El encuentro del presidente de Estados Unidos Barack Obama y su par de Cuba, Raúl Castro, que se concretó ayer en la VII cumbre presidencial de la OEA en Panamá se proyecta como un símbolo de un cambio sustancial en las relaciones internacionales en el continente, en el que la continuidad del bloqueo a la isla, iniciado por Estados Unidos en los años 60 en el marco de la Guerra Fría, constituía un anacronismo.Si bien no se trata más que de un gesto, la decisión del presidente Obama de reanudar relaciones con el Gobierno cubano representa sin dudas un hecho histórico para el continente, en el que en la actualidad se busca afianzar una integración positiva de cara a la trascendencia que adquieren hoy lo grandes bloques supranacionales. La cumbre presidencial reflejó, igualmente, las tensiones que cruzan el continente en un momento en que los analistas estiman que el crecimiento de la última década de los países emergentes, sustentado en los altos precios de las materias primas, está tocando techo y plantea serios interrogantes a futuro. Las renovadas tensiones con Gran Bretaña por los aprestos bélicos y la explotación ilegal de hidrocarburos en la plataforma marítima argentina, así como el accionar desestabilizador de los fondos buitres, son algunos de los temas que llevó a la cumbre la delegación argentina y que, junto a la crisis en Venezuela, dan cuenta de tensiones que el acercamiento Obama-Castro no alcanza a disimular.En tanto, en el país se inicia hoy el calendario electoral con la realización de las Paso en la provincia de Salta, donde compiten 12.827 precandidatos distribuidos en las 334 listas presentadas en toda la provincia por las cuatro alianzas y 61 fuerzas políticas participantes; y de donde saldrán los candidatos a gobernador y vice, diputados y senadores e intendentes y concejales para los comicios provinciales del 17 de mayo próximo.Por primera vez se votará con boleta única electrónica en todas las instancias y localidades, luego de que el voto electrónico se inaugurara parcialmente en Salta en las pasadas elecciones municipales; curiosamente, el Tribunal Electoral indicaba ayer que las terminales de voto electrónico, urnas y útiles electorales que se distribuyen desde el miércoles pasado, llegarán hoy a los parajes más alejados a pie o a lomo de mula, en tanto que lo harán en el helicóptero Bell 429 en los parajes afectados por la crecida del Río Bermejo. La mención a las inundaciones, que afectan a varias provincias y reflejan un creciente deterioro ambiental, y de la paradójica vinculación de la más moderna tecnología con el más antiguo medio de transporte; vienen al caso como reflexión respecto al tono del debate político, que difícilmente aborda objetivamente temas como la crisis ambiental y las asimetrías de desarrollo; pero se explaya en exceso sobre peleas y ambiciones dirigenciales. En principio, se estima que hoy el gobernador Urtubey, que va por un nuevo mandato, lograría aventajar al exmandatario, Juan Carlos Romero, exponente del disperso peronismo disidente. Romero representa a una elite del peronismo vinculada a Eduardo Duhalde, a la que dirigentes de su entorno se empecinan en designar con la perimida denominación de “peronismo federal”, y que no encuentra la manera de recuperar el brillo de pasadas glorias. Enemigo íntimo En la provincia de Buenos Aires, el lanzamiento del intendente Martín Insaurralde como precandidato, con el respaldo de daniel Scioli, del FPV a la gobernación, impactó en el espectro kirchnerista, donde hubo críticas, y hasta expresiones de enojo, por la ambivalencia que demostrara al renunciar a su banca y amagar con pasarse al massismo; luego de haber encabezado la lista del FPV en los últimos comicios. Otra que se lanzó al ruedo, pero en este caso como candidata a la presidencia de la nación, fue la bonaerense Margarita Stolbizer, apoyada por el socialismo, Libres del Sur y otras agrupaciones menores, provenientes del desintegrado FaUnen. Las expectativas del progresismo, que intenta representar Stolbizer, están lejos hoy de la euforia imperante cuando Hermes Binner asomó al frente del pelotón opositor como una apuesta sostenible a futuro. El capítulo traumático, o tragicómico según se vea, del FaUnen quedó definitivamente saldado el jueves, cuando los principales dirigentes radicales que habían votado en contra del acuerdo con el PRO en la Convención de Gualeguaychú, Julio Cobos, Gerardo Morales, Ángel Rozas y Ricardo Alfonsín, desistieron a último momento de sumarse a la candidatura de Stolbizer y se encolumnaron detrás del macrismo. La precandidata lo negó, pero es visible que su lanzamiento, con escasas probabilidades de llegar al poder, apunta a convertirse en la ambulancia que recoja los heridos por el controvertido pacto PRO-UCR. A la esperaA nivel provincial, la reaparición del diputado nacional Alex Ziegler cerca del gobernador Closs, junto a declaraciones radiales del mismo legislador, en las que aseguró que no desiste de su intención de ser candidato, ratificaron que en el oficialismo no está apagada del todo la llama de una interna que es connatural a su formación. La ausencia de una definición de la fecha de elecciones, dato que recién se conocería el próximo 1 de mayo, cuando el gobernador Closs asista a la sesión inaugural de la Legislatura provincial, hace que toda la escena preelectoral en la provincia, tanto en la oposición como en el oficialismo; se recubra de un manto de indefiniciones y dudas.Respecto a la alianza gobernante, una fuente con vinculaciones a nivel nacional sostuvo que hasta hoy las encuestas confirman que “la sigla mide mejor que cualquiera de sus candidatos vistos individualmente”. De cualquier modo, se sabe que la foto actual está lejos de ser la definitiva, y dada la volatilidad demostrada por el electorado, nadie tiene “la vaca atada” de aquí hasta la fecha de elecciones. Por ello, no es indiferente el nombre del candidato, y la fórmula Passalacqua- Herrera Ahuad, supuestamente bendecida por los dos popes renovadores; continúa sin proclamarse efectivamente. Si bien se estima que el Gobernador se inclinaría por la decisión, previamente sugerida, de romper con la táctica de adelantar los comicios locales, y se sumaría a la fecha nacional, coincidiendo con las Paso del 9 de agosto, el futuro es incierto. Los sectores de oposición que vienen trabajando en la hipótesis de un “gran frente gran” contra la renovación, también están hundidos de lleno en la duda metódica, a causa del complejo escenario preelectoral. Aquí, las fuentes coinciden en que el fracturado radicalismo local no supera el 12% de intención de voto; dado que el candidato a gobernador, Gustavo González, no estaría logrando entusiasm
ar al electorado radical capitalino; tal como lo insinuó la última interna. Por su parte, Alfredo Schiavoni caminaría a alcanzar esa barrera con el fin de fortalecer su intención de reclamar más protagonismo en la fórmula de un posible (aunque lejano) futuro frente. El diputado Héctor Bárbaro, lanzado a una fuerte campaña publicitaria para poner pie en el electorado posadeño; es otro que supone tener votos suficientes como para encabezar el presunto frente pero no se decide a poner el pie definitivamente. La expulsión de los diputados Hugo Escalada y María Losada, finalmente, se convirtió en la comidilla del ambiente político local y hasta los catapultó a una incursión nacional interesadamente fogoneada por un conocido programa K. La titular del Tribunal de Disciplina que decidió la expulsión, Gloria Llamosas, y otros voceros del Comité Provincia, no convenció al salir a negar -a su vez- que los legisladores de Vanguardia Radical fueron expulsados por su oposición al acuerdo con el macrismo. Claramente, más allá de las cuestiones formales alegadas por la conducción, el pacto UCR-PRO no sólo fue la causa de este caso de irregular expulsión; sino que resalta hoy como el eje de una crisis histórica del centenario partido, que tiró por la borda el legado alfonsinista tras un circunstancial y poco claro objetivo electoral. La forma en que desde la conducción se continúa atacando, con visible encono, a los expulsados, deja ver que el caso no se agota en un simple expediente formal, sino que refleja una disputa de ideas en nada ajena a la polarización creciente de un escenario electoral en el que se juega, como mínimo, el balance de toda una década.





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