POSADAS. Después de que el caso se hiciera público en los medios de comunicación, la mujer de 35 años que denunció haber sido esclavizada y abusada sexualmente por su propio padre durante los últimos 23 años finalmente ratificó la denuncia en sede judicial.Así lo pudo confirmar PRIMERA EDICIÓN en base a fuentes de la causa, quienes contaron que la mujer lo hizo entre lágrimas y varias veces la declaración debió detenerse ante los profundos momentos de angustia. Es que aunque demostró firmeza y valentía al denunciarlo todo, tiene momentos en que parece abandonar el lugar en el que está, según se informó.La testimonial se realizó ayer por la mañana y tomó unas dos horas, en las que estuvo presente el magistrado Marcelo Cardozo, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas.La víctima brindó un relato pormenorizado de lo sucedido a lo largo de su vida, golpeada ya desde pequeña por el horror al que fue sometida por su propio padre, nada más y nada menos.Así las cosas, tras abstenerse a la indagatoria, el hombre sigue apresado a disposición de Cardozo. Además, se supo ayer que el juez podría llamar a declarar como testigos a varios vecinos de la chacra 149, quienes podrían aportar datos de interés para el expediente.La dramática historia que llegó incluso a los medios nacionales se conoció el lunes 21 de julio, cuando una vecina del complejo habitacional alertó a la Policía sobre un desorden en uno de los departamentos de la chacra 149, en el oeste posadeño, delimitada por las avenidas Tambor de Tacuarí, Eva Perón, López y Planes y Kolping.Efectivos de la comisaría seccional Séptima llegaron entonces a la escena y detuvieron al dueño de casa, de 58 años, en lo que en principio era una causa por violencia doméstica. Sin embargo, ya en la comisaría, la víctima se quebró y decidió romper el silencio.Le contó a los uniformados que desde los 12 años su padre la esclavizaba y la obligaba a mantener relaciones sexuales. No la dejaba salir de la casa y la amenazaba de muerte para que no contara nada a nadie.Pese a ello, la mujer se las ingenió para salir a la calle y pedir comida a sus vecinos. Es que su padre, de oficio pescador, tampoco le daba alimentos. Por eso es que la vecina la conocía, pero no sabía de la situación en la que vivía. Todos en el barrio pensaban que los gritos que se oían desde el lugar de los hechos se correspondían a una presunta enfermedad mental de la mujer, rumor que habría difundido el presunto abusador para no levantar sospechas.Ante tremenda denuncia, la mujer recibió contención profesional y su padre fue detenido y quedó a disposición de la Justicia.





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