POSADAS. Un payaso es un personaje de vestimentas extravagantes, maquillaje excesivo y pelucas llamativas, cuya función es hacer reír a la gente, gastar bromas, hacer piruetas y, en ocasiones, trucos divertidos, pero también es un actor satírico que se burla de la cotidianidad. Y así es como “Pelusa” enfrenta cada día, desde hace doce años, a las calles posadeñas.Un cantero de la esquina de Córdoba y San Lorenzo, una vereda céntrica, el ingreso a un local comercial… Todos son buenos escenarios para que este hombre dé rienda suelta a su imaginación y se deje llevar por esa magia que sólo puede emanar de ese niño que lleva dentro y por la que en esta poco más de una década alrededor de cuarenta empresas lo contrataron para que sea su imagen publicitaria.De la crisis al “renacimiento”Pero, como todo en la vida, “Pelusa” no surgió porque sí. El hombre que cada mañana viste el jardinero chillón, se calza los zapatos gigantes y cubre su cabeza con una boina confiesa que este ser que regala alegrías y se instaló como un clásico del centro capitalino confesó que “en muy poco tiempo me pasaron cosas muy grosas, para bien y para mal. Para bien, porque descubrí el personaje del payaso, mi vocación, mi pasión, que realmente es ésta. Lo malo, separarme, de muy mala manera”. “Vivía en Lomas de Zamora, vine a vivir a Posadas con mi familia y comencé a trabajar, vendiendo chinas para una panadería, local por local, caminando por toda la ciudad, después surgió la posibilidad de la venta por mayor y en la costanera. Un día voy a vender al hospital y había un nenito que tenía que hacerse un trasplante en el Garrahan, la familia necesitaba reunir dinero y se me ocurre convocar a “Poca Sopa” y “Medio Kilo” para organizar un evento solidario. Se juntaron 25 marcas, más allá de que nadie me conocía, todo salió muy bien y así asomó la oportunidad de animar fiestas de cumpleaños”, mencionó.Y agregó que “una crisis familiar me destruye y aparece ‘Pelusa’, empecé a acercarme más a la gente de las marcas y ellos me ayudaron muchísimo, más los cumpleaños, después me invitaron para hacer una fiesta para una nenita en el anfiteatro y cuando llegué tuve que conducir el evento porque faltó el presentador y ahí fue, creo, el guau, lo máximo que me pasó”.Días llenos de sorpresas“Aquí uno nunca deja de sorprenderse. Un día me acercaron una carta de un señor que estaba muy enfermo, pasó por la esquina donde estaba haciendo propaganda de las pelotas de Casa Juañuk y de revelados para un laboratorio de fotografía muy conocido y el escucharme lo ayudó a salir de la depresión que sentía, entonces me escribió y me hizo llegar su carta, estas son cosas muy copadas, que no le pasan a todos, cosas muy lindas y quiero seguir con esto”, mencionó Pelusa, un nombre que explica, está relacionado con la cercanía de Lomas de Zamora con Villa Fiorito, donde nació y vivió de muy pequeño, un barrio porteño que se identifica Maradona”.“Además, mi madrina me hacía cumpleaños, a ella le dicen ‘Pelusa’, así que algo inconsciente se ve que hay para que me llame así, y ni hablar de que tengo fotos de chiquito, con trajes de payaso hechos por mi abuela para participar en los Carnavales, es como que ya estaba predestinado, algo me fue marcando para dedicar mis días a este personaje”, opina.Y mientras anuncia promociones, roba sonrisas de niños y grandes, “Pelusa” sueña con volver a la TV, como en aquellos años en que un sinnúmero de pequeños disfrutó de tardes divertidas cuando hacía “Jugarella”, y diagrama un gran festejo por sus doce años en este trabajo.





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