POSADAS. “Esto es un asalto en serio”, dijeron los ladrones tras disparar al aire y demostrar que no jugaban. Maniataron al joven y se ensañaron con la muchacha: la sacaron de la camioneta y, de a uno, la violaron salvajemente frente a su novio, que no podía hacer más que observar aquella dantesca escena.Siete años después, la Justicia llegó para uno de los autores del hecho. Carlos Alberto Aquino (35) confesó haber sido uno de los dos delincuentes y, en juicio abreviado, aceptó una condena de diez años de prisión por aquel episodio. Su cómplice, identificado como Eduardo Miguel Altamirano, hasta hoy camina libre las calles. Sigue prófugo y de su paradero no hay rastros.El dramático caso sucedió en Apóstoles y encontró punto final, al menos para uno de los delincuentes, días atrás en el Tribunal Penal 1 de Posadas, como pudo confirmar PRIMERA EDICIÓN en base a sus fuentes.En los próximos días Aquino debía comparecer ante ese alto órgano judicial por los delitos de “robo calificado por el uso de arma de fuego, con abuso sexual con acceso carnal calificado”. Sin embargo, por consejo de la defensa decidió confesar el hecho y aceptó un juicio abreviado que firmó ante el Ministerio Público Fiscal.El condenado pasará en prisión varios años, a diferencia de Altamirano, acusado del mismo delito pero quien permanece prófugo desde la noche del miércoles 7 de marzo de 2007.Para la Justicia no quedan dudas de que fueron ellos quienes sorprendieron a una pareja que pasaba la noche a bordo de una camioneta Chevrolet S-10 en un descampado lindero al predio del Aeroclub de Apóstoles, hacia el norte de la localidad.El dúo delictivo sorprendió a la pareja de jóvenes alrededor de las 21 de aquel día. Tras amenazarlos de muerte y amedrentarlos con un disparo al aire, les dijeron que no era una broma y que pagarían con sus vidas si ofrecían resistencia.En el expediente consta que Aquino y Altamirano primero se encargaron de maniatar al muchacho de pies y manos. Después, sacaron a su novia de la S-10, la tiraron en el pasto y la violaron en más de una oportunidad. Ambos.Después del calvario, los delincuentes maniataron también a la joven, les quitaron los teléfonos celulares y el reloj pulsera del muchacho y escaparon en la oscuridad de la noche.Fue la mujer quien logró liberarse de sus ataduras e hizo lo propio con su novio. Aún shockeada, la pareja intentó encender la camioneta, pero su cuota de mala suerte no había acabado: pese a los esfuerzos, el rodado no arrancó y debieron caminar hasta un camino vecinal, donde fueron auxiliados por vecinos de la zona.Llegaron hasta la comisaría y radicaron la correspondiente denuncia. El caso causó enorme conmoción en Apóstoles, una localidad poco habituada aún hoy a hechos de este tipo. Enseguida se montó un operativo que arrojó resultados positivos varias semanas después, con la detención de Aquino.Desde ese momento, el imputado aguardó por el juicio, hasta que, acorralado por la evidencia, decidió confesar la autoría del hecho. Altamirano corrió otra suerte y logró burlar el trabajo policial, al menos hasta ahora. Por el momento no hay novedades sobre su paradero, que sigue siendo un verdadero misterio para los investigadores.




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