POSADAS. A pesar que en otras regiones los resultados son positivos, en la región NEA las expectativas de contratación de personal para el primer trimestre del próximo año decrecen, de acuerdo a los datos de la Encuesta de Expectativas de Empleo Global de ManpowerGroup.De acuerdo a los 802 empleadores encuestados, se reporta una Expectativa Neta de Empleo (ENE) de +3%, pero las intenciones de contratación decrecen 2% en la comparación trimestral y 3% interanualmente. Para la región NEA las expectativas son las más débiles ya que la respuesta de los empleadores reporta una ENE de -9%.La Expectativa Neta de Empleo se obtiene tomando el porcentaje de empleadores que prevé un aumento en sus contrataciones, restándole a éste el porcentaje que espera una disminución del empleo en su nómina para el próximo trimestre. Los empleadores anticipan una suba de las contrataciones en cuatro de las seis regiones durante el período enero – marzo 2015. Por su parte, los empleadores de NEA y AMBA reportan expectativas decrecientes de nueve y cuatro puntos porcentuales respectivamente, siendo éstos sus niveles más bajos desde 2009. “Los planes de contratación para el primer trimestre de 2015 no muestran signos de recuperación y bajan tanto trimestral como interanualmente. Cabe mencionar que, tal como sucedió en el trimestre anterior, más del 80% de los empleadores no planean hacer cambios en sus nóminas, lo que demuestra cierta cautela de su parte”, sostuvo Alfredo Fagalde, Director General de ManpowerGroup Argentina.Mercado laboral preocupanteUn informe de la Ieral, de Fundación Mediterránea profundiza en algunos datos que describen un escenario laboral preocupante durante 2014 y apunta que “aumenta el desempleo juvenil y crece la inactividad laboral entre mujeres jóvenes”. El trabajo, elaborado por Marcelo Capello, Gerardo García Oro y Laura Caullo, señala que “la crítica situación del empleo llevó a que los indicadores reflejen un nivel mínimo de participación laboral respecto a los últimos diez años (44,7% de la población) y una tasa de empleo (proporción de ocupados respecto a la población total) del 41,3%, comparable con los primeros años de recuperación económica (2004 y 2005)”.“Las dificultades laborales se acentúan sobre la población joven, sobre la cual se observa una creciente tendencia hacia la inactividad laboral. Respecto a las mujeres, el hecho de que tanto la tasa de actividad como la de desempleo se contraigan en forma recurrente demuestra la progresiva exclusión laboral (voluntaria o involuntaria) que sufre este conjunto”, se detalla.La principal diferencia que se percibe entre la participación laboral de los jóvenes en Argentina respecto a países desarrollados ocurre a partir de los 20 años de edad, con mayores falencias en el involucramiento con el mundo de trabajo entre las mujeres. En Argentina, la participación laboral femenina entre jóvenes de 20-24 años de edad cayó de un 58% en 2004 al 46,5% en el primer semestre de 2014, un resultado bastante alejando de, por ejemplo, el 78% de participación laboral de mujeres de dicho rango etario en Suiza.Asimismo, entre los jóvenes de 25 y 29 años de edad, una etapa en la vida que suele involucrar un creciente número de responsabilidades, las disparidades en materia de participación laboral se profundizan. Así, la actual participación laboral del 77,5% sobre este conjunto queda muy por debajo de los países que se encontraban próximos en los anteriores rangos etarios, como es el caso de Francia (86,3%), Bélgica (86,6%), España (86,8%) y Portugal (87,1%)Analizando las transiciones laborales y educativas de jóvenes de entre 15 y 29 años de edad en Argentina (bajo una periodicidad interanual), puede encontrarse que aquellos jóvenes que inicialmente se encontraban en un puesto de empleo formal, entre un 80% y un 88% lograron sostener dicha situación al año siguiente. Se trata, en este caso, del segmento juvenil con mayor acumulación de capital humano y que enfrentan menos dificultades en su tránsito hacia la vida activa.Por otro lado, respecto a los jóvenes que inicialmente se encontraron en un empleo informal, se observa que la mayoría de ellos accede con suerte a sostener su precarizada condición laboral, con escasas oportunidades de traspaso hacia la formalidad y con significativas tendencias al traspaso hacia el bloque de jóvenes que no estudian, no trabajan, ni buscan trabajo (jóvenes ”Ni Ni”).Entre los jóvenes que inicialmente declararon encontrarse desocupados, la gran mayoría de éstos cambió su situación un año después, aunque muy pocos transitaron hacia la consecución de un empleo formal. Por ejemplo, entre los jóvenes que declararon encontrarse desocupados en 2013, tan sólo el 14% continuó en tal situación hacia el primer semestre de 2014, 62% pasaron a un empleo informal, un 19% fueron desplazados hacia el segmento "Ni Ni" y tan sólo un 4% accedió a un empleo formal.Finalmente, el bloque de jóvenes inicialmente “Ni Ni” fue el que mostró los menores atributos de movilidad, destacando que en más de 7 de cada 10 casos los jóvenes, transcurrido un año, continuaban en idéntica situación, aspecto que demuestra la característica estructural y crítica de la problemática.





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