POSADAS. Buscar en diarios, en Facebook, llamar a decenas de teléfonos, correr detrás de los requisitos, decidir sobre tener o no un compañero de pieza, comprar muebles, trasladar mudanza, ajustar presupuestos… Estas últimas semanas son intensas y estresantes para los padres de jóvenes que deben mudarse a la capital provincial o a alguna de las ciudades del interior para iniciar su vida universitaria. La alta demanda de alquileres destinados al alojamiento de los chicos genera un movimiento intenso del mercado inmobiliario y “zonas calientes” en distintos barrios que transforman su tradicional fisonomía a partir de la instalación y apertura de nuevas sedes de las universidades que ofrecen sus servicios educativos. La oferta de departamentos, monoambientes y habitaciones también estresa a los operadores y corredores inmobiliarios, que se ven obligados a redireccionar las inversiones de sus clientes para responder a una nueva realidad y a cientos de potenciales nuevos inquilinos que necesitan locaciones a buen precio, cercanas a los centros de estudio, con servicios adecuados y con alternativas para solucionar su “día a día” dentro del mismo radio en el cual van a vivir.“La zona caliente por excelencia en Posadas en este momento es la que se ubica entre las avenidas Mitre, Uruguay, Francisco de Haro y Trincheras, a partir de la inauguración del nuevo edificio de la Cuenca del Plata. Realmente no hay nada más para alquilar allí”, graficó el presidente de la Cámara Inmobiliaria de Misiones, Luis Sosa.A partir de los nuevos requerimientos y de la imposibilidad de resolver semejante demanda en un lapso breve de tiempo, la Cámara planteará una suerte de coordinación con las universidades con la intención de dar una respuesta a las cientos de familias -mayoritariamente de localidades del interior de Misiones, aunque también de provincias y países limítrofes- que deben encontrar un lugar seguro, digno y barato para que vivan sus hijos. Es que, a partir de la transformación de Posadas en un polo universitario cada vez más importante, “nos urge planificar mejor sobre dónde se debe invertir para generar los espacios destinados a alquileres para estudiantes”. Los precios, ese gran talón de Aquiles Pensar en la mudanza de un hijo a otra ciudad es un desafío para toda familia, especialmente para los asalariados que entienden qué significa “mantener dos casas”. Los precios de los alquileres son el primer escollo en la meta de posibilitar la formación de un hijo en otra ciudad. Según una consulta de este diario entre algunos estudiantes, los alquileres de monoambientes o habitaciones con baño rondan los 1.200 y 1.500 pesos, “pero piden más en estas fechas”, mientras que “no se consiguen departamentos de un dormitorio por menos de 2.000 pesos”. La especulación también juega en contra de quienes no lograron cerrar tratos a finales del año con miras a una mudanza en febrero. Para los integrantes de la Cámara Inmobiliaria, esta especulación parte de un mito que también, dicen, está siendo desterrado: “Muchos creen que el trato directo con el dueño posibilita mejores negocios o un precio más bajo, pero estamos demostrando que es al revés, porque el trato directo sin intermediación inmobiliaria da lugar a distorsiones que pueden complicar y mucho a los padres de alumnos universitarios, por abusos cuando la gente está desesperada”, explica Sosa.Es que las inmobiliarias “se manejan con precios de referencia que se respetan o se mantienen con pocas variaciones y que se determinan de acuerdo a la zona de locación, a las dimensiones y los servicios que tiene el departamento y el barrio”. En tanto, la oferta privada “no se rige por estos parámetros y puede disparar los precios en tiempos de escasez, como el que estamos viviendo por estos días”.“Cuando los padres vienen a la inmobiliaria es porque ya recorrieron todo el espinel de la oferta privada o directa y no encontraron nada, o encontraron alquileres en barrios alejados y a precios altísimos. Es ahí cuando se sorprenden porque la inmobiliaria tiene otra forma de trabajar y de organizar la oferta. Generalmente ofrecemos inmuebles cercanos a las facultades, con seguridad relativamente buena en la zona, con buenos servicios y conectividad y a un precio siempre aceptable. A eso sumamos la seriedad del trato y la posibilidad de interceder ante las necesidades de los inquilinos. Nos manejamos con clientes serios que tienen que tener a disposición inmuebles en perfecto estado, y quien recurre a nosotros sabe con quién contrata”, explicó el referente de los inmobiliarios.Flexibilizar los requisitosConsiderando que uno de los motivos por los cuales los padres buscan alquilar sin intermediarios es la cantidad de requisitos que se exigen por otras vías, desde la Cámara Inmobiliaria promovieron nuevas operatorias para el alquiler de departamentos para estudiantes: “Flexibilizamos el pedido de garantías, estamos facilitando todos los pasos porque entendemos que no siempre es fácil cumplir los requisitos tradicionales del alquiler”, señaló el presidente de la institución, y todo ello “porque la experiencia nos demostró que el cliente más cumplidor con el alquiler es la familia del estudiante: son ciento por ciento pagadores, lo primero que hacen es apartar el presupuesto para asegurarle el techo a los hijos, y eso es lógico, por eso hay un cambio de mentalidad y una mayor consideración”.Villa Lanús y sus materias pendientesLa gran barriada de Villa Lanús definitivamente se transformó en un polo de alta demanda de alojamiento para estudiantes a partir del funcionamiento del Campus Universitario de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) y del permanente crecimiento de ofertas académicas por la mudanza de más facultades. Sin embargo, todavía tiene grandes materias pendientes con los estudiantes en relación a la seguridad y a los servicios que necesitan para transcurrir el día a día con tranquilidad. La ruta nacional 12 y la avenida Juan Perón son las arterias sobre las que se instalaron los edificios destinados a alquileres para los universitarios, algunos de los cuales todavía se encuentran en construcción. La oferta de alquileres en la zona es amplia, pero tiene dos desventajas, según estudiantes consultados: el precio sería elevado en comparación con los costos de alquileres en zonas más céntricas “y la seguridad es absolutamente deficiente”, lo mismo que la iluminación pública. “También faltan lavaderos, supermercados, locales de comida al paso, delivery, viandas, lugares para poder juntarnos. No hay muchas opciones”, enumeraron.Otro de los fenómenos que hacen notar con crudeza la pérdida del poder adquisitivo de las familias es el hacinamiento en el que viven muchos estudiantes en l
os edificios de Miguel Lanús. En un departamento de un dormitorio se pueden llegar a albergar hasta cinco estudiantes, lo que hace difícil la convivencia. “No hay mucho para hacer por la zona y no podemos estar adentro porque nos chocamos entre nosotros, es difícil convivir pero es la única manera de permanecer acá. Estoy en tercer año, la mitad de la carrera adentro, no puedo darme el lujo de abandonar”. Así de crudo es el relato de Ricardo (21), que tiene que sobrevivir en estas condiciones con un presupuesto de 1.500 pesos mensuales, que es lo máximo que su familia puede destinar a su preparación para el futuro. ¿Y cómo se hace? es la pregunta inevitable: “800 en alquiler, comer en el comedor… el resto, para ir tirando”. Vivir solos, un lujoEn cuanto a las tendencias del mercado de acuerdo a la demanda que se generó desde fines de diciembre en la búsqueda de lugares para que vivan los universitarios, Sosa hizo notar varios cambios en relación a años anteriores: “Hoy vemos que es casi un lujo que un universitario viva solo. Estamos notando una importante tendencia a compartir. El poder adquisitivo está golpeado y la prioridad de los padres es que los chicos no tengan que abandonar por cuestiones económicas”, explicó el referente de los inmobiliarios locales. En relación a qué tipo de alojamiento buscan los padres para sus hijos, también hay diferencias con otras épocas: “A todos los inversores les recomendamos que ya no construyan monoambientes. La tendencia es conseguir departamentos de un dormitorio, con cierta privacidad entre el lugar donde se duerme y los demás ambientes. Siguen existiendo monoambientes, pero los padres piden departamentos con estas características”. El costo promedio de un alquiler ronda los 2.000 pesos mensuales, de ahí la tendencia a compartir con uno o dos compañeros. En Oberá, “alquileres caros y muy lejos”OBERÁ. Con 415 ingresantes este año, la Facultad de Ingeniería de esta ciudad también se hizo eco de la alta demanda de alquileres que se genera año a año. “Los chicos nos dicen que lo más barato que consiguen es una pieza ubicada bastante lejos y por 800 pesos, por eso intentamos ayudarlos en esa búsqueda tratando de redirigirlos y orientarlos, porque vienen de toda la provincia y con lo justo”, explicó a este diario el secretario de Bienestar Estudiantil de la Unam en Oberá, Daniel Valdez. A fines del año pasado, y previendo la demanda al rojo, desde la Facultad de Ingeniería intentaron conformar una “bolsa de alquileres” para registrar casas, departamentos, pensiones y monoambientes destinados a los estudiantes, pero la iniciativa no prosperó porque quienes ofrecieron lo hicieron a precios elevados y en zonas demasiado alejadas.“Hay un recambio permanente de gente en octubre o noviembre y en abril, que es cuando los chicos van terminando la carrera o no logran ingresar y se vuelven. Por eso les recomendamos acordar alquileres lo antes posible y en esos meses”, agregó. La Facultad tiene algunos departamentos que funcionan como albergues estudiantiles y que alojan a 40 chicos y chicas, y este año, mediante la gestión de un fondo especial, esperan sumar a doce estudiantes más, aunque hasta a la institución se le dificulta encontrar el lugar adecuado y con el precio acorde: “Nos interesa encontrar en el barrio Krause, que es cercano, pero todavía no pudimos cerrar nada”.





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