POSADAS. Familiares de Juan Carlos Katz (37), el sereno asesinado a golpes en mayo pasado en una plaza del sur posadeño, aseguraron tener miedo de sufrir represalias por parte de los imputados en la causa, quienes fueron liberados días atrás a raíz de que el caso fue caratulado como “homicidio en riña”.“Me tuve que cambiar de barrio, de casa, más que nada por mis hijos. Realmente tenemos mucho miedo, no sabemos lo que puede llegar a pasar”, dijo Paula Pereyra (32), una de las hermanas de la víctima, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. El principal problema que relata la familia tiene que ver con que varios de los Katz viven muro de por medio con familiares de los imputados en la causa e incluso con los propios sospechosos. Hasta ahora aseguran no haber recibido amenazas, aunque la situación en el barrio se tornó mucho más tensa desde entonces y no saben qué puede llegar a pasar.“Casi todos son familiares de ellos en el barrio. Mi mamá, por ejemplo, vive al lado de uno de los involucrados. Ella tiene miedo de hablar”, añadió Celia Katz (36), otra de las hermanas del sereno asesinado, quien aseguró que ya vieron varias veces a los imputados a bordo de un automóvil, alcoholizados, desde que salieron en libertad.Katz murió a raíz de la feroz golpiza que recibió por parte de al menos cinco jóvenes en una plaza del barrio Prosol, alrededor de las 6.30 del domingo 11 de mayo. Días después, el viernes 16, finalmente falleció en el Hospital Madariaga, donde había llegado con hundimiento de cráneo, entre otras gravísimas lesiones. Las autoridades detuvieron a los autores del hecho, pero no se pudo establecer cuál de todos los apresados le propinó el golpe fatal a Katz. Por eso, la Justicia imputó a los cinco jóvenes por el delito de “homicidio en riña”, que prevé penas de dos a seis años y, por ende, permite la excarcelación de los acusados hasta el juicio oral y público.Los familiares de Katz se mostraron disconformes y pidieron que el magistrado Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, revea esa medida. Para ellos, se trató de un hecho de robo. Y descartaron de lleno la principal hipótesis de los detectives, que dice que la pelea fatal se inició porque Katz intentó cobrarle a uno de los jóvenes una deuda por la venta de drogas.“Descartamos eso totalmente, si ellos tienen pruebas, que las muestren. Estos jóvenes armaron su versión de los hechos, porque mi hermano está muerto y no puede defenderse. Que averigüen sus antecedentes, que busquen si él tenía algo que ver con las drogas”, señaló Celia.Al respecto, Paula agregó que su hermano “se ganaba la vida repartiendo gaseosas de día y como sereno por las noches. Así mantenía a su familia, porque no encontraba trabajo”. Las mujeres explicaron que dos hijos, de siete y trece años, junto a la viuda de Katz quedaron ahora sin sustento. Y lo que más les preocupa es que viven al lado de la casa de la madre del sereno. Es decir, a metros de la casa de uno de los imputados.La familia descarta por completo un pleito vinculado a las drogas. Y para ellos, todo fue una salvaje agresión en medio de un robo, pero también una suerte de venganza porque Katz solía advertir a la Policía sobre las “actividades” del grupo de jóvenes que finalmente lo ultimó a golpes.“Él se cansó de correr a esos muchachos, porque iban a robar y andaban drogados. Y para nosotros, ellos le pegaron para robarle, porque nunca se encontró ni su teléfono celular ni su billetera. Esa noche había cobrado la quincena por su trabajo de sereno”, explicaron sus hermanas.Con el dolor a cuestas por la muerte de su hermano, Celia y Paula coincidieron en un sólo pedido: “No pido prisión perpetua, pero por lo menos que estén encerrados. Así y todo, los familiares van a poder ir a visitarlos, pero mi mamá nunca va a poder hacer lo mismo con Juan Carlos. Ella no lo va a poder ver nunca más”. Una audienciacon FrancoLos familiares de Katz le contaron a este medio que intentaron contratar un abogado particular para que actúe como querellante, pero aseguraron que no cuenta con los recursos necesarios.“Pedimos una audiencia con el ministro Franco o con el gobernador Closs, queremos que alguien nos atienda y nos ayude con esto”, reclamaron las hermanas. Contaron que les han pedido por lo menos cuatro mil pesos por la asistencia legal, una suma que no pueden afrontar.





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