POSADAS. Miriam Valiente tenía trece años cuando una maestra pasó en su coche por la ruta que conduce al puerto de Santa Ana y vio su cuerpo en la banquina. Eran alrededor de las 7 del lunes 6 de agosto de 2012. La mujer siguió camino y se detuvo en la comisaría de esa localidad. Allí denunció el hecho y disparó la investigación que, finalmente, desembocaría en la detención del tío de la víctima y de un vecino.A dos años y quince días de ocurrido el crimen, la causa quedó lista para debate oral y público. El juez de Instrucción 3 de Posadas, Fernando Luis Verón, cerró la investigación y la elevó a debate. Los imputados son el tío de la víctima, identificado como Milciades González, y un vecino albañil, de apellido Vallejos, de unos 47 años.Ambos afrontan cargos por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal seguido de muerte”. En caso de ser declarados culpables, serán condenados a prisión o reclusión perpetua.La reconstrucción judicial determinó que Miriam Valiente fue interceptada cuando regresaba a su casa en compañía de su hermano menor, de ocho años, la noche del domingo 6 de agosto de 2010. El niño continuó su marcha y posteriormente se sabría el motivo: conocía a los atacantes. Eran personas de confianza.La autopsia encontró en el cuerpo de Valiente rastros de actividad sexual. En el terreno de las hipótesis, creen que Vallejos habría sido el primero en accederla carnalmente. Algo malo sucedió después, porque la atacaron a golpes con una roca hasta matarla.Los criminales la abandonaron allí y desaparecieron rápidamente. No se tomaron siquiera el trabajo de arrojar el cuerpo a un barranco ubicado en el sitio, a un costado de la carretera que conduce a la zona portuaria. A pocos metros del cadáver, cuando lo encontraron, aún estaban los huevos que había ido a comprar la chica hasta un comercio cercano al puerto de Santa Ana. Tras las primeras averiguaciones, se comprobó que el tío, hermano de la madre, tendría vinculación con la autoría del hecho, al igual que el trabajador de la construcción.Una prueba de ADN halló el patrón genético de González en el cuerpo de la víctima. Y esa circunstancia terminó de cercar las sospechas sobre ambos, que en sede judicial cruzaron acusaciones.Probablemente el año que viene serán juzgados en el Tribunal Penal 2 de Posadas.





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