POSADAS. Apenas cae la noche, esperar un colectivo para salir del barrio, o bien regresar a él, puede resultar una verdadera lotería, porque cada vez son más frecuentes las negativas de los colectiveros a ingresar a determinados sectores de la ciudad aduciendo principalmente la falta de seguridad, lo que provoca innumerables complicaciones a los habitantes de esas zonas del sur posadeño, cada vez más pobladas.A las quejas habituales que hasta el momento no encuentran una solución definitiva, los vecinos se animaron a presentar reclamos formales, como lo hicieron los barrios Pratt y Sur Argentino, que llegaron hasta el Concejo Deliberante a exponer el inconveniente que vienen padeciendo desde hace tiempo pero que se agudizó en el último mes. “Antes, Sur Argentino, Pratt y otros cercanos al autódromo podían señalarse como lugares alejados, distantes, poco poblados, donde hasta se podría justificar, aunque no era lo correcto, por qué los colectivos no ingresaban en horario nocturno. Todo eso cambió fácilmente desde hace unos cinco años, porque esto está completamente habitado, se inauguraron varios barrios más acá, en la zona de Sur Argentino y más al fondo también”, planteó Rodolfo González, quien vive en el barrio Pratt.González, que ofició de vocero de un grupo de vecinos que están en la misma situación, exhibió una lista con numerosas firmas avalando ese reclamo. “La problemática es que los colectivos no ingresan en el horario nocturno, en especial la línea 24, lo que nos complica y mucho. Y si no ingresa, tampoco sale”, resaltó González. Pero lo más preocupante es que “depende mucho del chofer que esté de turno, porque nos dicen que por cuestiones de seguridad no ingresan, incluso a veces a partir de las 20.30, es decir, que no es tan tarde. La excusa es que hay cuadras en las que la oscuridad es muy cerrada, el alumbrado público no funciona y eso es motivo suficiente para seguir. Incluso hubo veces en que terminaron antes el recorrido y dejan a los pasajeros a varias cuadras del final del recorrido”.Retroceso en el tiempoA su turno, Roberto Gómez, quien afirma que vive en Pratt desde que el Iprodha entregó ese núcleo habitacional, agregó que “se complica para el que trabaja y tiene que regresar a su casa, porque estamos hablando de un horario que no es tan tarde. Lo mal que estamos que ni siquiera pedimos que la línea 24 ingrese toda la noche, sino que al menos lo haga para que puedan volver los que van a la escuela nocturna, a la Universidad o los que terminan de trabajar alrededor de las 22. Porque hay comercios que cierran a las 21 y reconocidos supermercados que lo hacen a las 21.30. Entonces, hasta que esa persona vaya a tomar el cole, pierde al menos media hora más”.Ambos vecinos coincidieron en que “parece que retrocedimos en el tiempo, no puede ser que estemos pidiendo colectivos que ingresen a los barrios que están muy próximos a transitadas avenidas asfaltadas, que poseen cientos de habitantes, después de las 20.30. Queda en evidencia que, si se trata de seguridad, hay autoridades que deben tomar cartas en el asunto, pero no podemos seguir así, caminando desde la exruta 213 para llegar a nuestras casas. La empresa de esa línea de colectivos sabe muy bien que no están cumpliendo con el recorrido y si realmente es problema de seguridad, tiene que hacerlo público; o si es solamente la falta de luz, que hable y Emsa cambie los focos que no funcionan”. Otra línea, el mismo problemaEn la zona del Club Educación, cercano a Itaembé Miní, la que tiene restringida su servicio nocturno es la línea 17. “El barrio Motem, los del Iprodha que están frente al Club de Educación, Prosol, Ingar y Piedrabuena, a todos nos falla: a las 20.30 ya se corta y ahí hay que caminar hasta la ruta 12 para tomar otro colectivo”, dijo Analía Ramos. A su turno, José Cristaldo apuntó que “hablamos con los choferes y los inspectores, pero nos dicen que es una decisión de la empresa no prolongar el horario del servicio. El 17 entra por la Zapiola hasta el Ingar. Incluso a la mañana muy temprano también suelen quitar una frecuencia y eso implica esperar entre una y dos horas”.Cristaldo recordó con pena cuando tuvo que ir a la guardia del hospital con uno de sus chicos con un ataque de asma: “No tengo auto y plata para un remis tampoco. Mi hijo estaba con asma, nos preparamos para tomar el colectivo que debería salir más o menos a las 20.30, pero nunca pasó. Caminar hasta la ruta es casi media hora, entonces un vecino con buena predisposición nos acercó al hospital y pudo ser medicado. Le salvó la vida”, relató.




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