PANAMBÍ. A Ramón De Lima (73), lo encontraron con el agua hasta las rodillas en su casa, que estaba ubicada en una de las zonas de la ciudad que más sufrió la inundación: la cercana a la Aduana y a la Municipalidad. Se negaba a abandonar la casa donde había vivido por casi 18 años y las cosas que con tanto esfuerzo había conseguido. Él vivía solo y como pudo, logró rescatar varias de sus pertenencias, las que consiguió poner dentro del camión que fue a buscarlo. Tres días lleva en el Salón de Usos Múltiples de Puerto Panambí. Allí ocupa una pequeña pieza adonde tiene las cosas que le quedaron: una mesa, una valija, sus ropas, un minicomponente, y es el lugar donde no puede contener las lágrimas cuando cuenta su situación, extrema, como la de varios vecinos de la localidad. “La Municipalidad dice que el agua va a bajar, entonces hoy (por ayer martes) ni bien clareó el día me fui a ver cómo estaba mi casa, pero el agua está ahí atrás nomás, está bajando pero muy despacio”, sostuvo sobre cuál es la situación de su hogar. Ni siquiera pudo entrar a él por el barro que hay en esa zona, donde el agua alcanzó los techos de la casa, y no sabe cómo va a hacer para limpiar, porque está solo. “También dicen que va a seguir lloviendo y que va a venir otra inundación. Yo no sé que voy a hacer, estoy ‘pichado’”, dice y llora por la realidad que le toca vivir. Cuando logra calmarse, repite que está bien, que las autoridades lo trataron bien y que la gente del puesto de salud lo atendió y medicó por los problemas de presión que tiene. Sin una fecha segura de retorno a su vivienda, a De Lima -como a muchos otros- sólo le queda esperar.





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