POSADAS. La Jefatura de Policía ordenó triplicar la seguridad de Cristian Knack (25) en el hospital Ramón Madariaga, donde se encuentra internado, luego de conocerse su denuncia donde brindó dos pistas claves para la investigación: identificó a uno de los tres detenidos como autor del asesinato de tres integrantes de su familia y reveló que eran cinco los delincuentes que irrumpieron en su vivienda el día del hecho. Es que hasta el pasado martes a la noche, cuando el único sobreviviente de la masacre de Panambí pudo romper el silencio, los pesquisas manejaban como cuatro el número de criminales que perpetraron el salvaje triple homicidio. Y teniendo en cuenta que para los uniformados tres de los presuntos asesinos ya estarían tras las rejas, se disparó un alerta para tratar de ubicar a dos prófugos. En ese sentido eran febriles los operativos en distintos puntos de la provincia durante la jornada de ayer en busca de los posibles “cuarto y quinto integrantes de la banda de Panambí” . Hasta el momento hay tres sospechosos detenidos, uno de los cuales quedó más complicado en la causa a partir de la identificación que hizo Cristian desde su cama de terapia intensiva del hospital central, donde se encuentra internado desde aquella fatídica tarde del 25 de mayo pasado. Se trata del exprefecturiano Julio Paz, quien fue capturado en San Javier tras el aberrante hecho y quien ya se encontraba en una situación más que comprometedora tras la aparición de sus huellas digitales en una caja de cartón hallada en la escena del hecho. Tal como adelantó ayer PRIMERA EDICIÓN, Cristian Knack -internado con gravísimas quemaduras en su cuerpo-, finalmente pudo declarar ante una comitiva policial-judicial y comprometió al exprefecturiano detenido, al señalarlo como uno de los sujetos que estuvo el día del criminal ataque a su familia. Además, dijo que fueron cinco los integrantes de la banda -no cuatro como se creía desde el principio de la investigación-, que la mayoría cubrió sus rostros con pasamontañas pero que antes de retirarse con 300 mil pesos pertenecientes a la familia (también se había dicho que eran 460 mil, pero el joven aclaró el monto real), logró ver a uno de los delincuentes sin el rostro cubierto. Expresó que se trataba del mismo que les compraba machimbre, es decir, el mismo individuo que uno de sus hermanos, Carlos “Nano” Knack (20), identificó como un asiduo concurrente a la casa para comprar madera días antes del hecho. Es decir, el exprefecturiano. Otro detalle que reveló en exclusiva este diario con respecto a la denuncia de Cristian fue que dijo haber observado un VW Bora gris merodeando la zona poco antes del atraco, el mismo automóvil que la policía le incautó a otro de los detenidos en la causa, Juan Ramón Godoy. Cristian también afirmó que los ladrones los rociaron con alcohol que ellos mismos llevaron, ya que en la casa no había este tipo de combustible, y que, tras torturarlos exigiéndoles, más dinero los prendieron fuego. “Son capaces de cualquier cosa”Fuentes policiales confiaron que la orden de triplicar la guardia en el hospital Ramón Madariaga, más específicamente en la sala de terapia intensiva donde se encuentra internado el único sobreviviente de la masacre, tiene como objetivo impedir cualquier tipo de “atentado” contra la vida del paciente y testigo clave del triple homicidio de su familia. “Son capaces de cualquier cosa, no descartamos que intenten ingresar al nosocomio y atentar contra su vida”, afirmó un portavoz del caso. Declaró un testigoDeclaró ayer uno de los cuatro testigos solicitados por la defensa de uno de los imputados, Juan Ramón Godoy, aunque trascendió que para la Justicia deben comparecer los otros tres (que no se presentaron) para poder establecer la veracidad de sus dichos (según la defensora oficial era para probar que el acusado estuvo en otra localidad el día del hecho). Por otra parte, se aguardan resultados de numerosas pericias, entre ellas muestras y cotejos de ADN y entrecruzamientos de llamadas telefónicas que podrán ser determinantes a la hora de establecer dónde estuvieron los sospechosos detenidos en el momento en que se cometía el triple crimen, más teniendo en cuenta que los acusados aseguran haber estado en Garupá y San Javier al momento de la masacre. La tarde del domingo 25 de mayo pasado, cinco sujetos irrumpieron en la vivienda de las víctimas, en Panambí, y luego de alzarse con 300 mil pesos, las maniataron, torturaron y prendieron fuego. Murieron el empresario maderero Carlos Knack (43) y su esposa Graciela Mojfiuk (42), como así también Bianca (12), hija de la pareja. Además resultó con graves quemaduras Cristian, otro de los hijos de Knack, que actualmente sigue peleando por su vida en el hospital Madariaga y que, por fortuna y milagro, pudo denunciar e identificar a uno de los autores. Operativos en tres localidadesDurante la jornada de ayer y por orden de la Jefatura de Policía se montó un amplio operativo en las localidades de Leandro N. Alem, Oberá y San Javier, en busca de dos posibles sospechosos de integrar la banda de criminales que cometió el triple crimen de Panambí. Pese al hermetismo que existe desde la fuerza, se pudo establecer que en su denuncia el joven sobreviviente de la masacre (Cristian Knack) solamente indicó que vio a uno de los asaltantes y asesinos sin capucha o pasamontañas, por lo que la Policía no contaba con datos fehacientes. No obstante, trascendió que el círculo de amistades y allegados del exprefecturiano detenido como sospechoso estaba bajo la lupa. Hasta el cierre de esta edición no había nuevos demorados en torno al caso, donde actualmente existen tres hombres sindicados como posibles integrantes de la gavilla asesina. Se trata de Pablo Julio Paz (51), conocido en la causa como el exprefecturiano y detenido junto a Juan Ramón Godoy (44) en San Javier, y del chapista Marcial Alegre (45), quien se mantuvo prófugo durante nueve días tras el espeluznante episodio. En cuanto a algunas de las evidencias sólidas con las que cuentan los investigadores se debe mencionar la huella dactilar que vinculó a Paz con la escena del hecho y que fue hallada en la vivienda de los Knack en una caja de zapatos. Además, el VW Bora incautado a Godoy y que fue observado merodeando antes del triple homicidio, y que ahora cobra mayor relevancia porque el joven Cristian refirió que en dicho auto escaparon los autores del hecho. También hubo armas de guerra y pasamontañas incautados en el taller de Marcial Alegre en San Javier. “El prefecturiano era el que le compraba machimbre a papá”OBERÁ (Corresponsalía) Y POSADAS. “Fue un milagro, fue algo sobrenatural. Estuve presente cuando le
tomaban la denuncia y realmente no puedo creer la entereza con la que Cristian pudo hablar, pese a su estado tan delicado de salud. No podía hablar con sonido, lo hacía soplando por la traqueotomía. Momentos antes le tuvimos que comunicar que sus padres y hermanita ya no estaban, que estaban sepultados, ya junto a Dios”. La frase pertenece a Néstor Knack, tío del único sobreviviente de la masacre de Panambí. En diálogo con este diario, Néstor contó detalles exclusivos del relato del testigo ocular del asalto que terminó en un triple homicidio: “Cristian dijo que el tipo que venía a comprar madera al papá era el mismo que estuvo en la noche del asalto. También expresó que era un prefecturiano y que era el mismo que se hizo el ‘querendón’ con la madre y que por eso el papá le había dicho que no vaya más… Lo dijo bien clarito porque yo estuve mientras le tomaban la denuncia”, afirmó Néstor Knack. Acerca de cuándo divisó el rostro del sospechoso, su tío recordó que en la denuncia, Cristian dijo que saltó por la ventana y él “era el único que no tenía capucha, los demás ya estaban a bordo de un VW Bora gris”. Las torturas a la hermanita, el horrorDe acuerdo al relato del tío de Cristian, Néstor Knack, pese a que solamente puede mover ojos y boca (el resto del cuerpo lo tiene quemado), el joven llegó a recordar y revivir el horror que vivió aquel 25 de mayo durante su denuncia. “Cristian dijo que primero lo encerraron a él en una de las habitaciones, luego llevaron a su madre y quedaron solos. Mientras, los delincuentes torturaban frente a su padre a su hermanita de 12 años. Le quebraron las piernas a la criatura y mientras tanto exigían dinero al dueño de casa. Éste les ofreció cheques, pero los ladrones le contestaron que ‘no eran pavos’, que querían efectivo. Hablaban muy poco entre ellos y actuaron rápido. Luego juntaron a los integrantes de la familia y tras amordazarlos, los rociaron con alcohol y los prendieron fuego. Cristian contó que logró zafar pese a las graves quemaduras y saltar por una ventana, y es ahí donde logra ver a un sujeto al que reconoció porque le compraba machimbre a su padre y era prefecturiano. Recordó que se había quitado la capucha y tenía un cuchillo en su mano. Lo miró y le dijo ‘acostate, acostate’, y subió junto a sus cómplices en un VW Bora de color gris”. Finalmente, Néstor contó que, de acuerdo a la denuncia de su sobrino, los asesinos irrumpieron por la parte trasera de la casa, cuando la familia compartía una torta.





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