OBERÁ. Tres de los cuatro detenidos por su presunta vinculación con la masacre de Panambí fueron conducidos ayer al Juzgado de Instrucción 1 de esta ciudad, donde se sometieron a un hisopado bucal para una eventual prueba de ADN, informaron fuentes de la investigación. El dato no es casual ni al voleo. El resultado de ese patrón genético será comparado con el ADN de los cabellos recogidos del pasamontañas que los asesinos dejaron en el living de la casa de la familia Knack.El exprefecturiano Paz, Godoy y Alegre se sometieron ayer a la pericia científica. No sucedió lo mismo con el cuarto detenido en averiguación del hecho, el suboficial del Ejército Argentino.A propósito de este hombre, trascendió que la Justicia no ha podido, al menos por el momento, recabar pruebas o pistas de solidez en su contra.Los investigadores llegaron a él después de la declaración de Cristian Knack, quien describió el camión Mercedes Benz en que el exprefecturiano solía ir a su casa con el aparente motivo de comprar machimbre.Cristian habría dado hasta la chapa patente del rodado. Entonces los investigadores dieron con él y preguntaron al propietario si acostumbraba a concurrir al aserradero de los Knack. El camionero respondió que no, que en realidad alquilaba el camión al exprefecturiano y que el suboficial del Ejército era quien lo conducía.Con esta información la Policía arrestó al militar, sospechado de haber colaborado en la inteligencia del asalto que terminó en uno de los episodios criminales más truculentos de la provincia.En la causa, en general, Paz y Godoy asoman como los más comprometidos. El primero porque sus huellas dactilares fueron levantadas en el escenario de la masacre. El segundo porque su VW Bora fue visto en los alrededores de la casa de los Knack y una pericia criminalística determinó que habría chocado un poste cercano a la propiedad de las víctimas.La causa está a cargo de la magistrada Alba Kunzmann de Gauchat, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Oberá, sobre quien se encendió la polémica tras la negativa a ablacionar los órganos de Cristian, entre otras cuestiones.Todo sucedió minutos después de las 19.30 del domingo 25 de mayo, cuando los ladrones irrumpieron en la casa del empresario maderero, emplazada sobre el kilómetro 7 de la ruta provincial 5, en jurisdicción de Panambí.Los ladrones -uno de los cuales portaba un arma de fuego- maniataron a Oscar, Graciela, Cristian y Bianca Knack y los encerraron en la habitación matrimonial. Tomaron 300 mil pesos con los que el muchacho había llegado minutos antes por la venta de una carga de machimbre. Ya habían torturado a la pequeña. Antes de escapar, los rociaron con alcohol y prendieron fuego.En el Madariaga, donde agonizó por 36 días, Cristian milagrosamente se recuperó para relatar lo que sucedió. Allí aseguró que mientras escapaba del infierno por una ventana se cruzó con uno de los ladrones, quien ya tenía su rostro descubierto. Lo identificó como el prefecturiano que solía comprarle machimbre a su padre, el mismo cuyas huellas dactilares fueron halladas en la escena, en una caja de zapatos.Lamentablemente, la jueza no estuvo presente durante esa declaración y tampoco exhortó a otro magistrado para que así lo hiciera, por lo que podría ser declarado técnicamente nulo por los abogados defensores. Horas después, Cristian sufrió una recaída y falleció, sin que su testimonio haya sido judicializado, con la gravedad que eso significa para la causa.





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