En las Ecoaldeas de Misiones la vida transcurre muy despacio. En silencio, alejados de las prisas, los horarios y la contaminación que marca el día a día de las ciudades, estos “habitantes del monte” que crearon en la tierra colorada su “mundo alternativo”, su “paraíso en la tierra”, también extienden sus saberes hacia la comunidad mediante talleres de huertas orgánicas, techos verdes, baños secos, banco de semillas y bioconstrucción.En el caso de “Yerbas del Paraíso” también realizaron retiros de yoga, “meditación musical con plantas sanadoras”, talleres de cestería, música, instrumentos étnicos y artesanías en macramé, y de huerta orgánica en conjunto con el Programa ProHuerta.En tanto Ixlandia está programando convivencias y talleres con dos escuelas de la zona, en El Soberbio. Según cuentan sus miembros, tienen “muy buena energía con los vecinos de la picada”, en su mayoría colonos dispuestos a intercambiar saberes y técnicas. En Ixlandia usan energía solar y mecánica mediante máquinas a pedal, como el “bicilavarropas” o la “bicimoledora” para moler granos de maíz, y están dispuestos a compartir estos conocimientos. No tan locosHasta hace unos años, los cultores de la permacultura eran catalogados como “locos” en relación a la “normalidad” de la cultura occidental. Sin embargo en los últimos tiempos hay terminología y hábitos propios de esta tendencia que se masificaron y que ya no parecen “raros”, y que por el contrario, son adoptados como alternativa para frenar la degradación ambiental, el cambio climático, el impacto sobre el entorno. La Permacultura plantea una serie de principios en el “planeamiento, desarrollo, mantenimiento, organización y la preservación de hábitat apto de sostenerse en el futuro”. También es una red y un movimiento internacional de practicantes y organizaciones sin apoyo de corporaciones, instituciones o gobiernos. Los ejes centrales de la permacultura son la producción de alimentos, abasto de energía limpia y sin impacto ambiental y el diseño de la organización de estructuras sociales horizontales. Las ecoaldeas, en tanto, son comunidades “intencionales” porque no necesariamente se unen en lazos familiares, sino que “eligen” vivir juntos con la intención es ser social, ecológica y económicamente sostenibles. Las Ecoaldeas “retoman la sabiduría ancestral de todo el planeta. La visión ecológica y espiritual son igualmente importantes”, definen sus adeptos. Por eso, algunas de ellas incorporan ceremonias chamánicas como beber “ayahuasca”, una decocción de una liana con otras hierbas de origen milenario en culturas amazónicas. En tanto el temazcal es un baño de vapor empleado en la medicina tradicional y religión azteca. “Nosotros estamos haciendo lo que muchos otros pregonan. Lo hacemos con gran conciencia y compromiso personal y con la meta de alcanzar la autosustentabilidad”, cuenta un “aldeano” de Misiones. “Para nosotros no es un retroceso, sino todo lo contrario. Creemos que somos adelantados”.





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