POSADAS. Cada vez son más los argentinos con sobrepeso y obesidad. En sólo nueve años, el porcentaje de personas con kilos de más en el país pasó del 49% al 57,9%. Así lo reveló la III Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en 2013 y cuyos resultados se dieron conocer hace pocas semanas. Esta encuesta se realizó también en 2005 y 2009 con los estándares metodológicos por lo que se puede aseverar con precisión que la población argentina engordó y la tendencia es que este problema de salud seguirá creciendo. De acuerdo a las últimas mediciones, 6 de cada 10 personas registraron exceso de peso y 2 de cada 10, obesidad. En 2013 aumentó un 42,5% la prevalencia de obesidad respecto del 2005 (14,6% a 20,8%). Y esta prevalencia de obesidad resultó mayor entre varones y a menor nivel educativo.La epidemia de la obesidad fue la problemática analizada ayer por el médico especialista en cirugía plástica y reconstructiva, referente provincial en cirugías para la obesidad y responsable de ese área dentro del hospital Madariaga, Alfredo Marelli, en una charla que tuvo lugar en la Cámara de Diputados. En ese ámbito, el especialista recordó que la Ley Nacional de Obesidad, aprobada en 2009, aún no fue reglamentada. Destacó también que la Ley Provincial de Obesidad fue aprobada y sancionada en 2007. Sin soluciones mágicas En este ámbito, Marelli recordó que la cirugía es parte de la solución, pero no la solución de la obesidad. “El 80% restante tiene que ver con el trabajo previo (prevención) y el posterior”, destacó al tiempo que recordó que la obesidad “no tiene cura”, es una enfermedad crónica y el paciente debe cuidarse a lo largo de toda su vida. Por ello, señaló que el cambio tiene que partir de cada persona “los profesionales médicos y psicotécnicos solo somos colaboradores”. Marelli cuestionó la seriedad de cualquier dieta, medicamento o práctica que se presente como solución para la obesidad, “no hay soluciones mágicas, tampoco la cirugía lo es pues sólo funciona sobre el sistema gastrointestinas, pero no en el resto del organismo”. Indicó que no es casual que para que un paciente llegue a la instancia de la cirugía primero deberá incorporar los conocimientos necesarios para cambiar su estilo de vida y llevarlos a la práctica. Factor hereditario o estilo de vida Marelli advirtió, además, que si bien existe una incidencia de la obesidad en el factor genético, “lo que más se hereda no está tan ligado al gen sino al hábito alimentario familiar. Cada vez veo más nenes pequeños, de dos o tres años, desayunando coca cola y chizitos… ¿quién le compra esos alimentos?. Por eso es importante saber que el tratamiento de los chicos depende de la familia”. Marelli señaló además el rol que deberá cumplir la escuela en esta problemática, “como marco referencial de buena alimentación”. Marelli reconoció que el factor genético tiene incidencia en la prevalencia de la obesidad, pero descartó que sea determinante como sí lo es el estilo de vida. “En los últimos 50 años no cambiaron los genes, pero sí lo que comemos. En la actualidad, entre el 60 al 70% de lo que consumimos son grasas y azúcares”, indicó. Se refirió también a los cambios en la oferta y demanda de productos alimenticios y en la función que cumple la publicidad en posicionar estilos de vida. “Ante una demanda tan grande, la tendencia es comer de más. También es cierto que la demanda ha llevado a que haya más alimentos diet o ligeros en azúcares o grasas. En la actualidad, podemos elegir porque hay más alternativas… podemos consumir alfajores o galletistas que no tengan tantas calorías, claro que no podemos comer siete alfajores y creer que porque son light no engordaremos”, señaló. Medioambiente desfavorableEl especialista admitió que la publicidad y el contexto sociocultural influencian a las personas al consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares. “A los 4 años, un chico ya vio 3.000 horas de publicidad de comidas y juguetes ¿qué impacto puede tener una clase de una hora sobre buena buena alimentación?. En la pirámide publicitaria ocupan la base los alimentos ricos en grasa, le siguen las gaseosas y bebidas alcohólicas, luego los lácteos y por último las verduras y cereales”, analizó. Pero Marelli advirtió que el contexto no debe utilizarse como excusa para no cambiar nuestro estilo de vida “no podemos cambiar los hechos pero sí nuestra actitud frente a esos hechos”. Entre los consejos que brindó el médico para lograr una alimentación sana y reducir el sobrepeso y la obesidad se encuentra no hacer ayuno, “el ayuno no es bueno, por el contrario, la mayoría de las personas deberían agregar ingestas en el día. Cuando más horas de ayuno tengo entre una ingesta y otra, más grande será la porción. Esto es una cuestión fisiológica pues, si sometemos a nuestro organismo a ayuno este se preparará para recargar la ingesta de calorías lo más rápido posible”, explicó. Marelli recomendó además evitar el sedentarismo y dormir poco.




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