Como era previsible no hubo acuerdo el jueves pasado en Nueva York entre el Gobierno argentino y los fondos buitres en la última negociación previa al cierre del plazo de gracia con que contaba el Gobierno para sellar un acuerdo de pago y poder cumplir con la sentencia del juez Thomas Griesa; pero sin que se dispare la cláusula Rufo; que haría caer el canje de deuda negociado en 2005 como un castillo de naipes. La pelea del Gobierno con estos fondos especulativos no es nueva y ya venía generando intensos debates por lo menos desde que en 2012 el juez neoyorquino les diera la razón a los buitres en un controvertido fallo que convalidó un incremento de 1.600% en las sumas a pagar y puso a la Argentina ante un callejón sin salida. Recién este jueves, sin embargo, a partir del fracaso de las últimas negociaciones y la posterior conferencia de prensa que dio el ministro Axel Kicillof en la embajada argentina en Nueva York; el conflicto saltó al primer plano de la atención pública, nacional e internacional.El impacto tiene que ver con una palabreja propia de la terminología del sistema financiero que, al ser pronunciada en el marco de la experiencia histórica del último decenio, equivale a convocar a una imagen apocalíptica; la de la Argentina que se hundió en 2001 en una crisis financiera, económica y social sin precedentes.El argentino común se desayunó entonces de la existencia de la palabra “default”, que se declaró en un contexto muy diferente al actual; con todo el mundo cantando el himno en el Congreso Nacional, celebrando la decisión del presidente interino, Adolfo Rodríguez Saá, de no pagar la deuda. Desde esa fecha a la actualidad corrió mucha agua bajo el puente y; tras una beneficiosa reestructuración que logró convencer, primero en 2005 y luego en 2010, al 92,4% de los acreedores de que acepten un canje con una quita cercana al 70%; Argentina lleva pagados 190 mil millones de dólares; 100 mil de ellos en divisas. En este contexto, el “default selectivo” en que habría ingresado nuestro país el jueves, tras el fracaso de las negociaciones -de acuerdo a la resolución de dos de las principales calificadoras de riesgo – se diferencia visiblemente del cuadro de crisis terminal de 2001. No por ello, deja de ser una mala noticia respecto al futuro, por los problemas de financiamiento que tendrán el sector público y el privado, por un lado, pero también porque este default “técnico” o “no convencional”, como lo calificó el expresidente Duhalde; coincide con una situación económica recesiva y con pronósticos de agravarse. No hay camino…La reacción del juez Griesa ante la caída de las negociaciones, llamando al otro día a los representantes de las partes a una reunión en que los exhortó a seguir negociando, y liberando luego el pago a los bonistas europeos; relativizaron, al parecer, los alcances de la cesación de pagos; aunque la situación evoluciona todos los días a ritmo de vértigo. La conferencia de prensa de Kicillof, que repitió al día siguiente, ratificó que el Gobierno kirchnerista no está dispuesto a ceder en una puja en la que observa que la actitud del juez se tiñe de una indisimulada parcialidad a favor de los buitres, y trataría en lo sucesivo de continuar, aún en el contexto de default selectivo; resistiendo la ofensiva de los fondos especulativos. La estrategia sería mantener vivo el litigio hasta que, en enero, se pueda negociar con los holdouts sin la cláusula que obliga a un pago similar a todos los acreedores. En esa línea se entenderían las críticas al mediador designado por el juez y la denuncia de una “estafa millonaria”, que hizo el Gobierno este viernes. Las expresiones del ministro Kicillof, figura clave en las tratativas, recaen, en tanto, por momentos en excesos retóricos y generalidades de tono ideológico que podrían evitarse en favor de una actitud negociadora más prudente; dado que Argentina aceptó que los conflictos relativos al canje de deuda se resuelvan en el ámbito de la Justicia de Nueva York. Por su parte, la iniciativa de Adeba, la asociación de bancos de capital nacional, de comprar la deuda y colaborar desde el sector privado con una solución financiera que no puede encarar -oficialmente- el Gobierno, podría haber resuelto la crisis. Lamentablemente no fue así en esta oportunidad. El gesto de salir a poner el hombro, más allá de las diferencias en cuanto a las políticas del gobierno, que se suma a una postura previa en el mismo sentido de la mayoría de las fuerzas de oposición, refleja la gravedad de la situación, que exige la participación de todos los sectores y marca el camino por el cual se saldrá -o no- del actual impasse. Acuerdo expectanteEn Misiones, el titular del Poder Legislativo Carlos Rovira volvió a escena recomendando “tranquilidad y calma” y dijo no ver “inconvenientes en la economía nacional ni en la provincial” tras el default. Pronunciándose a favor de un acuerdo privado, señaló que “el capital nacional debe estar presente en las cosas de la Nación”. Rovira habría vuelto a la provincia, de la que se mantenía alejado desde hace aproximadamente un mes, una semana atrás y se habría encontrado en privado con Closs, aunque la reunión habría sido a solas y aún es motivo de especulaciones. En los corrillos políticos se convalidó la versión sobre un abroquelamiento de ambos popes partidarios detrás de la candidatura a gobernador de Hugo Passalacqua; el actual vicegobernador. En ámbitos renovadores se especula con que el vice pueda iniciar una campaña de instalación de su figura que lo ayude a ascender en términos de imagen, ya que en algunos sectores se duda de que -hoy por hoy- el obereño sea el hombre adecuado para una elección bisagra como sería la de 2015.Más, cuando un sector del clossismo sigue alimentando la figura del diputado nacional Alex Ziegler.Esta semana se sumó un tercer candidato: el intendente de Alem, Diego Sartori, quien aseguró “estar preparado para ser gobernador”. La jugada del alcalde fue más bien leída políticamente con un “no me dejen afuera del binomio”, con la mira puesta para ser el vice de la fórmula renovadora en representación de los intendentes.Respecto de los alcaldes oficialistas, una veintena se juntó en Campo Grande con la excusa de tratar temas de la Comisión de Desarrollo Estratégico Integral de Municipios (Codeim). De la reunión salió un fuerte reclamo a los funcionarios provinciales: “Dejen sus
despachos y palpen la realidad de los municipios”. Algo que hasta hace poco se reclamaba en el Ministerio del Agro y la Producción y ahora abarca a más organismos.“Muchas veces nos sentimos solos. El acompañamiento de los funcionarios provinciales es fundamental para brindar soluciones a la ciudadanía en cada una de las comunas”, acusaron los intendentes.Es un vicio El radicalismo se prepara, no sin tensiones, para las elecciones internas del 24 de este mes, en las que definirá su oferta de candidatos para 2015 y renovará todos los órganos partidarios y en las que el centenario partido espera ratificar un proceso de recambio interno.La línea interna Vanguardia Radical, que lleva como candidato a la Gobernación a Osvaldo Navarro, se lanzó a una campaña muy visible y activa, con la consigna de hacer de las internas la base de un salto cualitativo; que ubique al centenario partido en la posición de llegar a La Rosadita. La voluntad de poder no sería equivalente en el sector que impulsa al diputado Gustavo González para gobernador, y que orienta Hernán Damiani apostando a una táctica hacia adentro. Unos buscan crecer e incorporar a independientes y a la periferia del radicalismo histórico. Otros, aparentemente, se contentan con recrear un fuerte aparato partidocrático que se contentaría con ser “un segundo cómodo”. En los últimos días, sin embargo, trascendió que el navarrismo consideraría esta semana la posibilidad de ir a la Justicia ante la evidencia de que habría fuertes podas en el padrón de afiliados, donde dirigentes de larga trayectoria no estarían como afiliados. El despegue ucerreísta ante un nuevo escenario de expectativas aparece así, marcado por un viejo fantasma partidario: el vicio del internismo y la judicialización.





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