PARAJE MONYOLITO, San Antonio. El aula satélite de la Escuela 463 está emplazada a una distancia de nueve intransitables kilómetros de la ruta nacional 101. Allí concurren unos cincuenta niños y la proyección de alumnos para los próximos años va en aumento. Durante muchísimos años, la comunidad entera solicitó, a través de notas, la construcción de un nuevo predio, pues el utilizado desde su creación estaba desmoronándose y su espacio ya resultaba insuficiente para albergar a los estudiantes que allí concurrían. Nunca obtuvieron respuestas favorables, hasta que prácticamente obligados por las circunstancias, decidieron emprender una medida de fuerza que consistió en no mandar a los niños a clases. Fue extrema, lo saben y reconocen los padres, sin embargo, ya había pasado mucho tiempo, desde que el Gobierno provincial les había prometido convertirlo en escuela. “Si no tomábamos medidas de fuerza, no nos iban a escuchar”Luego de la medida de fuerza y la difusión de la misma, la necesidad de la comunidad fue escuchada, hoy los padres, niños y docentes, celebran el poder disponer de un predio con las condiciones necesarias para que sus hijos tomen clases. Los padres aseveraron que la solución vino a través de la lucha: “durante años mandamos infinitas notas a través del maestro y la directora, pero no sé qué hacían con nuestras notas, no sé si las tiraban o las leían pero nunca llegó una respuesta”, relató Luis Alberto Chagas, presidente de la cooperadora escolar y padre de cuatro alumnos.“Nuestras notas iban con fotos, completitas, pero recién nos escucharon cuando nos organizamos y decidimos pelear de otra manera; fue ahí cuando decidimos no mandar los chicos a la escuela y difundir nuestra situación”, explicó Chagas a este Medio, que fue uno de los pocos que publicó la historia del aula satélite.Roberto Bassegio es otro de los padres que celebra el nuevo predio, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN afirmó: “Estoy convencido que si no tomábamos las medidas extremas, como por ejemplo suspender las clases y la difusión por todos los medios, no nos iban a escuchar. Llevábamos años reclamando y no nos prestaban atención, durante ocho años el único aporte que hizo el Gobierno fue pagar el sueldo de un maestro, todo lo demás lo aportamos siempre nosotros. Hoy por suerte podemos decir que defendimos efectivamente los derechos a la educación de nuestros hijos y tienen una escuela como corresponde”.Sueño cumplido“Se cumplió un sueño de tantos años de lucha y sacrificio, siempre con el apoyo incondicional de los padres y de la directora”, expresó Javier Romero, el docente de la escuela. “La escuela la levantamos junto a los padres, ellos habían puesto todo, las maderas cortadas a motosierra, el trabajo para levantarla, todo hicieron ellos, son una comunidad muy unida, muy fuerte”, aseguró el educador. Y añadió, emocionado: “Desde el primer día que llegue acá soñábamos con una escuela de material, en condiciones, hoy este sueño se cumplió y me siento muy feliz. Hasta en los niños se nota que están motivados, como que tienen más voluntad de estudio, y es lógico, hoy están cómodos, tienen aquí las condiciones necesarias para aplicarse al estudio”.A partir del año que viene, los chicos dirán orgullosos que asisten a su nueva escuela, esa que tanto quieren y donde disfrutan compartir con sus compañeros. La unión hace la fuerza“El cambio empezó cuando nos juntamos, como dice el refrán: “La unión hace la fuerza” y nosotros lo comprobamos”, aseveró Alejandro Cavalli y agregó: “cuando todos los padres decidimos unirnos y encarar la lucha por la solución lo logramos, hubo en un principio algunos padres que no creían que lo fuésemos a lograr, pero la perseverancia que pudimos mantener gracias a la unión dio sus frutos y hoy nuestros hijos disfrutan de un predio en condiciones” y para finalizar “esto demuestra que cuando quieren hacer algo pueden, todo es cuestión de voluntad por parte de los gobernantes, algo que muchas veces falla en este Gobierno.”“Quiero agradecer a PRIMERA EDICIÓN y a las FM locales que difundieron nuestra problemática porque sin esa difusión hubiésemos seguido olvidados”, concluyó.





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