POSADAS. A lo largo de los años, las tendencias en moda y vestimenta fueron cambiando. Actualmente se puede apreciar ese drástico cambio en el vestir de algunas niñas que eligen -o exigen- simular ser mayores, además de gestos y actitudes que denotan una edad que no tienen.“En el vestuario de nuestras hijas mujeres nos fuimos despojando de moños, encajes, vestidos primorosos para ir sumando una vestimenta cargada de brillos, animal print, calzas ajustadas, escotes, incluyendo maquillaje y esmaltes. Pasó de ser una atuendo delicado a una vestimenta sexy”, indicó la licenciada Emilia Elisa Canzutti, cofundadora de Momento Cero, que trabaja en la prevención primaria de la salud física y mental de los individuos, intentando prevenir la enfermedad y los desórdenes emocionales.Rosana Krausemann, licenciada en Psicología, indicó a PRIMERA EDICIÓN que “estas prácticas producen una disminución en la confianza y la seguridad básicas en la infancia y conlleva a problemas de índole psicológico en la edad adulta, que pueden derivar en diversos trastornos como los alimenti-cios, entre ellos, la bulimia y anorexia”.Corpiños con relleno y tacos altos“La adultización de la niñez es un proceso cada vez más complejo, en el cual confluyen varios factores. El papel principal lo imparten los medios de comunicación (publicidades, series y novelas para niños y adolescentes), que muestran continuamente el nuevo rol que se exige a los niños como adultos en miniatura, con características que no se condicen con su edad”, explicó Krausemann.Destacó que “la hipersexualización tiene diversas fuentes. Por un lado, la publicidad que a menudo busca niñas para mostrar un modelo de ‘Lolitas’, completamente sexualizadas y despojadas de su rol de niñas. Por otro lado, la industria de la moda, que fabrica indumentaria (zapatos con tacos, bikinis con rellenos, etcétera) que no es funcional a los requerimientos de esta etapa y que no permite desarrollar sus actividades regulares como correr, hacer deportes, trepar un árbol, entre otros ejemplos, y que además pueden llevar a problemas de salud a mediano plazo”. En tercer lugar, indicó que “las series y programas de televisión muestran estereotipos donde las protagonistas están excesivamente maquilladas, con ropa inadecuada y con conductas propias de adultos, dando un modelo a seguir nada bueno para las niñas”.Entre lo simpático y lo peligroso “Hay madres que vienen directamente pidiendo moda, vestidos con brillos, el look de alguna protagonista de televisión. Hay algunos casos de madres que piden algo más clásico, pero casi no se fabrica ese estilo”, explicaron en un local de ropa para niños del centro de Posadas.“Acá los chicos mandan”, indicó la encargada de una zapatería. Las niñas eligen las sandalias que les gustan y piden tacos, brillos, explicó señalando que “ni las guillerminas -negras para ir a la escuela- se quieren comprar”. Más allá de que pueda resultar divertido a los padres ver a sus niñas vestidas como chicas más grandes, “se puede estar corriendo riesgos que quizás los padres no avizoran en el momento actual, sino que se darán cuenta más adelante, posiblemente en la adolescencia, cuando (la menor) parezca más grande y la sociedad exija de ella algo que su mente no entiende o no sepa cómo salir de alguna situación desagradable”, indicaron las especialistas.“Desde pequeñas, las nenas buscan ponerse los tacos de mamá en una actividad lúdica, divertida y placentera. Circunscripto en un juego, quizás muchas cosas se permiten: usar maquillaje de grandes, pintarse las uñas, lucir ropa y accesorios de chica grande. Pero ¿qué pasa si la nena dice: ‘Si no llevo las uñas pintadas como hace fulanita, no quiero ir al jardín’?”, planteó Emilia Canzutti, psicóloga de niños, adolescentes y adultos. Cómo poner límites“Somos los adultos los responsables de establecer los límites sobre aquellas cosas a las cuales se exponen nuestros hijos, preservando su bienestar para lograr en el futuro un adulto sano y feliz”, dijo Krausemann. Los padres muchas veces no saben hasta dónde permitir este “juego” en el cual las pequeñas buscan vestirse como grandes. Es importante que la madre, padre, o ambos, puedan establecer los límites entre el juego y la realidad cotidiana, comprendiendo que, si bien cada cual puede vestirse como quiera, hay ciertas edades en las cuales es mejor preservar y moderar algunos aspectos de la vestimenta.“Muchas veces, por no tomar conciencia o porque es divertido verla como una nena sexy, perdemos de vista el recorrido personal y necesario en tiempo y forma que hace cada persona en lo físico, madurativo, emocional, social y sexual. De alguna manera, podríamos estar interfiriendo en el desarrollo natural del ser mujer de esa niña”, advirtió Canzutti. ¿Ropa cómoda o de grandes?Desde su origen, la ropa tuvo un objetivo: preservar del frío, proteger la piel, entre otros. Hoy, los diseños y las modas son una variable. Además, los diferentes momentos de la vida social, como el trabajo, la escuela, reuniones, cumpleaños, el club, paseos, etcétera, imponen determinado tipo de ropa. No obstante, está en los padres ayudar a tomar las mejores decisiones a la hora de comprar, porque se debe priorizar que la ropa sea cómoda para el momento de jugar y que, en el caso de los calzados, preserven el pie. Por ejemplo, las sandalias con tiritas o plataformas, por ser muy pesadas o poco firmes, pueden generar deformaciones en pie, pierna y columna.




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