GARUPÁ. La basura que generan los 65 mil habitantes de esta ciudad, distribuidos entre los barrios de Iprodha y de la EBY, además de los que se encuentran en el casco histórico, empieza a ser un dolor de cabeza en el municipio. El trabajo de recolección se realiza con tres camiones compactadores y otros tres de carga, pero entre las idas de unos y otros al taller, algunas semanas el cumplimiento del servicio se traba por distintos motivos. La reacción inmediata es la queja de los vecinos, quienes a veces deben soportar hasta cinco días de basura acumulada frente a sus domicilios porque “no pasó el camión y los perros callejeros no tardan en romper las bolsas. Al rato, el barrio se infesta de alimañas”, graficó Laura Hernández, vecina del barrio Fátima, un complejo habitacional que para colmo tiene un problema crónico con la acumulación de cacharros. Ramón Pintos, residente a la vera de la avenida Las Américas, contó que “las recientes lluvias habían puesto al desnudo esta crítica situación, ya que en una hora había llovido lo que normalmente debería precipitarse en al menos dos días y los badenes y sumideros no dieron abasto”. Las complicaciones fueron notorias para el área de Servicios Públicos, porque los desagües estaban tapados con todo tipo de desechos, incluso con lavarropas en desuso, palanganas, baldes y otros residuos domiciliarios.Por ahora, el único recurso para luchar contra la acumulación de cacharros y la generación de basurales es insistir en la toma de conciencia de los particulares, de que sacar la basura únicamente los días que saben que va a pasar el camión recolector.Consultado sobre la existencia de iniciativas para poner en marcha algún plan de manejo de residuos urbanos más eficiente, el alcalde local, Luis Ripoll, admitió que ve “con dificultad” la posibilidad de aplicar en el mediano plazo una política de servicios ambientales como por ejemplo se aplica en Posadas los “puntos verdes” que son una suerte de contenedores fijos que funcionan como puntos de recolección de materiales reciclables y residuos eléctricos y electrónicos, diseñados especialmente para que se puedan disponer los residuos domiciliarios.“Para hacerlo posible, la Comuna debería al menos contar (que no tiene) con un camión especial de carga lateral para poder levantar esos contenedores. Sin embargo, inclusive si pudiera tenerlos, para impulsar la iniciativa de los ‘puntos verdes’, sólo podría hacerse en un pequeño tramo del mapa, porque la topografía geográfica de Garupá es muy especial, en todos los barrios los caminos son sinuosos y con pronunciados badenes. La única posibilidad de generar puntos verdes es hacerlo en aquellos caminos donde no haya ondulaciones, que no son muchos, ya que los camiones tienen un diseño que no permite transitar por zonas de badenes, ya que lo rompen”, evaluaron desde el Ejecutivo comunal.Mientras tanto, al costado del tramo pavimentado de la ruta que lleva a la cancha de Crucero del Norte perduran los microbasurales que no puede el municipio. “Hay ciudadanos que son muy desaprensivos, piensan que se trata de tirar la basura y que ahí termina el problema”, criticó Ripoll. Por último, los esfuerzos orientados a la concientización también tropiezan con distintas problemáticas y todo el trabajo se hace muy cuesta arriba: “Se habla, se charla, se concientiza, se inician campañas, hasta se planteó la cuestión de regular la separación de residuos, pero la idea no prendió”, reconoció el intendente.





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