POSADAS. Son casi 16 hectáreas repletas de tumbas. Las hay pequeñas, medianas y grandes que varían entre colores como el blanco, gris, celeste, rosado y marrón. El lugar está rodeado de paredes repletas de nichos, ubicados de manera que encierran a este conjunto de cámaras destinadas al descanso de los difuntos. También hay panteones, familiares o de sociedades, hoy construcciones añejas que reflejan el paso del tiempo en sus ventanas rotas, en el mármol ajado y los azulejos marchitos.El cementerio La Piedad es el camposanto municipal, adonde descansan los posadeños. En el lugar se realizan entre cinco y nueve inhumaciones por día, a diferencia de la época en que se hacía solamente una. Es que Posadas creció y el cambio demográfico es indiscutible. Como consecuencia de dicho crecimiento, existe la idea de que el cementerio se va a quedar sin lugar. Sin embargo, desde la administración informaron que se crearon espacios nuevos en los sectores 1, 3, 4, 5 y 6, que, según Edgar Salinas, actual administrador, estaban en desuso y, frente a la demanda, se están poniendo a disposición. Además, el sector 7 también está en proceso de acondicionamiento para su posterior uso. La Ordenanza 118/82 sostiene que la Municipalidad concede el arrendamiento por un período de cinco años. Una vez concluido este lapso de tiempo, tiene la potestad para disponer de los restos y llevarlos a un nicho, lo que también va generando lugares disponibles. En este momento hay 25 pozos abiertos y los traslados que se realizan a otros cementerios también van creando nuevos emplazamientos. La limpiezaActualmente, el cementerio cuenta con un grupo que se encarga de mantener el lugar sin pastizales y que cambia regularmente las bolsas de los botes de basura. Pero el problema surge con los visitantes. “La gente no colabora, rompe la basura, abre los paquetes de velas o de flores y las tiran en cualquier lado, no son capaces de buscar un tacho de residuos”, aseguró Salinas. “Las personas no vienen a ver a sus muertos y, si bien nosotros nos encargamos de hacer la limpieza del lugar, da mucho dolor ver que hay tumbas que hace años nadie viene a visitar y por esa razón se encuentran descuidadas”, indicó Hugo Daniel Olivio, encargado de limpieza del camposanto. Lo que mucha gente no sabe es que los encargados de la limpieza sólo pueden cortar el pasto que está alrededor de la tumba, no pueden tocar los pastizales o “yuyos” que crecen dentro de ellas, y cuando el familiar se acerca, rápidamente se queja por el estado de la sepultura. “Todos tenemos a personas acá, a veces es lamentable ver cómo la gente se olvida de sus muertos”, comentó el administrador. Otra problemática son los frentistas del cementerio, que, como si fuese un amplio lugar de desechos, arrojan su basura en las veredas que rodean la necrópolis. “Hay que tener respeto por la gente que está descansando acá”, pidió Salinas y agregó: “Todos, queramos o no, vamos a venir en algún momento o tenemos un familiar sepultado acá. Si bien hay gente que todos los días viene a las cinco de la mañana para dejarlo limpio, no hay por qué utilizar a las veredas como el basurero de la ciudad”.A la situación de la limpieza hay que agregarle que desde la última tormenta en la ciudad, se cortó el alumbrado público en una gran parte de la manzana. “Estamos llamando para que vengan a arreglar, pero aún no hemos tenido respuestas. Sólo hay tres guardias de seguridad y, sin luz, su trabajo se hace aún más complicado”, finalizó Salinas. Uno de los problemas, la falta de pago La alta morosidad en el pago de las tasas anuales es uno de los principales problemas a los que se enfrenta el municipio. De un tiempo a esta parte, comenzó con una campaña de concientización para que las personas se presenten a regularizar la situación en el pago del arrendamiento. Hubo edictos judiciales publicados en diarios y se empapeló el cementerio con avisos. Si bien mucha gente se acercó a acordar un plan de pago, son varios los que brillan por su ausencia. “Con el cambio demográfico que tuvo la ciudad, mucha gente se mudó de casa y no actualizó su domicilio. Entonces es prácticamente imposible encontrarlos. Hay jubilados que están eximidos de pagar la tasa anual, pero una vez por año deben presentar el recibo de sueldo y no vienen”, indicó el administrador Salinas, quien remarcó que “la Municipalidad puede exhumar los restos y llevarlos a un nicho de urna si no se paga la tasa, pero el familiar se enoja cuando se entera y no sabe que estuvimos buscándolo”.También existe la posibilidad de renunciar al arrendamiento. Si ese es el deseo, se llega a un acuerdo para retirar los restos y llevarlos al osario municipal, ubicado en el mismo predio, para luego volverlos a sepultar en una fosa común.





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