelló contra un árbol.Buonanotte era el único que llevaba el cinturón de seguridad. Gerardo Suñé (24), Alexis Fulcheri (21) y Emanuel Melo (21), fallecieron en el acto. El futbolista fue acusado de imprudencia y negligencia de un triple crimen culposo. El noviembre de 2011 fue absuelto.“Nunca supe realmente dónde fue (el choque), paso todo el tiempo cuando viajo a Buenos Aires, pero mi familia no me quiere contar”, dijo. “Me hago responsable porque yo era el que manejaba. Y yo asumo la responsabilidad porque yo manejaba, y vi cuando empezaba a llover cada vez más fuerte, y yo dije ‘vámonos que ya es tarde’. ¿Y si yo decía, ‘no, quedémonos’?”, agregó el futbolista. Hoy lleva tatuados en su brazo el nombre de sus amigos, como una forma de “tenerlos siempre presentes”. Sensaciones encontradas“Al psicólogo siempre le pregunto ‘porqué ellos y no yo, porque estoy yo acá y no mis amigos, especialmente mi amigo de la vida, que merecía todo, la felicidad más grande del mundo era para él, y ahora él está allá arriba y yo estoy acá”, recalcó. “Son contradicciones que tengo, a lo mejor si no hubiese vivido esa noche hoy yo no tendría dos hijos”, agregó.“Son sensaciones muy extrañas, me gustaría volver el tiempo atrás y estar con mi amigo del alma. Pero a la vez, yo esa noche conocí a mi mujer. Porque al pueblo al que fuimos conocí a Yeni, mi esposa. Había un conocido en común, estábamos charlando en el bar, ella vivía a una cuadra. Cuando se estaba yendo intenté conseguir su número de teléfono, le mandé un SMS para que agende mi número. Tiempo después, cuando reacciono en la clínica en Buenos Aires, lo primero que le pido a mi amigo fue el teléfono de Yeni. Nos pusimos de novios”, relató.Un golpe en la carrera profesional“El 2008 fue un año soñado, fue lo más lindo que me pasó en el fútbol”, relató el exjugador de River Plate, responsable de que ese año el equipo saliera campeón gracias a un gol durante el partido decisivo contra Olimpo.Pero el impacto tanto psicológico como físico tras el choque marcó su carrera futbolística. “Desde ese momento mi vida cambió, mi cabeza cambió, mis actitudes son diferentes, es un cambio muy grande que tuve. En todo lo que haga siempre va a estar presente esa noche, ese momento”, señaló.En 2011, tras varios meses de rehabilitación, mediante un acuerdo entre River y el Málaga de España, se incorporó a este club y marcó su primer gol a casi dos años de aquella fecha tan trágica. Luego de un paso por otros clubes europeos, en febrero pasado se incorporó al plantel del Club Quilmes.“Yo siempre digo que hoy vivo y le doy para adelante. Hay veces que me pasa de sentir que estoy mal, de pensar porqué me tocó esa vida. Luchar es difícil pero lo hago especialmente por mis hijos, para que ellos me vean fuerte”, remarcó. Un sobreviviente Por Lara [email protected] Si nos basamos en las estadísticas, este lamentable siniestro vial sumó tres muertos en diciembre de 2009. Tres jóvenes con nombre y apellido, tres familias y decenas de amigos y allegados que hoy siguen extrañando a Gerardo, Alexis y Emanuel.Diego Buonanotte es el sobreviviente de esta tragedia y su historia trasciende dada su entidad de figura pública como futbolista nada menos que de River Plate.Y es por este motivo que desde los medios nos enfocamos en conocer cómo fue su recuperación, cómo continuó su vida profesional tras este impacto, cuáles son sus sentires y pesares.Situaciones similares son vividas por miles de ciudadanos que han sobrevivido a siniestros viales similares. Luego de que la vida les dijo: “seguirás viviendo” y a pesar de las heridas que milagrosamente se curaron, hoy intentan juntar los pedazos de una vida que cambió drásticamente por causas no naturales, como lo son estos siniestros viales. Las preguntas sobre ese momento fatídico y sobre porqué no pudo hacer nada para prevenirlo, los acompañan cada día de sus vidas. Situaciones preveniblesSin ánimo de culpabilizar a quien era conductor en este siniestro, es importante reflexionar sobre estos hechos. No tomarlos como si fueran un destino trágico que estaba escrito, sino como una situación que surge de una combinación de fallas o impericias. En este caso, uno de los factores que influyó fue el climático: llovía intensamente y era de noche. Entre los factores humanos, la tensión acumulada en los kilómetros previos por no conocer el camino y la alta velocidad a la que viajaban. Según los reportes policiales, sólo Buonanotte llevaba el cinturón de s
eguridad, y en gran parte eso evitó que los golpes sufridos fueran más graves. Los otros tres pasajeros no lo llevaban.





Discussion about this post