PUERTO IGUAZÚ. Junto con la confirmación de que se trataba de Leopoldina Rojas de Ferreyra (50) y de que la muerte había sido a raíz de fuertes golpes recibidos en el cráneo, trascendió en las últimas horas que, al menos en principio, el examen forense descartó la posibilidad de un abuso sexual. Por eso, los investigadores dejaron de lado la teoría de un ataque de ese tipo y, entre otras tantas, manejan la teoría de un crimen ligado al comercio de frontera.Así lo pudo saber PRIMERA EDICIÓN en base a sus fuentes, quienes revelaron además que por eso los detectives sospechan que los autores del hecho arrojaron el cuerpo en las 600 Hectáreas apenas vestido con prendas íntimas para desorientarlos.Entonces, entre la multitud de hipótesis que se manejaban ayer en el seno de la investigación, ganaba fuerza la que hablaba de un homicidio ligado a cuestiones comerciales, vinculadas a su vez al siempre pujante negocio de frontera.Junto con la posibilidad de un ataque sexual, para los detectives también está prácticamente descartada la teoría de un robo, ya que pudieron saber que la víctima no manejaba grandes cantidades de dinero el día del hecho. Al parecer, tenía apenas algo menos de mil pesos en efectivo.Así las cosas, el abanico de posibilidades se abre y los hombres de la comisaría seccional Primera y de la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional V prefieren no descartar ninguna de las teorías en cuestión.Pese a que en un principio eran varias las incógnitas, en las últimas horas llegaron las primeras certezas. Primeramente trascendieron los resultados de la autopsia, como este diario publicó ayer, que confirmaron que la mujer había sido víctima de un asesinato y que todo apunta a que fue ultimada en un lugar distinto al que apareció.Alrededor de las 23 del último miércoles el cuerpo regresó a Puerto Iguazú, donde familiares de Leopoldina confirmaron lo que se preveía: el cadáver pertenecía a la pasera o “cupera” paraguaya desaparecida hace más de una semana. Ayer, sus allegados la enterraron en Presidente Franco, cerca de Ciudad del Este, de donde era oriunda.El confuso caso se inició el martes 8 de julio en la “feirinha” de Iguazú, sobre la avenida Brasil, hasta donde Leopoldina llegó en el taxi del sobrino. Le dijo que regresaría en 15 minutos, pero jamás lo hizo.Entonces el joven dio aviso a sus familiares, que al día siguiente llegaron a Puerto Iguazú desde Paraguay. Fue la hija de Leopoldina quien radicó una denuncia.Sin embargo, horas después un hermano y otro familiar de la mujer terminaron detenidos a raíz de que el comerciante de la feirinha con el que Leopoldina debía encontrarse los denunció porque le intimidaban y lo acusaban de ser el responsable del hecho.A raíz de esa situación, la Justicia ordenó una serie de allanamientos en la casa del comerciante, además de la detención del hombre y de su joven mujer. Los procedimientos arrojaron resultados negativos: no se encontraron restos de sangre ni otros elementos, por lo que ambos fueron liberados.La peor de las noticias comenzó a gestarse el último domingo cerca de las 18.30 en un trillo del paraje conocido como 600 Hectáreas, con el hallazgo de un cuerpo. Después de la angustiante espera, la hija de la mujer reconoció el cuerpo. Y la pesadilla se hizo realidad.




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