POSADAS. Se acabó la esperanza: después de 36 días de una feroz pelea por la vida, Cristian Knack (25) dijo basta. El único sobreviviente de la masacre de Panambí no soportó las graves lesiones que recibió y falleció ayer, en medio del dolor y la conmoción de familiares y amigos. Y también de la sociedad misionera, que en las últimas horas había elevado sus plegarias en masa por su recuperación.Según trascendió, fue alrededor de las 8.30 de ayer que los médicos de la Unidad Crítica del Hospital Escuela de Agudos Ramón Madariaga le diagnosticaron muerte cerebral al joven. Su situación era más que delicada después de resistir varios paros cardíacos que hicieron mella en su salud y le provocaron una falla multiorgánica. Ya sin posibilidades de que pudiera sobrevivir, finalmente fue desconectado del respirador artificial. “Quedé solo, me destruyeron la familia”, fue una de las pocas frases que pudo hilvanar “Nano”, su hermano, ayer en comunicación telefónica con PRIMERA EDICIÓN. La angustia y el dolor eran el común denominador en sus palabras y en las del resto de sus familiares.Todavía conmocionado por el triste final, el joven que se salvó de la masacre gracias a que al momento del hecho estaba en casa de su novia agradeció a todos los que trabajaron en la atención de Cristian y no se olvidó de los que pidieron a Dios por su hermano.“Hoy ya no hay mucho que decir, solamente agradecer a toda la gente que estuvo orando, a todos los que estuvieron ayudando, a los médicos. Todos hicieron su parte, pero no se pudo lograr. Sabemos que hicieron todo lo posible y estamos más que conformes con la atención y el trato en el hospital”, señaló “Nano”.Este medio pudo confirmar que el joven fue protagonista de un último gesto de amor hacia su hermano, tal como lo definieron sus familiares. Es que, enterado de la triste noticia, decidió donar los órganos de Cristian para prolongar la vida de otros, aunque dicha ablación no había podido ejecutarse todavía al cierre de esta edición (ver recuadro).Justamente por eso es que hasta anoche, al cierre de esta edición, la familia aguardaba por la entrega del cuerpo y no tenía certezas sobre el horario del velorio y entierro de Cristian. Lo único que se sabía es que querían que se hiciera en el mismo templo evangélico del kilómetro 8 de Panambí, donde el pueblo dio el último adiós a sus padres y a su hermanita a fines del mes pasado.Como este medio publicó días atrás, los familiares consideraron un milagro que Cristian haya podido declarar ante las autoridades el último miércoles. Todo más allá de que, según especialistas, ese testimonio ya no podría ser judicializado (ver página 35).Cristian se transformó así en la cuarta y última víctima del feroz asalto que sufrió junto a sus padres, Oscar (43) y Graciela (42), y su hermanita, Bianca (12), alrededor de las 19.30 del domingo 25 de mayo.Aquel día, cinco encapuchados ingresaron a la vivienda de la familia en Panambí, los maniataron, los rociaron con alcohol y los prendieron fuego. Todo para quedarse con alrededor de 300 mil pesos en efectivo que justamente Cristian se había encargado de cobrar por la venta de un cargamento de madera.Por el hecho permanecen detenidas cuatro personas, una de las cuales fue aprehendida gracias al relato que Cristian dio el miércoles en el Madariaga. Fue su último esfuerzo en busca de Justicia. En medio del dolor,una espera inexplicableAnoche, al cierre de esta edición, los familiares de Cristian Knack aguardaban todavía por la autorización de la magistrada Alba Kunzmann de Gauchat para la realización de la ablación de órganos del joven.Una vez que se confirmó la muerte cerebral, “Nano” rápidamente autorizó que se donen los órganos de Cristian “para salvar las vidas de otros”, como comentó a distintos medios.El procedimiento permite salvar vidas y, una vez autorizado por un familiar directo, no debería llevar mayores trámites. Sin embargo ayer a las 22.20 aún no había llegado la autorización desde el Juzgado de Instrucción 1 de Oberá. Familiares y amigos de Cristian no podían entender el porqué de la dilatación, justamente en medio de tanto dolor.Ese retraso era también la causa por la que la familia hasta anoche no había podido organizar las exequias de Cristian, que en principio se llevarían a cabo hoy en el mismo templo evangélico en el que Oscar (43), Graciela (42) y Bianca (12) fueron despedidos semanas atrás, en el denominado “Kilómetro 8” de Panambí. Hasta anoche las incógnitas continuaban, aún sin respuestas.





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