POSADAS. Cada 3 de diciembre se celebra en el país el Día del Médico, un día dedicado a esas personas que salvan vidas diariamente, que destinan varios años de su vida en estudiar y practicar para brindarnos un país con más salud y calidad de vida. El Día del Médico, en América, fue decretado en el Congreso Médico reunido en Dallas (Texas) en 1933, en homenaje al nacimiento del médico Juan Carlos Finlay un 3 de diciembre de 1833.El doctor, de origen cubano, fue quien confirmó la teoría de “la propagación de la fiebre amarilla a través del mosquito” (el Aedes aegypti) en una presentación realizada en la Academia de Ciencias de La Habana el 14 de agosto de 1881.Tras avalar la hipótesis, Finlay abrió nuevas posibilidades al progreso médico en la América tropical, evitó miles de muertes en América Latina y facilitó la evolución de la construcción del canal de Panamá, debido a que muchos obreros morían a causa de esta enfermedad. En la Argentina se festeja este día por iniciativa del Colegio Médico de Córdoba, avalada por la Confederación Médica Argentina y oficializada por decreto del Gobierno en 1956.Argentina, cuna de hombres y mujeres ilustres y versados en el arte de curar. Por eso no puede estar ajena al homenaje que debemos a los médicos. Grandes sanitaristas como Cosme de Argerich, Diego Paroissien (médico del Ejército de los Andes y primer extranjero naturalizado argentino en 1811, por sus ilustres servicios a la causa patriota), Francisco Javier Muñiz (ángel guardián de los afectados durante la epidemia de fiebre amarilla que diezmó Buenos Aires en 1871 y que pagó su dedicación con la vida), Cecilia Grierson (luchadora por los derechos de la mujer y primera médica nacional), Luis Agote (pionero en la transfusión sanguínea que tantas vidas salvó en todo el planeta), Enrique Finocchietto (ilustre y prestigioso cirujano), Bernardo Houssay (investigador de renombre y primer latinoamericano laureado como Premio Nobel de Medicina), Ramón Carrillo (primer ministro de Salud argentino y pionero en la medicina social), René Favaloro (inventor de la técnica del by pass coronario que ha salvado miles de vida y apreciado como ejemplo de honor y dignidad profesional), César Milstein (también Nobel), y tantos miles de médicos que a lo largo de la geografía argentina y de nuestra historia prestigiaron la profesión y se brindaron al prójimo con lealtad.Muchos más podrían ser incluidos en la noble lista, pero no se puede dejar de saludarlos a todos en su día, agradecerles por lo mucho que les debemos, premiar al sanador que se comporta con criterios éticos y humanistas elevados en el ejercicio profesional.Pero la gratitud es un regalo que los buenos doctores y doctoras han de recibir todo el año. Qué sería de nuestro mundo sin ellos, de nuestra historia, de nuestro país.





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