POSADAS. El placer por el deporte los juntó hace ya varios años y, aunque son todos médicos, aseguran que en sus aventuras no hablan de medicina ni de trabajo. El último desafío que encararon juntos fue la competencia de mountain bike más grande de Latinoamérica, que tiene lugar cada año en Río Pinto (Córdoba), donde participaron 5.100 corredores de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile y México. Fueron junto a otras once personas del grupo deportivo del que forman parte: “Yaguareté”. PRIMERA EDICIÓN reunió un domingo en la Costanera al anestesiólogo Adrián Lafert; el traumatólogo y deportólogo Ramón Cerenich; el ginecólogo Luis Daniel Flores (presidente del Colegio Médico de Misiones); el médico deportólogo, kinesiólogo y profesor de Educación Física, Pedro Zacharuk y la pediatra y deportóloga Silvina Farras. “La prueba es muy exigente pero no es exclusiva de la gente de elite, también participan amateurs. Son 86 kilómetros en la sierra, con muchas subidas y bajadas, vados, piedras, arena… Nos encontramos con todos los terrenos posibles. Fue una experiencia espectacular”, contó Silvina Farras. Con amigos y espíritu deportivoTodos hicieron actividades físicas desde que tienen uso de razón pero coincidieron que empezaron a disfrutarlo más a fondo cuando se sumaron a grupos deportivos. Según contó Farras, “siempre hice actividad física pero nunca fui una deportista avezada. Hace más o menos cinco o seis años, empecé a practicar más seriamente, con mayor disciplina, y me enganché con las competiciones tanto de trekking, atletismo como de mountain bike. Ahora entreno todos los días, haciendo complemento con pesa y algo de aeróbico; los fines de semana salimos a andar en bicicleta o alguna actividad grupal para fortalecer el grupo y entrenar juntos. Empezamos esto juntos, con mi marido, digamos que yo lo enganché con esto de las carreras…”, contó divertida. También sus hijos de once, doce y catorce años son muy deportistas, “nos acompañan a todos lados, todavía no hacen bicicleta pero viven el deporte tanto como nosotros”. Según indicó, desde el grupo Yaguareté “tratamos no sólo de disfrutar del deporte sino también la preservación de la naturaleza, el compañerismo, vida sana… creemos que todo eso hace al espíritu deportivo”.Relató que “hacemos muchas actividades en grupo, casi siempre viajamos todos juntos y hacemos lío donde vamos. En Río Pinto, el grupo Yaguareté tuvo mucha participación activa y social. Y tenemos entre nosotros a la segunda princesa nacional de mountain bike: Viviana Contreras. Y aclaro que en esta elección de reina, eran pocas las corredoras, pues la mayoría eran promotoras. Nuestra corredora, que es muy linda, ¡les ganó a todas las promotoras!”, remarcó feliz. Con su bici de paseo Pedro Zacharuk es médico deportólogo, profesor de Educación Física y kinesiólogo. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN confesó que “toda mi vida hice actividad física, atletismo, vóleibol, básquetbol, fútbol… pero no me gustaban las pruebas de larga distancia, todo lo que sea maratón, ciclismo y esas cosas. Fue mi señora la que empezó hace cuatro o cinco años con el grupo Yaguareté y yo hacía la parte logística: cargaba las bicicletas y esas cosas. Hace un año y medio decidí sumarme también, no tengo una bicicleta de competición sino de paseo… con esa empecé y todavía sigo ¡con esa misma me fui a Río Pinto y logré terminar la carrera!”.Destacó que, “por supuesto que es un esfuerzo individual pero participar en grupo o en pareja ayuda muchísimo porque lo hace mucho más divertido. Nosotros (grupo Yaguareté) prácticamente visitamos toda la provincia en bicicleta, fuimos por tierra, piedra y cruzamos arroyos. Eso es mountain bike”. Cambio de mentalidad El traumatólogo y deportólogo Ramón Cerenich contó que empezó a andar en bicicleta en 2008 “de manera amateur y recreativa porque era parte de la rehabilitación después de una cirugía de rodilla. En 2011 me enganché con el grupo Yaguareté y de ahí ya no paré. Sin dudas, practicar con un grupo de amigos te da una contención y un empuje extra”. Recordaron que empezaron con diez personas “y ahora ya somos casi 50. Trabajamos en solidaridad con hogares de niños, ancianos y discapacitados; hospitales, escuelas rurales, aldeas aborígenes y eso nos motiva mucho”. Aunque los índices de sedentarismo de la población no mejoraron en los últimos años, aseguraron que “de a poco está cambiando la mentalidad de la sociedad en general, tenemos más en cuenta el tema de la alimentación, la actividad física, inclusive ya hay oficinas públicas del Estado que están dando a sus empleados una hora o una hora y media del horario de trabajo para que puedan ir al gimnasio”.





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