BUENOS AIRES (DyN). Cuando fue presentado como técnico del seleccionado argentino, el sábado 6 de agosto de 2011, Alejandro Sabella tenía en mente su primera gran decisión y por eso apenas tres días más tarde viajó a Europa para comunicarle a Lionel Messi que sería el capitán de su barco, el “único líder”.Sabella se presentó en Barcelona acompañado por el preparador físico Pablo Blanco, su hombre de máxima confianza, y en una reunión en la que también participó Javier Mascherano, capitán del seleccionado hasta ese momento, le comunicó al rosarino que llevaría la cinta.“Iba a ser bueno para los jugadores y para él. Los jugadores sabían que iba a ser el líder indiscutido”, sentenció Sabella en una afirmación que desnudó cuál fue su primer desafío: convertir a Messi en el “único líder” del equipo.El técnico entendió siempre que nadie debía siquiera pensar en echar sombra sobre el liderazgo de Messi. Todos debían estar convencidos en ponerse detrás de él, aunque éste sea un liderazgo por momentos silencioso, anclado en la certeza de todos de que es él quien lleva la bandera.“Hay diferentes liderazgos. Nosotros buscábamos un liderazgo único, que no se comparta. Buscábamos que todos se encolumnaran detrás de él”, remarcó Sabella, casi tres años después de aquella primera gran decisión y a las puertas del Mundial en el que su capitán, el “único líder”, sabe que los ojos de la enorme mayoría de los argentinos se posarán sobre él.En ese convencimiento de Sabella se pueden leer, acaso, algunas de las razones por las que Carlos Tevez, el jugador al que el clamor popular intentó hacer regresar al seleccionado, nunca fue parte del proceso. Debido a su personalidad el “Apache” difícilmente se encolumnaría sin chistar detrás del nuevo capitán.También en Barcelona pero casi 28 años antes, en una de las primeras tardes de la primavera de 1983, Carlos Salvador Bilardo, designado para reemplazar a César Luis Menotti el 23 de abril, se presentó en la casa en la que vivía Diego Maradona y le confirmó que desde ese día sería el capitán del seleccionado en lugar de Daniel Passarella, quien había llevado la cinta en 1978 y en 1982.A Maradona y a Messi, incomparables por carácter y personalidad, los une la presión de ser líderes. Uno por su juego y rebeldía, el otro por la ascendencia que le da sobre el grupo el ser considerado casi unánimemente el mejor jugador del mundo.





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