POSADAS. María (10) y Chavela (11) salen a las 6 de la mañana de su casa con las mochilitas en la espalda y se aprestan a recorrer a pie los cinco kilómetros de caminos colorados que las llevan a la Escuela 785 del paraje Dos de Abril, a 45 kilómetros de El Soberbio. Para llegar tienen que enfrentarse a un monstruo cotidiano: el peligroso y bravo arroyo La Flor, un cauce importante que atraviesan haciendo equilibrio sobre un tronco que hace de precario puente y que les impide llegar a clases cada vez que llueve, porque queda sumamente resbaloso por varios días. El otro monstruo al que desafían diariamente es menos fácil de vencer y es el hambre. Las dos nenas son parte de los 74 chicos que necesitan un comedor escolar que les posibilite alimentarse todos los días para afrontar no sólo la jornada educativa, sino también el largo camino de ida y vuelta a pie. Casi todos recorren un promedio de cinco o seis kilómetros cruzando arroyos, serranías y monte, y este esfuerzo físico les demanda un requerimiento especial en la alimentación que recién reciben después de dos horas, cuando llegan a sus casas tras la travesía. La escena no es distinta a la de cientos de alumnos de decenas de escuelas rurales de Misiones, salvo que en este caso, las redes sociales replicaron una realidad que pocos conocen en las ciudades y que algunos creen que son postales del siglo pasado. La campaña en la red social busca conseguir padrinos para la escuela con el fin de habilitar el comedor escolar, obtener aportes y donaciones de útiles, guardapolvos y abrigos y premiar con un mejor pasar a estos verdaderos héroes pequeñitos y ya no tan anónimos. Solidaridad por “Face”Ramón Isidro Cardozo es un humilde portero en otra escuela del paraje La Flor, en El Soberbio. A través de una computadora, pudo acceder a las redes sociales hace muy poco y les está dando un muy buen uso. De hecho, después de hablar con el director del establecimiento y la comisión de padres de la Escuela 785, sacó fotos y registró el largo camino que tienen que atravesar María y Chavela para llegar a clases y “colgó” la secuencia en un “posteo” en su muro de Facebook, con el fin de que empresas o personas con recursos se ofrezcan como “padrinos” para sostener el comedor que tanto necesitan los nenes. “No es lo mismo decir que los chicos necesitan un comedor que mostrar lo que hacen diariamente para llegar a la escuela, y el Facebook ayuda con eso”, explicó Ramón a PRIMERA EDICIÓN. De hecho, su publicación se viralizó en la red social y las primeras señales de ayuda comenzaron a llegar, aunque todavía nadie se comprometió formalmente a sostener el gasto cotidiano en comida para 74 chicos. “Hay una ONG de Lugano que colabora con nuestra escuelita de La Flor y ahora también ayuda en la escuelita del paraje Dos de Abril. También una señora de Buenos Aires se comprometió con donaciones y otra gente se interiorizó, pero necesitamos algo más permanente. Creemos que la ayuda va a llegar porque es impresionante cómo se solidariza la gente cuando ve a los chicos haciendo lo que hacen para poder estudiar”, se esperanzó. El 10 de mayo, la ONG “Los que nadie ve” invitó a Lugano para participar de una peña a beneficio, pero lógicamente un solo grupo de voluntarios no puede sostener la demanda de dos escuelas a la vez. Héroes pequeñitosDaniel Mattos es el director de la Escuelita 785 del paraje Dos de Abril, la más alejada del casco urbano de El Soberbio y, por lo mismo, la más aislada. La escuela tiene dos secciones con grados integrados, es decir, que los chicos dan clases todos juntos en un mismo aula aunque estén en distintos grados. Por la mañana, cuarenta nenes y nenas cursan con una sola docente tercero, cuarto, quinto y sexto grados. Por la tarde cursan los nenes de primero, segundo y séptimo, también en un aula acoplada y con una sola docente. “Recibimos un promedio de 3.000 pesos mensuales del Gobierno que, haciendo magia, alcanzan para el desayuno y la merienda, pero no tenemos comedor. La verdad es que es muy necesario porque los chicos necesitan el aporte nutricional extra porque caminan muchos kilómetros para llegar”, contó Mattos a PRIMERA EDICIÓN. Por eso accedió cuando el humilde portero de la otra escuela de Colonia La Flor le ofreció la posibilidad de dar a conocer la realidad de estos chicos a través de Facebook. En la escuela viven las dos docentes que se encargan de los 74 chicos, todos hijos de agricultores. “Buscamos un padrino y gente que quiera colaborar con útiles, ropa de abrigo para los chicos, zapatillas o botas, y si quieren aportar para hacer el comedor, mucho mejor. Ahora conseguimos un sueldito para la cocinera, pero falta la mercadería”, contó. El director se refirió a la enorme calidad humana de los pequeños héroes de la Escuela 785: “Tienen muchas ganas de aprender, una conducta intachable, son respetuosos, voluntariosos, no hace falta decirles ni pedirles que colaboren. Llegan después de la travesía y ayudan a limpiar el patio… Todo eso lo aprenden en las casas, los papás también colaboran, mantienen la escuela en condiciones, cortan el pasto. Valoran muchísimo lo que significa poder estudiar en estas condiciones”. Quienes quieran colaborar con útiles, zapatillas, ropa de abrigo o apadrinar el comedor de la escuela, pueden comunicarse a los celulares (03755) 156-54494, del director Daniel Mattos, o al (03755) 15533429, del portero Daniel Isidro Cardozo.





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