COMANDANTE ANDRESITO. El pasado 1 de mayo desbordó el arroyo San Francisco y sus consecuencias fueron trágicas para más de 600 habitantes de los barrios más pobres de esta localidad: cientos de casas anegadas y más de 50 arrasadas directamente por el agua desnudaron ante la opinión pública provincial y nacional la precariedad en la que vivían estas familias trabajadoras. Vino ayuda de todos lados, la ciudadanía de la provincia y del país demostró su generosidad, compadecida por la situación sufrida por los habitantes de Andresito. Pero, según manifestaron los damnificados, gran parte de esa ayuda está almacenada en diversos depósitos y a ellos no les llegó. Los que perdieron todo (casa incluida) fueron albergados en su momento “provisoriamente” en el polideportivo municipal, un galpón húmedo, frío, sin las condiciones necesarias para vivir. El albergue “provisorio” lleva ya casi 90 días y los reclamos de los evacuados no cesan.Quedan 17 familiasAún hoy, 17 de esas familias continúan hacinadas en el galpón, durmiendo con colchones en el frío y húmedo piso. Bebés, jóvenes, adultos y ancianos sufren las indignas condiciones por igual. “Llevamos tres meses acá, del piso brota agua, los colchones amanecen mojados, siempre estamos con gripe”, enumera uno de los abuelos desde su colchón tirado en el piso. “Estoy pichado, nos dijeron que era por unos días, pero seguimos acá. De noche hace frío, las criaturas lloran, es casi imposible dormir”.“Quedamos 17 familias porque los que pudieron se fueron a la casa de un pariente o de un amigo, acá es muy duro aguantar”, agregó otro de los damnificados. “Encima lo de la relocalización está muy verde, recién terminaron con el negocio de la madera nativa que sacaron y hay para varios meses más ¿Por qué no nos hospedan en lugares dignos? ¿Por qué nos destratan así? ¿Tenemos que vivir como animales en un corral?”, se preguntó.Crónica interrumpida (a golpes)Mientras Martín Sereno (colaborador de este matutino) se encontraba dialogando con una de las parejas de evacuados, irrumpió en el local el intendente, Bruno Beck, acompañado de una “patota”. Según denunció el periodista, el jefe comunal, a los gritos y empujones, lo instó a retirarse del lugar y, a pesar de los intentos de Sereno de mantener la calma y dialogar, el alcalde siguió ejerciendo la violencia hacia él e incitando a su patota a que lo saque por la fuerza del espacio público adonde había sido convocado por los mismos damnificados.“Me sentí brutalmente atropellado por el intendente y el grupo que lo acompañaba. A los golpes me sacaron del local. El primero en utilizar la violencia fue Beck, quien a los empujones me quiso sacar; luego la patota que le respondía se sumó a la violencia”, relató Sereno, quien continuó: “A los golpes me sacaron del polideportivo, me rompieron los anteojos y luego, cuando le manifesté al intendente que su accionar no quedaría impune, pues tenía todo registrado, ordenó a sus secuaces que me saquen la cámara. En ese momento, como veinte personas se me vinieron encima y empezaron a pegarme hasta que pudieron sacarme la cámara fotográfica, la cual arrojaron contra el suelo inutilizándola totalmente”.“En mi opinión, Beck trató de impedir que se difunda la miserable situación que están atravesando las familias evacuadas en el salón municipal, pues, sin dudas, él es uno de los máximos responsables de ello”, aventuró Sereno, quien para finalizar agregó: “Espero que la Justicia actúe rápidamente y que haya sanciones fuertes para este funcionario y el grupo que a sus órdenes respondía. Un hecho de tamaña violencia no debería quedar impune”.Consultado acerca de las pérdidas, el periodista lamentó la de su herramienta de trabajo (con un valor aproximado de 5.500 pesos) y de sus anteojos, aunque también “temo por mi integridad física y la de mi familia. Si un funcionario con el rango que ocupa Beck realiza este tipo de ataques frente a más de cien testigos, temo que pueda volver con reacciones aún más violentas, ya sea él directamente o través de terceros. Lo responsabilizo directamente de lo que pueda sucederle a cualquier integrante de mi familia o a mí”. Sereno hizo la denuncia correspondiente y para finalizar agregó “hay muchísimos testigos espero que no utilice su posición de poder para presionar a la gente en pos de que declinen de brindar su testimonio. Los periodistas no queremos ser noticia y cuando esto ocurre es lamentable, lo importante acá para mí es que se conozca la dramática situación de las familias”. Deplorables condicionesLas condiciones en que se encuentran las familias es, por lo menos, dolorosa. No sólo el hábitat no es el adecuado, sino que, según manifiestan, la atención tampoco es la necesaria: “La comida que nos dan es basura, cocinan en la olla y luego echan un balde de agua fría, parece comida para chanchos. Muchos no quieren ni comer y la tiran, la gente que viene a cocinar lo hace con desgano, yo quisiera que alguno de ellos pruebe la comida”, manifestó una joven damnificada.




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