SAN VICENTE. A las 3 de la madrugada, el movimiento de policías que custodian las celdas en el sector de traslados de la Unidad Regional VIII es reducido y solamente queda la “fuerza mínima imprescindible”. Ese dato lo tenían los presos. En ese horario, el pasado miércoles, cinco internos del sector denominado “de alta peligrosidad” comenzaron a gritar en pedido de auxilio y manifestaron que uno de los detenidos intentaba matarse. Rápidamente, uno de los efectivos de guardia acudió al pabellón, observando que uno de los detenidos por el reciente crimen del remisero Fabio Rafael Lorenzo (26) tenía atado alrededor del cuello un pulóver que estaba sujeto también a la parte superior de una cucheta. El joven sospechoso -de 19 años- se dejó caer sobre las ataduras y parecía inconsciente. El guardia intentó quitarle la prenda de vestir, que parecía asfixiar al reo, cuando en forma imprevista el supuesto suicida tomó al agente de la cintura y lo arrojó violentamente al piso. El policía cayó de espaldas y, como si se tratara de una horda de salvajes, los demás presos se abalanzaron sobre él, comenzaron a patearlo en distintas partes del cuerpo y a propinarle trompadas en el rostro. Pese a estar cubierto de sangre y al borde del desmayo, el funcionario policial reaccionó. Es que tiene conocimientos de judo y ese dato los presos no lo tenían. No pudieron doblegarloLas tomas y llaves de artes marciales permitieron al suboficial liberarse de quienes lo sostenían para que otros lo golpearan estando indefenso. Luego de zafar, el guardia comenzó a caminar a duras penas hacia la entrada de la celda, que por seguridad un camarada de la fuerza siempre deja cerrada a sus espaldas. En este caso, dicha medida parecía ser una trampa mortal para que seis presos -todos detenidos por delitos graves- lo molieran a golpes. No obstante, defendiéndose de los salvajes agresores, el uniformado logró llegar a la entrada. Entonces, una vez que le abrieron los otros policías, fue necesario que otros efectivos apuntaran hacia dentro de la celda con armas largas y exhibiendo gases lacrimógenos a los peligrosos reos. Al verse intimidados, dejaron que el policía saliera. Una vez controlada la situación, el uniformado fue hospitalizado y se supo que tendrá para 25 días de curaciones, pero su heroico accionar desbarató el siniestro plan de fuga que encabezó el sospechoso por el crimen del remisero. El trabajador del volante fue asesinado entre la noche del sábado 25 de abril y la madrugada del siguiente día y por este caso, recientemente, fue apresado su presunto cómplice, un sujeto que estaría ligado al narcotráfico. Intentó volver a mentir Durante la jornada de ayer, mientras le tomaban los datos por la nueva formación de causa al líder de la evasión frustrada, el joven intentó volver a mentir su edad y afirmó a los sumariantes que tenía 17 años. Cabe recordar que este sospechoso engañó en su momento a la Justicia Federal y a la Gendarmería, luego de un asalto con toma de rehenes, donde les dijo a las autoridades que era menor de edad.





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