POSADAS. Para quienes conocen a Carlos Di Falco (51), es común recordarlo casi siempre sonriente, acorde a las coberturas televisivas que suele hacer. Pero ayer el conocido conductor se quebró hasta el punto de no poder seguir hablando. Los recuerdos fueron duros, estremecedores y horrendos. No era para menos, ya que la tragedia se cobró la vida de su amigo de la infancia y a quien acompañaba como piragüero aquella fatídica jornada del 16 de enero de 2010.Con un gran esfuerzo y alentado por el tribunal para que aporte todo detalle que sirva para llegar a la verdad, finalmente Di Falco dio su versión de lo ocurrido y demostró ser un experimentado hombre de río. Di Falco explicó que al llegar a la altura de la barcaza, comenzaron a ser succionados pero él logró salir. No obstante perdió de vista a su nadador y amigo, Víctor Sessa, de 36 años. “La última vez que lo vi fue cuando se sujetó de una piragüa, pero pensé que estaba a salvo porque el tracker de los prefecturianos seguramente vendría a rescatarlo…a sacar a esa gente que gritaba…”, relató el conductor televisivo, quien resaltó que vio cuando efectivos de Prefectura sacaban de las aguas a una menor que flotaba inconsciente. Luego agregó “tardaron mucho en llegar…no me escuchaban cuando le hacía señas porque la lancha de Prefectura, la Pacú, ya estaba aguas abajo. Le hacía señas al helicóptero y desde arriba me devolvían las señas. La Pacú tardó mucho en regresar a la barcaza”. Seguidamente reconoció un video que se exhibió en la sala, donde en una entrevista realizada por un noticiero local daba explicaciones gráficas de cómo se produjo el trágico episodio y reiteró dicho diagrama en la pizarra de la sala de audiencias. “Las barcazas estaban mal ubicadas, en forma transversal a la corriente del río y no tenían el amarre que corresponde. Si estaba el convoy que, por su ausencia generó el vértice y el embudo, y tenían mejor amarre no representaban peligro”, indicó. Di Falco destacó que fue marino a principios de la década del ochenta y que pese a estar en el río desde muy chico, luego de la tragedia jamás regresó al Paraná. “Vendí mi barco y mis piragüas y nunca más volví a navegar”, puntualizó. “Personería atrasada”La ronda de testimoniales de ayer se completó con otras dos declaraciones. En primer término compareció Dante Pigerl (48), quien es presidente del Consejo de Deportes de la Provincia desde hace diez años. El ex futbolista aclaró que dicho organismo dependiente del Gobierno “no tuvo injerencia en la organización o fiscalización de la prueba”, y reconoció que solamente se abocaron a donarle los trofeos y medallas para los competidores”. Por último dijo que la Asociación Mercosur de Aguas Abiertas, que estaba al frente de la organización y de acuerdo a los registros de la Dirección de Deportes “tenía personería jurídica atrasada”, pero que esto “no es impedimento para que funcione o esté en actividad”. En último turno declaró el ayudante de segunda Jorge Bernardino Giménez (56), quien estuvo a cargo de los controles de los números de nadadores y palistas el día de la prueba. Su testimonio no aportó mucho a la causa y giró en torno a dudas que tenían las partes acerca de los límites jurisdiccionales en el Paraná. Succionado y golpeadoUno de los piragüeros que logró salir con vida tras ser succionado por el embudo que se produjo en la barcaza, Lucas Almada (31), contó que “en todo momento intenté rescatar a Mara Sánchez, la pequeña a la cual acompañaba, pero no pude evitar que fuera succionada, luego se quebró mi embarcación y también me tragó el embudo. La barcaza era muy larga y en todo momento trataba de salir y me golpeaba la cabeza, cuando pensé que no lo lograría, brazeando logré salir a la superficie. Luego ubiqué a Mara y nos rescataron en una lancha de Prefectura. Una vez allí, subieron a un nadador que estaba inconciente y todo azul. Le pedí a un prefecturiano que le haga primeros auxilios y me dijo que no sabía, pero un muchacho de unos 18 años le hizo resucitación y logró salvarle la vida”.





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