POSADAS. “El noviazgo es una relación con fines de matrimonio”, según la definición de la Real Academia Española. Si el conocimiento mutuo durante esos años es satisfactorio, varias parejas deciden hacer oficial la unión. En ese momento, que quizás sea uno de los más importantes en la vida de una persona, no hay que dejar detalle librado al azar. Con ese contexto es que, hace algún tiempo, apareció un nuevo rubro que tiene cada vez más demanda: las wedding planners. Estas “planificadoras de bodas”, según su traducción al castellano, son las encargadas de hacer que todos los sueños que tienen los novios con respecto a esa noche mágica, se hagan realidad. “Mi función específica es la coordinación general. Yo no cocino, no decoro, yo no hago nada. Yo tengo el contacto y de acuerdo al perfil y al presupuesto de cada cliente lo oriento. Soy la intermediaria entre proveedores y clientes. Mi función es coordinar todo, desde el minuto cero de contratación hasta que se vaya el último invitado y empiecen a llegar los proveedores a recoger sus cosas”, explica Majo Presa a PRIMERA EDICIÓN. Majo estudió Administración Hotelera y Gastronómica en Posadas y después se especializó a través de cursos como wedding planners. “Los veranos trabajo en Punta del Este, hago Hotelería, lo que sirve para nutrirme. Aprovecho la temporada y de paso descanso del calor de Misiones”, se ríe esta mujer de 35 años que hace cinco dedica su vida a diseñar la noche perfecta para las parejas que quieren dar el sí. “Comencé porque empezaron a casarse amigas y como yo trabajaba en los hoteles, ellas me llamaban porque yo conocía a todos los proveedores y los recomendaba. Así fue con una seguidilla de amigas y me di cuenta que me gustaba mucho más trabajar de wedding planner, que podía ser jefa de mi horario y con algo tan feliz como son las fiestas”.Similar es el caso de Laura Alvarenga, de “Cosas bellas”, “el gusto por la decoración de fiestas, reuniones y ambientación, me llevaron a darle carácter oficial a este emprendimiento que comenzó como un hobby”, relata en diálogo con este Diario. “En el 2015 cumpliré cinco años en un medio muy competitivo, exigente y con muchas tendencias”, asegura. Laura se preparó para la profesión que ostenta hoy en día a distancia en D&F Consultores (Capacitación y Eventos) de Capital Federal. “Como organizadora de eventos, fue la reconocida wedding planner licenciada Alejandra Fontecha, quien finalmente definió mi preferencia por las bodas y en agosto de 2010 concluí exitosamente mi formación como wedding planner al organizar una boda campestre como trabajo final”.Los tiempos de organizaciónDesde el momento que la pareja, en su intimidad, decide dar el gran paso, se pone en juego un sinfín de posibilidades que hay que condensar en una noche especial. Los pedidos van desde lo más clásico a lo más extravagante y allí debe decir presente la weding planner para ordenar. Y lo debe hacer en un tiempo determinado para que todo salga como corresponde. Ese tiempo, “depende del evento. Hay clientes que quieren más cosas o sueñan con más cosas y hay otros clientes que son muchos más accesibles en la orientación o en sus gustos”, asegura Majo. Laura, por su parte, opina que “el tiempo estimado para organizar un evento es relativo. Un año antes de la fecha elegida es lo ideal, permite contar con disponibilidad de la infraestructura que necesitamos para la reunión, que es el primer paso, ya que de acuerdo al lugar elegido planificaremos los elementos restantes. Además de contar con disponibilidad de los proveedores, lo que es fundamental ya que nos permite diagramar cómodamente los pasos y cerrar los servicios”.Sobre los precios ambas sostienen que depende de lo que pidan y quieran los novios. “Si es una comida especial o un momento especial o más horas de las que puedo llegar a cubrir, todo eso encarece. Mis honorarios siempre son los mismos, lo que cambia es el tiempo y todo lo extra que pueden llegar a pedir de lo que ya está establecido como servicio básico. Yo trato de cumplir tu sueño, de ahí en más tengo la obligación de decirte lo que es posible y lo imposible”, asegura Majo. Laura dice que “hablar de costos hoy es encasillar los presupuestos. El catering con bebidas intermedias dan los precios de base. Incluyen vajilla, mozos y un menú sencillo (recepción, principal y postre) que rondan los 280 pesos por persona. A ese precio hay que sumarle los gastos de decoración, ambientación y mobiliario extra -living, mesas, sillas, mantelería, fundas, barra de tragos y accesorios- que rondan los 400 pesos por comensal. El Dj, la fotografía, filmación y video, tienen presupuestos por separado y a los gastos generales se suman los impuestos (Sadaic y Aadicapif) más la seguridad. El costo del salón no está incluido y muchos lo tienen gratuitamente por estar asociados a alguna entidad, o a menor costo. La fiesta más elevada en presupuesto no tiene techo”. Pedidos insólitos Cada pareja es un mundo. Tiene gustos particulares, algunos de lo más normales otros de lo más llamativos. Llegan a la mesa de conversación con cientos de ideas que la wedding planner debe hacer funcionar. Ejemplos hay varios: desde entradas espectaculares con globos liberados al aire hasta el ingreso a cabalgata.“Lo más raro -cuenta Majo- es cuando quieren incluir cosas que no son comunes en la vida cotidiana como, por ejemplo, llegar a caballo y pasa que la novia nunca se subió a uno. Entonces tenemos que empezar de cero: primero hay que practicar, conseguir el caballo y pagar un veterinario para que esté todo el tiempo con él. Ese día no puede haber flashes porque el animal se asusta, etc. Entonces, muchas veces tengo que ser realista y decirles que el sueño de entrar a caballo es imposible, porque no va con el salón, con el presupuesto que manejan o con la practicidad de la noche. Eso fue lo más raro, gente que me pidió entrar a caballo y nunca se subió a uno”. Laura, por su parte destacó “como una situación poco común haber organizado la boda de Natalia y Carlos, a distancia. A mediados del 2010 me contacté con esta pareja de Reno, Nevada, Estados Unidos, quienes después de aproximadamente ocho meses de contacto por internet donde analizamos todos los detalles, llegaron a Posadas para reunirse con sus familiares seis días antes de la boda. Aquí estaba todo listo, dispuesto y solucionado para ese hermoso casamiento: el ramo de la novia y la iglesia decorada con rosas color manteca tal como ella lo había pedido.
Cuando terminó la fiesta, Natalia Amarilla muy emocionada me dijo: ‘sin dudas, tus ojos fueron los míos’”. Las nuevas tendenciasCada día aparecen cosas nuevas que modifican el diseño de una boda. “Hace treinta años se trabajaba con flores naturales, se usaba mucho globo. Hoy la tendencia es menos tela y más ambientación”, aseguran las organizadoras que están en esto desde hace más de treinta años. Majo dice que la nueva tendencia es “romper con el protocolo. Para mí el éxito de la fiesta es que esté relacionada con la personalidad de los novios, no poner ligas porque alguna vez se usó ligas, los regalos de boda ya no son vasos o licuadoras, es dinero en efectivo para su luna de miel. También pasa que las parejas que se casan hoy en día ya viven juntas desde hace un tiempo. Son muy pocas las que se casan y se van a vivir juntos después. Hay novias que ya no se casan con vestido largo o blanco o ya no cortan torta, ya no bailan el vals. Hacerlo de tarde, en un estilo americano es una nueva tendencia. Hay salones con parques hermosos, muy bien instalados, con buena capacidad y los paisajes de Misiones son hermosos”.“Un salón de fiestas es lo ideal, por todo lo que representa contar con una buena infraestructura, eso se traduce en una buena cocina, aire acondicionado y comodidad para los invitados. Las fiestas al aire libre son muy lindas de planificar pero se arriesga mucho al jugar con la posibilidad del clima”, indica Laura. Contrariamente a lo que se cree a nivel popular, la gente se casa. “Igual o más que antes, sí festejan con menos volumen que antes, cambió la cantidad de invitados, solían ser eventos de 200 personas pero como los costos cambiaron ese número se redujo, pero la gente se casa igual”, asegura Majo, quien además cuenta que llega a hacer hasta dos casamientos por fines de semana y que los días con más demanda son el 14 de febrero y el 21 de septiembre. Aún así, la recesión hace estragos en las fiestas, empresas de decoración aseguran que “lo primero que baja cuando se viven tiempos difíciles en la economía es la decoración. Pasa que ahora la gente se casa mucho más simple, ya no hay tantas fiestas pomposas”, relatan.Igual, los detalles de las que sí se organizan deben ser atendidos con dedicación. Las wedding planners son el eslabón entre el sueño de los novios y lo que se verá plasmado en la realidad. En ese “detalle” es donde se encuentra su incalculable importancia.





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