POSADAS. El formato escolar se basa fundamentalmente en leer y escribir. Tiene su lógica, ya que introduce a un mundo donde la comunicación se da por medio de palabras. Pero ¿qué ocurre cuando en el grado hay un niño que no logra decodificar los signos -letras- con los fonemas y por tanto, no logra comprender la palabra? Se trata de dislexia, un trastorno neurobiológico que es crónico, es decir, no se cura (ver recuadro). Pero lo fundamental es poder detectarlo a tiempo para poder hacer un acompañamiento integral con psicopedagogo y fonoaudiólogo. “Estos niños hacen el triple de esfuerzo para poder completar sus tareas y alcanzar los objetivos escolares, y eso les genera gran agotamiento”; indicó a PRIMERA EDICIÓN la psicopedagoga Myrian Báez. No es necesario que estos niños deban concurrir a una escuela especial. Pero sí es fundamental que los docentes del grado estén atentos a sus necesidades.“A mi hijo le diagnosticaron dislexia en primer grado. Ahora tiene 12 años y está en sexto. Se esfuerza muchísimo. Todas las veces que tiene que copiar en su cuaderno tiene muchos errores. Las maestras le corregían en rojo y eso era muy desalentador para él. Porque tenía que estudiar de esa misma hoja llena de marcas”, dijo a este matutino Rosana Mercado, madre de un niño con dislexia que concurre a la escuela 59 “Juana Azurduy” de Garupá. A fuerza de reuniones con las maestras de la escuela, de presentarles los informes médicos y bibliografía sobre el tema, lograron que este año la docente de sexto grado decidiera no hacer las correcciones con birome roja, sino con lápiz negro. Y no solamente con este niño, sino con todo el grado. De este modo permite y alienta a los niños a que puedan corregirlos y seguir aprendiendo, haciendo más hincapié en el aprendizaje como un proceso continuo.“Podrá parecer algo mínimo, pero eso fue un gran logro”, destacó Rosana. Es que de algún modo, la presencia de un niño que requiere algunas adaptaciones a su proceso de formación, ha abierto una puerta a revisar las propias prácticas docentes y planificar cambios que puedan favorecer al aprendizaje así como a la autoestima de cada niño.Poco a poco, y siguiendo la iniciativa de escuelas porteñas donde la adaptación para niños disléxicos es ley, se deberán ir buscando nuevas estrategias que, sin dejar de alentar a la lectoescritura, favorezcan e incentiven la expresión y creatividad desde otros ángulos: herramientas audiovisuales, expresión corporal, plástica, canto, actuación, uso de programas en la computadora.Aquí cabe señalar que decenas de artistas de renombre internacional tienen este trastorno. De algún modo, se refugiaron en el arte para poder expresarse. Uno de ellos fue John Lennon, de Los Beatles. Y entre los actores: Salma Hayek, Tom Cruise, Anthony Hopkins. También Walt Disney y el científico Albert Einstein. Estrategias alternativasLos niños con dislexia tienen un coeficiente intelectual dentro de los parámetros catalogados como normales. Pero su dificultad para ordenar mentalmente las letras y leerlas hace que esta actividad sea una tortura. Esto se puede sortear con la utilización de herramientas de la tiflotecnología -usada por personas ciegas- que consiste en lectores de pantallas, que convierten lo escrito en oral. Los niños con dislexia disfrutan mucho que otra persona les lea. Ese otro puede ser la maestra, pero dada la dinámica de la clase, una recomendación es que lo puedan hacer otros compañeros. De ese modo, los niños podrán trabajar en equipo y a la vez que le ayudan al niño con dislexia a comprender un texto, afianzarán ellos mismos la lectura. “La fonoaudióloga nos dijo que le leamos mucho a nuestro hijo, que eso le ayuda”, dijo la madre que ya está preocupada buscando qué escuela secundaria podrá ser apropiada para que continúe sus estudios. “En un primer momento pensé en irnos a vivir a Capital Federal, porque allá hay escuelas adaptadas”, señaló. Las conoció a través de tomar contacto con la Asociación Dislexia y Familia (Disfam, www.disfam.org).“Aprendí muchísimo y desde que conocí Disfam voy a los congresos y actualizaciones, también incentivo a las profesionales que acompañan a mi hijo a que vayan”, agregó destacando que fue en estos espacios que tomó conciencia de que la dislexia es hereditaria genéticamente y se hicieron los estudios: resultó que su esposo también lo es. Y se enteró pasados los 40 años. Dislexia y depresión“Entre los casos de niños y adolescentes que se suicidan, la tasa más alta es de chicos con dislexia. ¿Y porqué? Porque su autoestima está por el piso, porque les va muy mal en la escuela, tienen bajísimas notas, tal vez no hay acompañamiento desde la casa y en la escuela no han consultado sobre estas dificultades”, explicó Mercado. Por supuesto que los niños y jóvenes con dislexia, lamentablemente suelen ser objeto de discriminación y burla por parte de sus compañeros. Y esa es una cuestión que incluye en la autoestima también, y exige a las escuelas buscar estrategias para evitarlas. No es un problema menorActualmente en Misiones, la matrícula en escuelas primarias es de cerca de 200 mil niños. Eso significa que alrededor de diez mil de ellos (un 5%) tienen dislexia. Si calculamos uno por grado, son diez mil los docentes que estarían trabajando con niños con este trastorno. Esta cifra poco se corresponde con la difusión que esta y otras afecciones tienen en talleres, capacitaciones y bibliografía específica.“No ha faltado quien me pregunte porqué mi hijo no iba a una escuela especial. Hay gran desconocimiento sobre la dislexia. Y por eso buscamos difundir al respecto, y sobre todo recalcar que el coeficiente intelectual es como el de cualquier otro niño”, destacó Mercado. En 2015 traerán a referentes de Disfam a Misiones, para lo cual están buscando reunir fondos. CaracterísticasEl principal síntoma de la dislexia es la dificultad severa para la adquisición de la lectura en personas con inteligencia normal que siguen una escolaridad adecuada y no presentan trastornos neurológicos o emocionales severos. Entre otros síntomas también pueden presentar disgrafia -errores de ortografía-, discalculia -dificultades para realizar cálculos- y dificultades para la orientación temporo espacial, la lateralidad y la noción del tiempo.Se suele diagnosticar en 1º grado que es
el momento en que comienzan con lectoescritura y las maestras detectan que no avanza y que algo anda mal. “Es fundamental que los maestros se informen sobre este tipo de trastornos, alerten a los padres y los orienten. Deben consultar con el psicopedagogo, y luego con el neurólogo, porque de esa forma se puede comenzar a trabajar y hacer el acompañamiento terapéutico”, destacó Báez. Dado que es un trastorno crónico, persiste durante toda la vida. “Los disléxicos adultos tienen menor fluidez y precisión lectora que los lectores normales, así como mayores errores ortográficos, incluso en el caso que hayan recibido un tratamiento correctivo adecuado”, indicó Báez.





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